} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 20 Junio LA BUENA SEMILLA

martes, 20 de junio de 2017

20 Junio LA BUENA SEMILLA


Salmo 121: 3-5

“No dará tu pie al resbaladero,  Ni se dormirá el que te guarda.   He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador;  Jehová es tu sombra a tu mano derecha.”

En estos versículos se destacan cuán cuidadosa es la protección de Dios sobre sus hijos. Este cántico expresa la seguridad y la esperanza en la protección de Dios de día y de noche. El no solo hizo los montes, sino también los cielos y la tierra. Nunca debemos confiar en un poder menor al de Dios. El no solo es Todopoderoso, sino también vela por nosotros. Nada lo desvía ni disuade. Estamos seguros. Nunca dejaremos de necesitar el incansable cuidado de Dios sobre nuestras vidas.
No se le escapa ningún detalle. Ni se adormecerá significa que Dios no deja de fijarse en los detalles de cada uno. Los peligros son desconocidos, pero la seguridad es indudable.
   ¡El Señor que ha redimido a su hijo Israel (Éxodo 4:22) no lo perderá ahora camino a casa! 
Sólo un Dios infinito puede poner tal atención en detalles, tan constantemente y a cada uno de los millones de creyentes. El compañero divino se interpone entre nosotros y todo peligro, real o imaginario.
A la sombra protectora del Dios de Israel podían los peregrinos emprender la dura marcha, seguros de que nada desagradable les había de ocurrir, porque la solicitud del Todopoderoso velará por ellos.
El salmista, pues, recoge los pensamientos y ansias de los peregrinos de Sión para inculcarles confianza al emprender la ruta hacia el lugar santificado por la presencia de Jehová. Parecen oírse las exhortaciones mutuas de los peregrinos que se lanzan por el camino de la ciudad santa, esperando divisar pronto los “montes” sobre los que descansa el santuario del Dios de Israel, desde el que mantiene vigilancia sobre sus devotos para que nada nocivo les sobrevenga. Parece que se oye la voz de los peregrinos, que se animan mutuamente por palabras de fe y de esperanza, mientras que se dirigían hacia Jerusalén para cumplir una vez más, en el centro de la vida y del culto nacional, la relación de Jehová con Israel y con cada israelita individualmente, como su guardián a través de todas las vicisitudes de la vida. El peregrino levanta sus ojos para contemplar en el horizonte las siluetas lejanas de los montes que rodean la ciudad santa. En una de ellas, la colina de Sión, descansa el Templo de Jehová. Justamente, desde el santuario de Jerusalén provendrá el socorro a los piadosos que se confían a su Dios, que es nada menos que el Hacedor de cielos y tierra. Esta alabanza del salmista tiene por objeto sembrar confianza en todos aquellos, que pueden dudar antes de exponerse a los peligros de una dura peregrinación   El Creador, con su omnipotencia, les garantiza su protección.

El salmista sigue destacando la seguridad que tiene en Dios, pues él no sólo le guarda de los peligros del camino, sino de todo mal, guarda toda su vida.
¡Qué confianza nos da saber que esta protección es segura desde ahora y para siempre!

¡¡Maranatha! ¡¡Sí, ven Señor Jesús!!

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