Lucas 18; 1
Y les
refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo
tiempo, y no desfallecer,
Insistir
en nuestras oraciones hasta obtener respuesta no significa una repetición sin
fin, ni estar en reuniones de oración prolongadas y tediosas. La oración
perseverante implica ser constantes en nuestras peticiones delante de Dios,
como si viviéramos por El de día en día, con la certeza de que responderá.
Cuando vivimos por fe, no debemos rendirnos. Dios puede demorar su respuesta,
pero siempre tendrá buenas razones y no debemos confundirlas con negligencia de
su parte. Al persistir en la oración, crecemos en carácter, fe y esperanza.
1
Tesalonicenses 5; 17 orad sin
cesar;
Efe_6:18; Col_1:3;
1Ti_2:1, “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres”. Al orar a Dios hablamos con El. El
orar no es simplemente meditar; más bien, es la expresión de alabanza, de
peticiones, de acción de gracias, etc. Es la voz de nuestro corazón. Es la
comunicación con el Padre.
Dice Pablo, orad sin cesar; es decir, no dejando de orar y
no orando solamente “de vez en cuando”, sino regularmente, perseverando en la
oración. Jesús habló dos parábolas para
enfatizar la importancia de orar sin desmayar, Luc_11:5-13; Luc_18:1-8. Debemos
orar sin cesar y no sólo en el tiempo de alguna emergencia. Para mucha gente el
orar está en la misma categoría que el llamar la policía o los bomberos. Pero
“El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable”
(Pro_28:9). “Gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré” (Eze_8:18). ¿Qué
pedirá el pecador? ¿el perdón? (Isa_55:7; Hch_2:38). ¿La fe? (Rom_10:17). ¿La
salvación? (Hch_11:14; Mar_16:16).
El ejemplo de Jesús bien ilustra el orar sin cesar:
Luc_3:21; Luc_5:15-16; Luc_6:12; Luc_9:18; Luc_9:29; Luc_11:1; Luc_22:31;
Luc_22:44; Luc_23:34. No sólo oró El mismo, sino que también nos enseña que
nosotros debemos orar, (Mat_7:7-11), y nos enseña cómo orar (Mat_6:9-13).
¿De qué consiste la oración?:
(1) Alabar a Dios: “Santificado sea tu
nombre”; “Dad a Jehová la honra debida a su nombre” (1Cr_16:29); “Temed a Dios,
y dadle gloria” (Apo_14:7); “Y salió del trono una voz que decía: Alabad a
nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes”
(Apo_19:5). “Alabad al Señor todos los gentiles, Y magnificadle todos los pueblos”
(Rom_15:11).
(2) Orar por el reino de Dios: antes del día
de Pentecostés los discípulos habían de orar, “Venga tu reino”. El reino fue
establecido, pero la petición que sigue (“Hágase tu voluntad, como en el cielo,
así también en la tierra”) está muy relacionada con la primera, pues los que
hacen la voluntad de Dios son trasladados al reino (Col_1:13). Sin cesar
debemos orar que la voluntad de Dios se haga para que su reino se extienda
sobre la tierra. Entonces urge que enseñemos la palabra de Dios para que la
gente haga su voluntad.
(3) Acción de gracias: Flp_4:6; Col_2:7;
Col_3:15; Col_4:2.
(4) Pedir el pan de cada día, pues “Y te
afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías
tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan
vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el
hombre” (Deu_8:3); es decir, el hombre no vive simplemente porque tiene pan que
comer, sino porque Dios “es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas”
(Hch_17:25).
(5) Pedir la salud (3Jn_1:1-2) y la seguridad
(Mat_24:20).
(6) Pedir el perdón.
Con toda sinceridad debemos reconocer nuestras faltas y humildemente pedir que
Dios nos perdone. 1Jn_1:8-9; Stg_5:16.
(7) Pedir la sabiduría,
Stg_1:5-7; 1Re_3:9.
(8) Hacer súplicas y
rogativas por todos los hombres, mayormente por los gobernantes (1Ti_2:1-2).
(9) Orar por los
enemigos (Mat_5:44; Luc_23:34; Hch_7:60).
(10) Pedir que Dios
envíe más obreros a su mies (Mat_9:38).
¿Cuándo debemos orar?:
(1) Orar antes de tomar decisiones
importantes. Luc_6:12, “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la
noche orando a Dios. 13 Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió
a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles”.
(2) Orar antes de eventos
importantes. Por ej., antes de los eventos del día de Pentecostés, “Todos éstos
perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre
de Jesús, y con sus hermanos”, Hch_1:14.
(3) Orar cuando sufrimos aflicciones físicas.
2Re_20:1-5; Stg_5:13-15.
(4) Orar cuando estamos
preocupados y ansiosos. Flp_4:6-7; 1Pe_5:7. “En mi angustia invoqué a Jehová, Y
clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de
él, a sus oídos” (Sal_18:6); “A Jehová clamé estando en angustia, Y él me
respondió” (Sal_120:1).
(5) Orar antes de
entrar en pruebas severas, Mat_26:36-46.
(6) Orar en medio de
aflicciones, Hch_16:25.
(7) Orar después de los
grandes eventos de la vida. Mat_14:23.
(8) Orar en medio de
las actividades de la vida, Luc_5:15-16.
(9) Orar cuando pecamos
(confesando pecados). Sal_51:1-19
. (10) Orar al
despedirnos de hermanos amados. Hch_20:36-38.
(11) Orar en los
últimos momentos de la vida. Hch_7:59-60.
¿Dónde debemos orar?:
(1) A solas, Mat_6:6; Mat_14:23; Mar_1:35;
(2) en el hogar (todo
padre debe orar por su familia, cada madre debe orar por su familia y cada hijo
debe orar por su familia; “Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío,
yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a
nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer”
(Juec 13:8).
(3) con hermanos, Hch_4:31; Hch_12:5.
¿Quiénes están calificados para orar?:
(1) los que guardan los mandamientos de Dios y
hacen las cosas que son agradables delante de El, 1Jn_3:22;
(2) los que piden
conforme a la voluntad de Dios (1Jn_5:14);
(3) los que permanecen
en Cristo (Jua_15:7);
(4) los que perdonan a
otros (Mat_6:12-15);
(5) los justos
(1Pe_3:12; Stg_5:16);
(6) los que piden con fe (Stg_1:5-7).
¿Cuáles son los estorbos de la oración?:
(1) El pedir con egoísmo, Stg_4:3, “Pedís, y
no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”.
(2) El tener pecado en
la vida. “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me
habría escuchado” (Sal_66:18).
(3) El no ayudar al necesitado. “El que cierra
su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído” (Pro_21:13).
(4) El no perdonar. “Y cuando estéis orando,
perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está
en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” (Mar_11:25).
(5) Problemas entre esposos, 1Pe_3:7.
Jesús enseña la importancia de perseverar en la oración
(Mat_7:7-11; Luc_11:5-13; Luc_18:1-8). Debemos orar como Ana (1Sa_1:10), como
Ezequías (2Re_20:5); como Elías (Stg_5:17); como Pablo (2Co_12:7-8) y, sobre
todo, como Jesús.
Es necesario siempre decir “sea hecha no la voluntad mía,
sino la tuya” (Mat_26:44; 2Co_12:7-8). Dios nos da lo que pedimos o algo mejor.
A veces lo que pedimos no es bueno para nosotros (como los padres no siempre
dan a sus hijos lo que piden).
¿Estamos conscientes de nuestras flaquezas y debilidades y
nuestra dependencia de Dios? ¿No debemos, pues, orar fervientemente por la
ayuda de Dios en medio de tantas dificultades, tentaciones y pruebas?. Si de
todo corazón creemos en Dios y en su poder para ayudarnos, si no pedimos su
ayuda, sin duda será porque en realidad nos sentimos adecuados e
independientes. El santo que está consciente del poder de Dios y de su propia
dependencia, ora sin cesar. Los discípulos que no oran tienen que sufrir las
consecuencias de este descuido: los fracasos, la ausencia de gozo y
tranquilidad en su corazón, los corajes, el desaliento, etc. Sin faltar la
oración nos trae gozo y la fuerza de Dios.
¿Cómo puede el cristiano hacer tantas cosas sin cesar o siempre?
Si está haciendo una cosa siempre, ¿cómo puede estar haciendo otra cosa
siempre? Dice Pablo, “Sin cesar damos gracias a Dios” de que los tesalonicenses
recibieron el mensaje como “es en verdad la palabra de Dios” (2:13); los
filipenses siempre habían obedecido (Flp_2:12), y deberían regocijarse siempre
(Flp_4:4), y los corintios deberían estar “creciendo en la obra del Señor siempre”
(1Co_15:58), “en todo momento” debemos tener memoria de las cosas escritas por
Pedro (2Pe_1:15). ¿Cómo podemos hacer tantas cosas siempre ? Dice Rom_12:12,
“constantes en la oración”; es decir, no dejando de orar (Luc_18:1, “También
les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no
desmayar”). “Perseverad en la oración” (Col_4:2). La “religión” de Cristo es la
religión de siempre. No es la religión de “de vez en cuando”. No es la religión
de “cuando sea conveniente”. Hacemos su voluntad siempre como Cristo hacía la
voluntad del Padre siempre (Jua_8:29)
¡Maranata! ¡Sí, ven
Señor Jesús!
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