} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: PUREZA DE CONCIENCIA Y DE MENTE

sábado, 24 de junio de 2017

PUREZA DE CONCIENCIA Y DE MENTE

   

Tito 1:13-16  Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe,
   no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.
   Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.
                                                                                
La peculiaridad de la fe judía era la multiplicación de reglas y normas. Esto, lo otro y lo de más allá estaban catalogados como inmundos; este, ese y aquel alimentos se mantenía que eran tabú. Cuando se aliaban el judaísmo y el gnosticismo, hasta el cuerpo se volvía inmundo, y los instintos naturales del cuerpo se tenían por malos. El resultado inevitable era que se estaban creando constantemente listas interminables de pecados. Era pecado tocar esto o aquello; o comer este o aquel alimento; hasta casarse y tener hijos era pecado. Cosas que eran buenas en sí mismas o completamente naturales se consideraban inmundas.
En estos versículos Pablo está diciendo, "Ustedes, los falsos hermanos judíos, son los impuros, y no ciertas carnes; y eso se debe a sus mentes y conciencias corrompidas. Todas las cosas amorales son limpias en sí. Pero para ustedes el efecto de la deshonestidad moral es que nada es puro, y su mente y su conciencia están corrompidas. Por eso Dios no les acepta en nada. Todo lo que ofrecen a Dios queda impuro".

El error es caracterizado brevemente en dos aspectos. Pablo dice únicamente que el error se ocupa de mitos judíos. ¿Qué hay que entender con esta expresión? Sin duda Pablo piensa en las fábulas rabínicas, que están ayunas de toda verdad. Se trata aquí muy verosímilmente, como en la primera carta a Timoteo, de narraciones fantásticas y de especulaciones sobre textos del Antiguo Testamento y listas genealógicas que debían impresionar muy profundamente. Estas doctrinas presentan claramente un origen judío   pero también denuncian las huellas de un error posterior muy peligroso, la gnosis. Una segunda característica del error es la siguiente: dan oídos «a preceptos de hombres que se vuelven de espaldas a la verdad». Por el versículo siguiente aparece claro que con esta expresión se piensa en la observancia de las prescripciones judías referentes a la pureza legal y el uso de ciertos alimentos.

La doctrina errónea, los «preceptos de hombres», contraviene por tanto el orden creador y salvador de Dios, se aparta de la verdad, Si por el contrario está manchado el sentimiento y la conciencia de un hombre, entonces para él todo es impura. Él puede también abusar y profanar lo más bello y noble, porque, movido por su mala intención, puede abusar de ello con avidez perversa de placer. La pureza no está en las cosas de la naturaleza, sino en la actitud del corazón. La actitud interna como alma del comportamiento moral es la que decide sobre todo. Por consiguiente, estos herejes, con su concepción rígidamente ascética de la vida se encuentran en oposición a la verdad del Evangelio; ellos «se vuelven de espaldas a la verdad»
Jesús  cuando estaba hablando de las innumerables reglas y normas de los judíos dijo: «Nada hay fuera de la persona que la pueda contaminar entrando en ella; pero lo que sale de la persona, eso es lo que la contamina» (Marcos 7:15). Lo que cambia las cosas es el corazón. Si uno es puro de corazón, todas las cosas le son puras; si es inmundo de corazón, entonces hace inmundo todo lo que piensa o dice o toca. El que tiene una mente sucia lo ve todo sucio. Puede tomar las cosas más inocentes, y cubrirlas de tizne. Pero el que tiene la mente limpia, encuentra limpias todas las cosas.
Una persona llega a sus decisiones y conclusiones usando dos facultades. Una, la inteligencia, para pensar las cosas; y otra, la conciencia, para escuchar la voz de Dios. Pero si tiene la inteligencia pervertida hasta tal punto que no ve más que el lado sucio de todo, y si tiene la conciencia oscurecida y enmudecida por consentir continuamente el mal, no puede tomar ninguna decisión correcta.
Se describe a los falsos maestros. Los ministros fieles deben oponerse a ellos en el momento oportuno para que la necedad de ellos se haga manifiesta, para que no sigan adelante. Tenían una baja finalidad en lo que hacían; sirviendo un interés mundano so pretexto de la religión: porque el amor al dinero es raíz de todo el mal. Los tales deben ser resistidos y avergonzados, por la sana doctrina de las Escrituras. Las acciones vergonzosas, el reproche de los paganos, deben estar lejos de los cristianos; la falsedad y la mentira, la astucia envidiosa y la crueldad, las costumbres brutales y sensuales, la ociosidad y la pereza, son pecados condenados hasta por la luz de la naturaleza. Pero la mansedumbre cristiana dista tanto del disimulo cobarde del pecado y del error como de la ira y la impaciencia. Aunque haya diferencias nacionales de carácter, sin embargo, el corazón del hombre de toda época y lugar es engañoso y perverso. Pero las reprensiones más agudas deben apuntar al bien del reprendido; la fe sana es muy deseable y necesaria. Nada es puro para los que son corrompidos e incrédulos; ellos abusan y hacen pecado de las cosas buenas y lícitas. Muchos profesan conocer a Dios, pero en sus vidas lo niegan y rechazan. Vemos el miserable estado de los hipócritas, como los que tienen una forma de piedad, pero están sin su poder; de todos modos, no estemos tan dispuestos a acusar de esto a los demás, como cuidadosos de que no se aplique a nosotros.

Algunas personas ven todo bueno a su alrededor, mientras que otros ven sólo lo malo. ¿Cuál es la diferencia? Nuestras almas vienen a ser filtros por medio de los cuales es posible percibir lo bueno o malo. Los puros (aquellos que tienen a Cristo en control de sus vidas) aprenden a ver la bondad y la pureza aun en medio de la maldad. Pero los corrompidos e incrédulos encuentran lo malo en todo porque sus mentes y corazones malos pintan de ese color aun lo bueno que ven y oyen. Aquello con lo que elegimos llenar nuestra mente afectará la manera en que pensamos y actuamos. Dirijamos nuestros pensamientos a Dios y a su Palabra, y descubriremos la bondad más y más, aun en este mundo malo. Llenemos nuestra mente con lo que es bueno y quedará muy poco espacio para lo que es malo (Filipenses 4:8).
Cada uno tiene que mantener limpio el escudo blanco de su inocencia. Si deja que la impureza le infecte la mente, lo verá todo a través de una niebla sucia. La mente le ensuciará todos los pensamientos que entren en ella; la imaginación le llenará de concupiscencia todas las imágenes que forme; malentenderá todos los motivos; le dará un doble sentido a todo lo que se diga. Para huir de esa impureza debemos caminar en la presencia purificadora de Jesucristo.

Cuando una persona cae en ese estado de impureza, puede que conozca a Dios intelectualmente, pero su vida desmiente ese conocimiento. Podemos descubrir tres actitudes acerca de esa persona.
  Es repulsiva.   Hay algo repelente en la persona que tiene una mente obscena, que hace chistes lascivos y es un maestro en insinuaciones sucias.
  Es desobediente. Una persona así no puede obedecer la voluntad de Dios. Tiene la conciencia entenebrecida. Se ha hecho tal que ya apenas si puede oír la voz de Dios, así es que mucho menos obedecerla. Una persona así no puede ser más que una mala influencia, y está descalificada para ser un instrumento en las manos de Dios.
  Se hace inútil para sus semejantes y para Dios. La palabra que se usa para inútil es interesante, adókimos. Se usa para describir una moneda falsa que no tiene el peso ni el metal debidos. Se usa para describir a un soldado cobarde que falla a la hora de la batalla. Se usa para un candidato que se rechaza para un puesto, alguien a quien sus conciudadanos consideran un inútil. Se usa de una piedra que rechazan los edificadores. La prueba definitiva de la vida es la utilidad, y la persona que tiende siempre a lo inmundo no le sirve para nada a sus semejantes ni a Dios. En vez de ayudar a la obra de Dios en el mundo, la entorpece; y la inutilidad invita al desastre.
En vista del carácter difícil de estas personas, Pablo aconseja que tomen medidas enérgicas. A ellos es preciso tapar la boca; deben ser reprendidos severamente y Tito no debe prestarles atención. Pablo cree que no vale la pena discutir con ellos, pero Tito debe concentrarse en reprenderlos a fin de que puedan llegar a ser sanos en la fe. Este es un acercamiento positivo que es aun de gran valor a la hora de tratar con los que se apartan de la verdad. El versículo 15 proporciona una observación más para ayudar a Tito, porque los de mentes corrompidas no reconocerán la pureza. Una vez que la mente está corrompida la conciencia rápidamente sigue el ejemplo. Pablo se da cuenta de que los falsos maestros son sutiles ya que tienen apariencia de ser religiosos (profesan conocer a Dios) pero sus acciones contradicen esto. Podría pensarse que Pablo habla de una manera excesivamente derogatoria de ellos pero esto muestra el horror que sienten aquellos que conducen a otros a desviarse. La importancia de una correcta comprensión de la doctrina cristiana no podría ser establecida de una forma más contundente.
Muchas personas proclaman conocer a Dios, haber nacido de nuevo. ¿Cómo podemos saber que nos dicen la verdad? No podremos saberlo a ciencia cierta en esta vida, pero un aspecto de sus vidas nos dirá rápidamente lo que ellos valorizan y notaremos si sus vidas se mantienen ordenadas alrededor de las prioridades del Reino. La forma en que vivimos dice mucho acerca de lo que creemos (1Juan_2:4-6).
 Otra característica de los falsos creyentes: presumen de un conocimiento más sublime de Dios. Aquí se ofrece una huella muy clara de la herejía posterior y muy peligrosa: la gnosis. El Apóstol vuelve a aludir sencilla y brevemente a esta pretensión. Piedra de toque para todo conocimiento de Dios, y con ello para la herejía, es la vida práctica cristiana. El que pretende conocer a Dios, pero le niega mediante su manera de obrar, mediante su vida de cada día, es abominable para Dios: «El que dice que le conoce y no guarda sus mandamientos, miente, y la verdad no está en él».  


 ¿Qué es lo que la gente sabe acerca de Dios y acerca de nuestra fe al observar nuestra vida?

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