} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿RECONOCES A DIOS EN TU VIDA?

sábado, 17 de junio de 2017

¿RECONOCES A DIOS EN TU VIDA?



Hageo 1; 5    
(OSO)  Pues así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Pensad bien sobre vuestros caminos.

(NVI 1999)  Así dice ahora el Señor Todopoderoso: «¡Reflexionen sobre su proceder!

(RV 1862)  Pues así dijo Jehová de los ejércitos: Pensád bien sobre vuestros caminos:

(RV 1909)  Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pensad bien sobre vuestros caminos.

(RV 1960)  Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.

(RV 1995)  Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos:  Meditad bien sobre vuestros caminos.

(RVA)  Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: ‘Reflexionad acerca de vuestros caminos.

(Oro*)  Ahora, pues, esto dice el Señor de los ejércitos: Poneos a considerar seriamente vuestros procederes.

(VM)  Ahora pues, así dice Jehová de los Ejércitos: ¡Considerad vuestros caminos!

(RV1602)  Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pensad bien sobre vuestros caminos.

(LBLA)  Ahora pues, así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos.


Dios preguntó a su pueblo, "¿Cómo pueden vivir en el lujo cuando mi casa está en ruinas?" El templo era un símbolo de la relación de Judá con Dios, sin embargo todavía permanecía sin terminar. Mientras más arduamente el pueblo trabajaba para sí mismo, menos tenía, porque ignoraba su vida espiritual. Lo mismo nos ocurre a nosotros. Si colocamos a Dios en el primer lugar, El suplirá nuestras necesidades más profundas. Si lo colocamos en cualquier otro lugar, todos nuestros esfuerzos serán fútiles. Si usted se preocupa sólo por sus necesidades físicas mientras que ignora su relación con Dios lo llevará a la ruina.  Considerad seriamente si vosotros habéis ganado algo, con buscar lo propio y sacrificar lo de Dios


  Debido a que el pueblo no había puesto a Dios en el primer lugar de su vida y sus posesiones materiales no lo satisfacían. Se concentraron en construir y embellecer sus propias casas, pero la bendición de Dios fue aplazada ya que Él no estaba en el primer lugar de su vida. Moisés predijo que este sería el resultado si el pueblo se olvidaba de Dios (Deuteronomio_28:38-40).

  El problema de Judá era que tenía confundidas sus prioridades. Como Judá, nuestras prioridades relacionadas con el trabajo, la familia y la obra de Dios están a menudo confundidas. Los trabajos, las casas, las vacaciones y las actividades de recreación pueden tener un lugar importante en nuestra lista y no Dios. ¿Qué es lo más importante para usted? ¿En qué lugar está Dios en su lista?

  Grano, uvas y olivos eran la principal cosecha de Israel en este tiempo.

  El pueblo comenzó la reconstrucción del templo tan sólo 23 días después del primer mensaje de Hageo. Era muy raro que el mensaje de un profeta produjera una respuesta tan rápida. Cuán a menudo escuchamos un sermón y respondemos, "Ese es un punto excelente, debemos hacer eso", sólo para salir de la iglesia y olvidar que debemos actuar. Estas personas pusieron sus palabras en acción. Cuando usted escuche un buen sermón o una lección, pregunte qué es lo que debe hacer al respecto, y luego haga planes para ponerlo en práctica.

Los empleados por Dios pueden ser sacados de su obra por una tormenta, pero deben retornar a ella. No dijeron que no construirían un templo sino, no todavía. Así, pues, los hombres no dicen que nunca se arrepentirán ni se reformarán, ni serán religiosos sino, no todavía. Así queda sin hacer el gran negocio para hacer el cual fuimos mandados al mundo. Hay en nosotros la tendencia a pensar mal de los desalientos en nuestro deber como si fueran una exoneración de nuestro deber cuando son sólo para probar nuestro coraje y fe. Descuidaron la edificación de la casa de Dios para tener más tiempo y dinero para las cosas mundanas.
Para que el castigo corresponda al pecado, la pobreza que pensaron evitar no edificando el templo, Dios la trajo por no edificarlo. Se han pensado muchas buenas obras, pero no se han hecho porque los hombres supusieron que no había sido el tiempo apropiado. Así, pues, los creyentes dejan pasar las oportunidades de ser útiles, y los pecadores demoran los beneficios para sus almas hasta que es demasiado tarde.
Si trabajamos sólo para la comida que perece, como aquí los judíos, corremos el riesgo de perder nuestro esfuerzo, pero estamos seguros que no será en vano en el Señor, si trabajamos por la comida que a vida eterna permanece. Si deseamos tener el consuelo y la continuidad de los goces temporales, debemos tener a Dios como Amigo nuestro.
Cuando Dios cruza nuestros asuntos temporales y nos topamos con problemas y desilusiones, encontramos que la causa es que la obra que tenemos que hacer para Dios y por nuestras almas, se deja sin hacer y buscamos nuestras cosas más que las cosas de Cristo. ¡Cuántos que dicen que no se pueden dar el lujo de dar para obras de piedad o caridad, suelen dar diez veces más para gastos innecesarios en sus casas y en sí mismos! Ajenos a sus propios intereses son los que se preocupan mucho por adornar y enriquecer sus casas, mientras el templo de Dios en sus corazones está desperdiciado.
El gran interés de cada uno es aplicarse al deber necesario de examinarse a sí mismo y tener comunión con nuestros propios corazones acerca de nuestro estado espiritual. El pecado es por lo que debemos responder; el deber es lo que debemos hacer. Pero muchos de los rápidos para mirar los caminos ajenos, son negligentes con el propio. Si se ha descuidado un deber no hay razón para seguir descuidándolo. Cualquiera sea la cosa en que Dios se complazca cuando está hecha, nosotros debemos complacernos en hacerla. Que los que postergaron su regreso a Dios, retornen con todo su corazón mientras haya tiempo.

Un efecto de estar bajo maldición es entrar en confusión, y así dejar de reconocer lo que está sucediendo (Deuteronomio 28:28). Este era el caso aquí. La maldición afectaba su comida, su bebida, su vestido y el dinero. Esta experiencia de dejar de ver la mano de Dios en nuestros problemas es común entre los creyentes hoy en día; no comprendemos los efectos del pecado que toleramos en nuestras vidas (Amós 4). Esto no significa que todos los desastres son por causa del pecado, sino más bien que el pecado tiene consecuencias (Oseas 8:7).

El problema de la gente con el dinero no era que le faltara, puesto que tenían casas enmaderadas y ganaban jornales. Más bien, era que su dinero perdía rápidamente su valor. El efecto dañino de la inflación se ve aquí como de origen espiritual, un hecho que a menudo es ignorado hoy cuando se hacen intentos por enfrentar la inflación sin investigar las causas subyacentes.

La sequía alcanzó hasta al rocío (Deuteronomio. 11:10-17; 28:23). Los efectos marcados de la maldición resaltan más (Deuteronomio 28:18, 38-40). La desobediencia del pueblo había hecho que la clase de vida que se describe en el Salmo 104:10-23 pareciera un sueño distante.

La palabra de Dios sugiere que su casa había de ser reconstruida en el mismo sitio y con el mismo plan. Este propósito era tal que Dios se complacería en él y recibiría honra de él. Este sigue siendo su deseo hoy para su pueblo, que funciona como un edificio espiritual (1 Corintios 3:9-17).
Cuando Dios habla, es la misma vida de Dios la que se transmite. Esa es la clave de todo despertamiento espiritual

¡Maranatha!

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