Isaías 51; 3
“Ciertamente consolará el SEÑOR a Sion, consolará todas sus soledades,
y tornará su desierto como paraíso, y su soledad como huerto del SEÑOR; se
hallará en ella alegría y gozo, confesión y voz de cantar”
Para los privilegiados por el nuevo nacimiento, es bueno que
consideren que fueron formados en pecado. Esto debiera hacernos pensar de
nosotros en forma humilde, provocar los pensamientos más elevados sobre la
gracia divina.
El consuelo más grande es haber sido hecho útil para la gloria de
Dios. Mientras más santidad tengan los hombres, y más bien hagan, más alegría
tienen. Reflexionemos seriamente en nuestra culpa. Hacerlo así tiende a
mantener humilde el corazón, y despierta y sensible la conciencia. Hacen a Cristo
más precioso para el alma y da fuerzas a nuestros intentos y oraciones por los
demás.
Isaías 35; 1
“Se
alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará, y florecerá como
lirio.”
Judea era próspera en la época
de Ezequías, pero el reino de Cristo es el propósito del gran tema. La gracia
que convierte hace que el alma, que era un desierto, se regocije con gozo y
canto, y florezca abundantemente.
El débil y pusilánime es animado. Este es el designio del evangelio.
El miedo debilita; mientras más luchamos en su contra, más fuertes somos, para
hacer y sufrir; y él que nos diga: Sé fuerte, es darnos la ayuda de Uno que es
poderoso. Se da la seguridad del acercamiento del Mesías para vengarse de las
potestades de las tinieblas, para recompensar con abundante consuelo a los que
se lamentan en Sion; Él vendrá y salvará. Vendrá de nuevo al final del tiempo
para castigar a los que han trastornado a su pueblo; y para dar descanso a
quienes fueron perturbados, lo que será una recompensa plena por todos sus problemas.
¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor
Jesús!
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