} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 25 Junio LA BUENA SEMILLA

domingo, 25 de junio de 2017

25 Junio LA BUENA SEMILLA


Lucas 22; 39-42

'Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.
   Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación.
   Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,
   diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya."

Jesús comprendía el peligro de la tentación del diablo, como también la debilidad del hombre. Si no oramos y velamos, hay peligro de entrar sin darnos cuenta en tentaciones que nos pueden destruir. "Velar" significa estar vigilante, mantenerse despierto, esperando tentaciones y pruebas y estando prevenidos. "Orar" significa que no confiamos en nosotros mismos sino en Dios, y que necesitamos ayuda de El para encontrar la salida de toda tentación (1Corintios10:13) y para tener la fuerza espiritual para soportar toda prueba.
Jesús pidió a los discípulos que oraran para que no entraran en tentación porque El sabía que muy pronto los iba a dejar. También sabía que necesitarían más fortaleza para enfrentar la tentación que se avecinaba: la de huir o la de negar su relación con El. Además, estaban a punto de verlo morir. ¿Seguirían creyendo que era el Mesías?
La tentación más fuerte sería creer que los engañaron.

Nunca es malo expresar nuestros verdaderos sentimientos a Dios. Jesús expuso su temor frente a las aflicciones venideras, pero a la vez reafirmó su decisión de hacer la voluntad de Dios. La copa a la que se refiere significa la agonía terrible que tendría que enfrentar; no solo el horror de la crucifixión, sino peor aun, la separación total de Dios que experimentaría a fin de morir por los pecados del mundo.

Cada descripción que dan los evangelistas de la disposición mental con que nuestro Señor enfrenta este conflicto, prueba la terrible naturaleza del ataque, y el perfecto conocimiento anticipado de sus terrores que poseía el manso y humilde Jesús.
Aquí hay tres cosas que no están en los otros evangelistas:

1. Cuando Cristo agoniza se presenta un ángel del cielo que le fortalece. Parte de su humillación fue tener que ser fortalecido por un espíritu ministrador.

2. Estando en agonía oró más fervorosamente. La oración, aunque nunca es inoportuna, es especialmente oportuna cuando agonizamos.

3. En esta agonía su sudor fue como grandes gotas de sangre que caían. Esto muestra el sufrimiento de su alma. Debemos orar también para ser capacitados para resistir hasta derramar nuestra sangre en la lucha contra el pecado, si alguna vez se nos llama a eso. 

¡La próxima vez que en tu imaginación te detengas a deleitarte en algún pecado favorito, piensa en sus efectos como los que ves aquí!
Mira sus terribles efectos en el huerto de Getsemaní y desea profundamente odiar y abandonar a ese enemigo, con la ayuda de Dios, y rescatar pecadores por los cuales el Redentor oró, agonizó y sangró.

¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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