} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 29 abril; estudiando la Palabra de Dios en la Biblia

lunes, 29 de abril de 2019

29 abril; estudiando la Palabra de Dios en la Biblia



Lucas 13; 10-13
Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo, y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, has quedado libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios.  

       Esta es la última vez que se nos dice que Jesús estuvo en una sinagoga. Está claro que a estas alturas las autoridades ya le tenían marcado para pillarle en alguna palabra o acción por la que pudieran condenarle.
El tiempo de Jesús es un tiempo de decisión otorgado por Dios: comienzo de la eterna perdición, comienzo de la salvación eterna. La curación de la mujer encorvada es señal del alborear del tiempo de salvación. En pocos rasgos, pero con profundo sentido, se representa lo que significa el tiempo de Jesús. Delante de Jesús, la gran miseria: una mujer que lleva dieciocho años bajo el dominio del mal espíritu, enferma, encorvada, sin posibilidad de erguirse, completamente inclinada hacia la tierra, sin dirigir la mirada hacia arriba. Jesús se enfrenta con esta miseria: mira a la mujer lleno de compasión, la llama, le dirige su palabra, le impone las manos. Con esto se esboza todo lo que Jesús hacía siempre. La salvación alborea en esta mujer: ella se ve libre de las cadenas de Satán y de la enfermedad, se yergue y cobra alientos, se ve en libertad para glorificar a Dios. Lo que la primera aparición en la sinagoga había mostrado en forma programática, se cumplió también ahora: «Proclamar libertad a los cautivos y recuperación de la vista a los ciegos» (Luc 4,18). La salud está aquí.
Jesús sanó a una mujer que no había podido ponerse derecha en dieciocho años; y entonces intervino el presidente de la sinagoga. No tuvo valor para decírselo, a Jesús en la cara, sino dirigió sus protestas al público, aunque iban contra Jesús. Jesús había obrado una curación en sábado; técnicamente, eso era hacer un trabajo, así es que había quebrantado el sábado. Pero Él contestó a sus oponentes con los argumentos de estos. Los rabinos denunciaban la crueldad con los animales, y aun en sábado era perfectamente legal soltar a los animales de los establos para llevarlos a beber. Y Jesús les preguntó: " Si se puede desatar a un animal para llevarlo a beber el sábado, Dios ve bien el que se desate a esta pobre mujer de su enfermedad en sábado.»
(i) El presidente de la sinagoga y sus semejantes eran personas que amaban más el sistema que a la gente. Les parecía más importante que se cumplieran sus leyecillas que se curara a una mujer.
Uno de los grandes problemas de la civilización y del desarrollo es la relación del individuo con el sistema. En tiempo de guerra el individuo no cuenta. Deja de ser una persona para convertirse en un número de un conjunto por edad, trabajo que puede hacer, etc. Se mete en el mismo saco a un grupo de hombres, no como individuos, sino como munición viva; se los designa con una terrible palabra: " prescindibles». Una persona se convierte en un mero artículo en una estadística, incluso en muchas denominaciones “cristianas”.
En el Evangelio, el individuo está por encima del sistema. Se puede decir que sin el Evangelio no puede haber democracia, porque el Evangelio es lo único que garantiza y defiende el valor de la persona individual. Si se llegan a desterrar de la vida política y económica los principios cristianos, no quedará nada que pueda mantener a raya el estado totalitario en el que el individuo se pierde en el sistema y existe, no por sí, sino por y para el sistema.
Lo sorprendente es que el culto del sistema también suele invadir la iglesia. Hay muchos eclesiásticos -sería un error llamarlos cristianos- que están más interesados en métodos de gobierno eclesiástico que en el culto a Dios y el servicio a los hombres. Trágicamente es verdad que la mayor parte de los problemas y conflictos de las iglesias se producen por cuestiones legalistas de procedimiento.
En el mundo y en la iglesia corremos siempre peligro de amar el sistema más que a las personas.
(ii) La intervención de Jesús en este asunto deja suficientemente claro que no es la voluntad de Dios que ningún ser humano sufra ni un momento más de lo que sea absolutamente necesario. La ley judía establecía que era legal el ayudar a alguien el sábado si estaba en peligro de muerte. Si Jesús hubiera pospuesto la curación de aquella mujer hasta el día siguiente, nadie se lo habría criticado; pero para Él no se debe permitir que el sufrimiento continúe hasta mañana si se puede remediar hoy. Una y otra vez se pospone en la vida un buen proyecto hasta que se cumplan ciertos requisitos técnicos o legales. " El que da pronto da dos veces», decía un proverbio latino. No hay razón suficiente para dejar para mañana la ayuda que se puede prestar hoy.
¡Maranatha! Si, ven Señor Jesús.


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