} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 1 Abril 2019: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

lunes, 1 de abril de 2019

1 Abril 2019: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.



Salmo 91; 14-15
 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;  Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.  Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia;  Lo libraré y le glorificaré.

Pase lo que pase, nada dañará al creyente, aunque se desaten problemas y aflicciones, no será para dañarlo, sino para su bien, aunque momentáneamente no sean causa de gozo sino de tristeza. Quienes conocen rectamente a Dios depositarán su amor en Él. Orando le invocan constantemente. Su promesa es que, a su debido tiempo, librará al creyente de la dificultad y, mientras tanto, está con él en la tribulación. El Señor administrará todas sus preocupaciones mundanas y preservará su vida en la tierra, en tanto cuanto sea bueno para él. Para animarse en esto, mira a Jesús. Vivirá lo suficiente hasta que haya acabado la obra para la cual fue enviado a este mundo, y esté listo para el cielo. ¿Quién desearía vivir un día más de lo que Dios tenga establecido para hacer alguna obra sea por Él o en Él? Un hombre puede morir joven, pero estar satisfecho con su vida. Pero el impío no está satisfecho ni siquiera con una vida larga. El conflicto del creyente termina en el largo plazo; ha terminado para siempre con los problemas, el pecado y la tentación.

Santiago 5; 16
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

Hay una obvia conexión entre este versículo y los dos anteriores. La confesión y la oración aquí son mandadas como requisitos para la sanidad del enfermo que había pecado.
Los verbos "confesaos" y "orad" aparecen en imperativo presente, y por eso significan "estar confesándose (u orando) de continuo", o "habitualmente". Es un deber diario que tienen los cristianos de estar confesando sus pecados (al cometerlos) unos a otros, y de estar orando unos por otros. Hch_8:24; 1Jn_5:16. Hch_12:5; Flp_1:3; Col_1:3; 2Ts_3:1. No hay nada de "confesión auricular" aquí en este pasaje (como tampoco en ningún otro). En la confesión auricular los unos se confiesan a otro, pero el "otro" ¡no se confiesa a ellos!
Se tiene la idea de que, para ser eficaz, la confesión de pecados se ha de hacer a hombres, y especialmente a la persona que se ha ofendido, además de a Dios. Realmente, es mucho más fácil confesarle los pecados a Dios que a las personas; pero en cuanto al pecado, hay que deshacer dos barreras: la que se ha establecido entre nosotros y Dios, y la que hay entre nosotros y nuestros semejantes. Si se han de quitar ambas, deberá hacerse una doble confesión. Esta era, de hecho, la costumbre de la iglesia morava, que Wesley adoptó en las primeras clases metodistas. Se solían reunir dos o tres veces a la semana «para confesarse sus faltas unos a otros y orar los unos por los otros para ser sanados.» Está claro que este es un principio que hay que usar con sabiduría. Es totalmente cierto que puede haber casos en los que la confesión de pecados de unos a otros es más perjudicial que beneficiosa; pero, cuando se ha erigido una muralla con un mal que se ha cometido, uno tiene que ponerse en paz con Dios y con su semejante al que ha ofendido.
El verbo seáis sanos en este versículo es otro (en el griego) que ése que se encuentra en el versículo anterior (salvar, o sanar), pero tiene la misma aplicación. Este pensamiento vuelve a hacer conexión con los versículos 14 y 15. El hermano enfermo, con pecados no perdonados, sería sanado con tal que estuviera arrepentido y que hiciera confesión de sus pecados. Entonces los ancianos podrían ungirle con aceite y orar por él, y se le aseguraba que la oración lograría su fin deseado.
--"La oración... puede mucho". Más bien, "súplica" o "ruego". El justo es el hombre (como los ancianos de las iglesias) que está haciendo la voluntad de Dios (1Jn_2:29; 1Jn_3:7). Sus oraciones de súplica logran mucho en su actividad de importunar a Dios. "La súplica del justo, puesta en acción, tiene gran poder" (Versión Hispanoamericana).   El justo sigue suplicando. Luc_11:5-8; Luc_18:1-8; Mat_15:21-28. Dios quiere que estemos haciéndole nuestras peticiones y súplicas de continuo. El justo lo hace, y Dios le concede las peticiones de su corazón.

¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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