Tito 1:13-16 Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos
duramente, para que sean sanos en la fe,
no
atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de
la verdad.
Todas las cosas son puras para los
puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su
mente y su conciencia están corrompidas.
Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo
abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.
La peculiaridad de la fe judía era la
multiplicación de reglas y normas. Esto, lo otro y lo de más allá estaban
catalogados como inmundos; este, ese y aquel alimentos se mantenía que eran
tabú. Cuando se aliaban el judaísmo y el gnosticismo, hasta el cuerpo se volvía
inmundo, y los instintos naturales del cuerpo se tenían por malos. El resultado
inevitable era que se estaban creando constantemente listas interminables de
pecados. Era pecado tocar esto o aquello; o comer este o aquel alimento; hasta
casarse y tener hijos era pecado. Cosas que eran buenas en sí mismas o
completamente naturales se consideraban inmundas.
En estos versículos Pablo está diciendo, "Ustedes, los falsos
hermanos judíos, son los impuros, y no ciertas carnes; y eso se debe a sus
mentes y conciencias corrompidas. Todas las cosas amorales son limpias en sí.
Pero para ustedes el efecto de la deshonestidad moral es que nada es puro, y su
mente y su conciencia están corrompidas. Por eso Dios no les acepta en nada.
Todo lo que ofrecen a Dios queda impuro".
El error es caracterizado brevemente en dos aspectos. Pablo dice
únicamente que el error se ocupa de mitos judíos. ¿Qué hay que entender con
esta expresión? Sin duda Pablo piensa en las fábulas rabínicas, que están
ayunas de toda verdad. Se trata aquí muy verosímilmente, como en la primera
carta a Timoteo, de narraciones fantásticas y de especulaciones sobre textos
del Antiguo Testamento y listas genealógicas que debían impresionar muy
profundamente. Estas doctrinas presentan claramente un origen judío pero
también denuncian las huellas de un error posterior muy peligroso, la gnosis.
Una segunda característica del error es la siguiente: dan oídos «a preceptos de
hombres que se vuelven de espaldas a la verdad». Por el versículo siguiente
aparece claro que con esta expresión se piensa en la observancia de las
prescripciones judías referentes a la pureza legal y el uso de ciertos
alimentos.
La doctrina errónea, los «preceptos de hombres»,
contraviene por tanto el orden creador y salvador de Dios, se aparta de la
verdad, Si por el contrario está manchado el sentimiento y la conciencia de un
hombre, entonces para él todo es impura. Él puede también abusar y profanar lo
más bello y noble, porque, movido por su mala intención, puede abusar de ello
con avidez perversa de placer. La pureza no está en las cosas de la naturaleza,
sino en la actitud del corazón. La actitud interna como alma del comportamiento
moral es la que decide sobre todo. Por consiguiente, estos herejes, con su
concepción rígidamente ascética de la vida se encuentran en oposición a la
verdad del Evangelio; ellos «se vuelven de espaldas a la verdad»
Jesús cuando estaba hablando de las innumerables
reglas y normas de los judíos dijo: «Nada hay fuera de la persona que la pueda
contaminar entrando en ella; pero lo que sale de la persona, eso es lo que la
contamina» (Marcos 7:15).
Lo que cambia las cosas es el corazón. Si uno es puro de corazón, todas las
cosas le son puras; si es inmundo de corazón, entonces hace inmundo todo lo que
piensa o dice o toca. El que tiene una mente sucia lo ve todo sucio. Puede
tomar las cosas más inocentes, y cubrirlas de tizne. Pero el que tiene la mente
limpia, encuentra limpias todas las cosas.
Una persona llega a sus decisiones y conclusiones usando dos
facultades. Una, la inteligencia, para pensar las cosas; y otra, la
conciencia, para escuchar la voz de Dios. Pero si tiene la inteligencia
pervertida hasta tal punto que no ve más que el lado sucio de todo, y si tiene
la conciencia oscurecida y enmudecida por consentir continuamente el mal, no
puede tomar ninguna decisión correcta.
Se describe a los falsos maestros. Los ministros fieles deben oponerse
a ellos en el momento oportuno para que la necedad de ellos se haga manifiesta,
para que no sigan adelante. Tenían una baja finalidad en lo que hacían;
sirviendo un interés mundano so pretexto de la religión: porque el amor al
dinero es raíz de todo el mal. Los tales deben ser resistidos y avergonzados,
por la sana doctrina de las Escrituras. Las acciones vergonzosas, el reproche
de los paganos, deben estar lejos de los cristianos; la falsedad y la mentira,
la astucia envidiosa y la crueldad, las costumbres brutales y sensuales, la
ociosidad y la pereza, son pecados condenados hasta por la luz de la
naturaleza. Pero la mansedumbre cristiana dista tanto del disimulo cobarde del
pecado y del error como de la ira y la impaciencia. Aunque haya diferencias
nacionales de carácter, sin embargo, el corazón del hombre de toda época y lugar
es engañoso y perverso. Pero las reprensiones más agudas deben apuntar al bien
del reprendido; la fe sana es muy deseable y necesaria. Nada es puro para los
que son corrompidos e incrédulos; ellos abusan y hacen pecado de las cosas
buenas y lícitas. Muchos profesan conocer a Dios, pero en sus vidas lo niegan y
rechazan. Vemos el miserable estado de los hipócritas, como los que tienen una
forma de piedad, pero están sin su poder; de todos modos, no estemos tan
dispuestos a acusar de esto a los demás, como cuidadosos de que no se aplique a
nosotros.
Algunas personas ven todo bueno a su alrededor, mientras que otros ven
sólo lo malo. ¿Cuál es la diferencia? Nuestras almas vienen a ser filtros por
medio de los cuales es posible percibir lo bueno o malo. Los puros (aquellos
que tienen a Cristo en control de sus vidas) aprenden a ver la bondad y la
pureza aun en medio de la maldad. Pero los corrompidos e incrédulos encuentran
lo malo en todo porque sus mentes y corazones malos pintan de ese color aun lo
bueno que ven y oyen. Aquello con lo que elegimos llenar nuestra mente afectará
la manera en que pensamos y actuamos. Dirijamos nuestros pensamientos a Dios y
a su Palabra, y descubriremos la bondad más y más, aun en este mundo malo.
Llenemos nuestra mente con lo que es bueno y quedará muy poco espacio para lo
que es malo (Filipenses 4:8).
Cada uno tiene que
mantener limpio el escudo blanco de su inocencia. Si deja que la impureza le
infecte la mente, lo verá todo a través de una niebla sucia. La mente le
ensuciará todos los pensamientos que entren en ella; la imaginación le llenará
de concupiscencia todas las imágenes que forme; malentenderá todos los motivos;
le dará un doble sentido a todo lo que se diga. Para huir de esa impureza
debemos caminar en la presencia purificadora de Jesucristo.
Cuando una persona
cae en ese estado de impureza, puede que conozca a Dios intelectualmente, pero
su vida desmiente ese conocimiento. Podemos descubrir tres actitudes acerca de
esa persona.
Es repulsiva.
Hay algo repelente en la persona que tiene
una mente obscena, que hace chistes lascivos y es un maestro en insinuaciones
sucias.
Es desobediente. Una
persona así no puede obedecer la voluntad de Dios. Tiene la conciencia
entenebrecida. Se ha hecho tal que ya apenas si puede oír la voz de Dios, así
es que mucho menos obedecerla. Una persona así no puede ser más que una mala
influencia, y está descalificada para ser un instrumento en las manos de Dios.
Se
hace inútil para sus semejantes y para Dios. La palabra que se usa
para inútil es interesante, adókimos. Se usa para describir una
moneda falsa que no tiene el peso ni el metal debidos. Se usa para describir a
un soldado cobarde que falla a la hora de la batalla. Se usa para un candidato
que se rechaza para un puesto, alguien a quien sus conciudadanos consideran un
inútil. Se usa de una piedra que rechazan los edificadores. La prueba
definitiva de la vida es la utilidad, y la persona que tiende siempre a lo
inmundo no le sirve para nada a sus semejantes ni a Dios. En vez de ayudar a la
obra de Dios en el mundo, la entorpece; y la inutilidad invita al desastre.
En vista del carácter difícil de estas personas, Pablo aconseja que
tomen medidas enérgicas. A ellos es preciso tapar la boca; deben ser
reprendidos severamente y Tito no debe prestarles atención. Pablo cree
que no vale la pena discutir con ellos, pero Tito debe concentrarse en
reprenderlos a fin de que puedan llegar a ser sanos en la fe. Este es un
acercamiento positivo que es aun de gran valor a la hora de tratar con los que
se apartan de la verdad. El versículo 15 proporciona una observación más para
ayudar a Tito, porque los de mentes corrompidas no reconocerán la pureza. Una
vez que la mente está corrompida la conciencia rápidamente sigue el ejemplo.
Pablo se da cuenta de que los falsos maestros son sutiles ya que tienen
apariencia de ser religiosos (profesan conocer a Dios) pero sus acciones
contradicen esto. Podría pensarse que Pablo habla de una manera excesivamente
derogatoria de ellos pero esto muestra el horror que sienten aquellos que conducen
a otros a desviarse. La importancia de una correcta comprensión de la doctrina
cristiana no podría ser establecida de una forma más contundente.
Muchas personas proclaman conocer a Dios, haber nacido de nuevo. ¿Cómo
podemos saber que nos dicen la verdad? No podremos saberlo a ciencia cierta en
esta vida, pero un aspecto de sus vidas nos dirá rápidamente lo que ellos
valorizan y notaremos si sus vidas se mantienen ordenadas alrededor de las
prioridades del Reino. La forma en que vivimos dice mucho acerca de lo que
creemos (1Juan_2:4-6).
Otra
característica de los falsos creyentes: presumen de un conocimiento más sublime
de Dios. Aquí se ofrece una huella muy clara de la herejía posterior y muy
peligrosa: la gnosis. El Apóstol vuelve a aludir sencilla y brevemente a esta
pretensión. Piedra de toque para todo conocimiento de Dios, y con ello para la
herejía, es la vida práctica cristiana. El que pretende conocer a Dios, pero le
niega mediante su manera de obrar, mediante su vida de cada día, es abominable
para Dios: «El que dice que le conoce y no guarda sus mandamientos, miente, y
la verdad no está en él».
¿Qué es lo
que la gente sabe acerca de Dios y acerca de nuestra fe al observar nuestra
vida?
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