} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL LEGALISMO RELIGIOSO

sábado, 10 de junio de 2017

EL LEGALISMO RELIGIOSO

A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, Jesús dijo también esta parábola: "Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como éste publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aún alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador." Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será exaltado.( Lucas 18:9-14)

Los fariseos eran legalistas religiosos que habían logrado desarrollar un método de interpretación de los libros de la ley, el cual requería prácticas minuciosas y detallistas para llegar a la santidad. Los fariseos confiaban en su conocimiento meramente intelectual, en su interpretación tradicional de las leyes de Dios y se consideraban a sí mismos justos, exaltándose por creerse más buenos, o más santos o más religiosos o más sabios que los demás.

Jesús les llamó hipócritas porque “aparentaban” ser justos, pero su corazón estaba lleno de maldad. Los legalistas  modernos creen que poseen la verdad, y atacan a todo aquel que disienta de sus interpretaciones, o defienden su verdad a capa y espada.

Nosotros sabemos que la Palabra de Dios no necesita que nadie la defienda, la Palabra de Dios se defiende sola. La Biblia es un libro que está vivo y que habla a cada cual según sus necesidades personales, y habla además a diferentes grupos de personas, gentiles, cristianos, y judíos en lo general.
La Biblia va mucho más allá de interpretaciones religiosas. No se puede encajonar, porque la verdad no se puede encerrar. La Palabra de Dios va hasta donde Dios quiere y hace lo que Dios quiere que haga, sin tomar en cuenta nuestra posición.

Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora... Y a ella (Jesús) le dijo, tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa (fariseos), comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste que también perdona pecados?  (Lucas 7:39 y 49)

Los fariseos se caracterizan por criticar y después juzgar todo lo que los rodea, creyendo que son mejores que los demás. Se consideran con méritos suficientes por sus décadas de dedicación a escudriñar e impartir la Palabra. Ven la paja en el ojo ajeno, pero no ven la viga en el propio. Murmuran entre si, los que se erigen con poder, inyectan dudas a los que los  rodean  respecto a determinada persona, por lo general alguien que no es fariseo como ellos. Pueden perjudicar grandemente a una persona creyendo firmemente que están sirviendo a Dios, creen que los motiva la justicia, cuando en realidad Satanás está detrás de cada una de sus murmuraciones, contiendas y dudas. Los fariseos son como "aves de mal agüero", su presencia presagia peligro.

Pero algunos de ellos decían: Por beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios. Otros para tentarle, le pedían señal del cielo. ( Lucas 11:15-16)

Aparte de creer que saben todo, que son justos, sabios y santos, los fariseos no son capaces de reconocer cuándo Dios está actuando con poder en la vida de alguien, sino que, sin empacho alguno, emiten su juicio: Está endemoniado.

Y entre ellos forjan clanes de poder, para anular a cualquier a que no se somete a sus principios. También y por la misma naturaleza corrupta de sus corazones son personas que pueden ser usadas por el diablo para tratar de tentar a los hijos de Dios. El legalista trabaja sutilmente, sabe usar las palabras con los acentos adecuados para provocar las reacciones deseadas, y actúa creyendo sinceramente que lo que hace lo hace para servir a Dios. También se auto justifican diciendo que son buenos porque nunca han matado a nadie, porque van a la iglesia puntualmente, imparten enseñanza, ayunan, oran, pero no se dan cuenta que sus lenguas se mueven con la velocidad de la serpiente, para fulminar a otros. Los fariseos levantan el dedo acusador para desviar la atención de los demás, para que nadie se dé cuenta de sus propios pecados, de la triste condición de su pobre corazón entenebrecido.

Ahora bien,  los fariseos  limpian lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de rapacidad y de maldad. Necios, ¿ el que hizo lo de afuera, no hizo también lo de adentro? ( Lucas 11:39)

En este pasaje de la escritura, los fariseos se alarmaron porque Jesús no se lavó las manos antes de comer. ¡Hasta en eso se fijaban! Los legalistas buscan los más mínimos defectos en los demás, los juzgan, levantan contienda y división en contra de ellos, hasta despedazarlos; generan grandes divisiones y ellos nunca son responsables de nada, los malos son siempre los que se marchan, ellos siempre salen de rositas.
Lo hicieron con Jesús, al cual asesinaron por no soportar que fuera diferente, que predicara la LIBERTAD de alabar a Dios por sus maravillas, porque predicó a los pecadores y se sentaba a comer y beber con ellos. ¡Los fariseos no pueden sentarse a comer y beber con pecadores, porque los juzgarán por sus pecados! Por su fruto los conocereis,  decía Jesús.

Más ¡ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer sin dejar de hacer aquello. ( Lucas 11:42)

Los legalistas cuidan mucho las apariencias, pero se olvidan fácilmente del amor y la justicia de Dios. Del amor porque se inflan hablando pero no mueven ni un dedo por el hermano en apuros. Miran hacia otro lado, como si tal cosa. Predican del amor y del perdón cuando en sus vidas no lo viven. Dicen pero no hacen.
Si Dios fuera legalista, ¿desde cuándo todos nosotros estaríamos muertos?. Pues la palabra de Dios dice que POR CUANTO TODOS pecaron están destituidos de la gracia de Dios. Y que aquél que se dice libre de pecado, aparte de estar mintiendo, hace a Dios mentiroso. Ese es el primer paso para NO SER legalista. Tener compasión por los pecadores, y reconocer que nosotros estamos o estuvimos ahí, y por LA GRACIA DE DIOS, y no por nuestras obras, fuimos salvos. Y si Dios lo hizo conmigo, y contigo, lo puede hacer con todos los pecadores que se arrepientan. Por lo tanto, tenemos que amarlos como Cristo amó a su iglesia, y dio su vida por ella. Nosotros debemos predicar arrepentimiento en amor, y la justicia debemos dejársela a Dios.

¡Ay de vosotros, fariseos! Que amáis  las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben. (Lucas 11: 43-44)

Desgraciadamente, los fariseos están activos y vivos en la iglesia de hoy, como lo estuvieron hace más de dos mil años cuando crucificaron a mi Señor. Se esconden, espían, levantan sus oídos para oír conversaciones  ajenas, y luego esparcen rumores falsos. Dejan que los incautos recien llegados confíen en ellos y en cuanto éstos se equivocan, abren sus fauces para acusarlos y luego devorarlos. Confrontar a un legalista es participar de legalismo. Lo primero que dirán es, perdóname, no lo volveré a hacer, pero inmediatamente después se ofenden, y actúan en consecuencia, preparan planes de destrucción, y los ejecutan. Solo la gracia y el Poder y la protección sobrenatural de Dios pueden librarnos de sus maquinaciones. Pero sabemos que lo hicieron con mi Señor, y lo siguen haciendo contra todos los nacidos de nuevo, hoy en día. ¡Que el mismo Señor los reprenda!

¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! Porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aún con un dedo las tocáis! (Lucas 11:46)
¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! Porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se los impedisteis! Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; acechándole y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle. (Lucas 11:52-53)

¿Te es Familiar? A mí sí. Los fariseos legalistas te critican como haces tu  servicio al Señor,  si asistes a los cultos, si eres activo como ellos,  pero no son capaces de comprometerse ellos mismos en ninguna necedidad que les implique ir más allá de lo personal. Envidian el ministerio que puedas realizar sin contar con ellos, pero no le piden a Dios que los use en su servicio. Imponen cargas que uno apenas puede llevar mientras ellos de lejos miran sin intentar ayudar. Si algún  creyente se atreve a crecer en el Señor, de inmediato lo bajan. Ponen trampas y esperan con la paciencia de cazadores a que los incautos o simples caigan en ella, para luego maquinar el rechazo y aislamiento. Los fariseos odiaban a Jesús porque Él era libre, y hablaba con libertad y denuedo la VERDAD. Porque no se sometía a la religión ni vino a imponer una religión nueva, SINO QUE VINO A MOSTRARNOS EL CAMINO AL CIELO por Gracia, no por obras, por eso lo mataron. ¡Demonio tiene, dijeron!

Guardaos de la levadura de los fariseos que es la hipocresía. Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas. (Lucas 12:1-3)

Ponerse al mismo nivel  con una persona que vive bajo el yugo del legalismo, además de ser peligroso, es desgastante y vano, lo sé por experiencia.
Nosotros no somos el espíritu Santo para convencer a nadie de sus pecados. Pero sí podemos pedir al Espíritu Santo en nosotros que les convenza. Debemos orar cada día pidiéndole a Dios que toda obra oculta dentro de la iglesia se manifieste, y que todo lo que se hable en tinieblas se proclame en las azoteas. El cuerpo de Cristo no puede cargar con el peso de los fariseos a cuestas por décadas; los fariseos tienen que ser expuestos y removidos, por el propio peso de sus hipocresías, por la justicia de Dios, y porque Él lo prometió. Si tú has sido víctima de estas aves rapaces dentro de tu iglesia, lo primero que debes hacer es PERDONARLOS porque no saben lo que hacen, nunca lo han sabido, y si Jesús perdonó a los fariseos de su tiempo que a gritos proclamaban ¡Crucificadle! Nosotros tenemos que perdonarles para que LA SALVACION verdadera llegue a ellos. Tenemos que liberarlos de la ofensa y entregarlos en las manos de Dios.
Nosotros sabemos, porque la Biblia dice que ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo! Por lo tanto, y por amor a Cristo, ora pidiéndole a Dios que esos fariseos puedan ver el amor de Cristo en ti, y se arrepientan y se conviertan a Él.
Si tú que lees esto; has participado de legalismo en contra de mis hermanos en Cristo, y tienes el espíritu de fariseo en ti, arrepiéntete de tu pecado pues el Señor Jesucristo viene pronto, y separará la cizaña del trigo, ponte a cuentas con todos aquellos que hayas ofendido, y pídeles perdón para que puedas disfrutar de la bendición de Dios que es a través de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Dios te perdonará y cambiará tu vida, si tú reconoces que había orgullo, legalismo e hipocresía en ti,   Satanás no se enseñoreará de ti nunca más.

¡Maranatha!

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