1 El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de
sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino.
Han pasado
sesenta y seis años desde el capitulo 1, que nos habla de cuando Nabucodonosor
atacó Jerusalén en 605 a.C. Nabucodonosor murió en 562 a.C. después de reinar
cuarenta y tres años. Su hijo, Evil-merodac gobernó desde el año 562 al 560
a.C.; su cuñado Neriglisar reinó durante cuatro años desde 560 hasta 556 a.C.
Después del reinado de dos meses de Labasi-merodac en el año 556 a.C., el
imperio babilónico continuó desde el año 556 al 539 a.C. bajo el mando de
Nabónido. Belsasar era el hijo de Nabónido. Reinó juntamente con su padre desde
el año 553 hasta 539 a.C. Aquí se habla de que Nabucodonosor era su "padre",
pero término bien pudo traducirse "antepasado"
BELSASAR
Primogénito y corregente de Nabonido durante los
últimos años del Imperio babilonio. En el registro bíblico, solo el profeta
Daniel menciona a Belsasar, y por mucho tiempo los críticos de la Biblia negaron
que hubiera sido un “rey de Babilonia”. Sin embargo, varios textos antiguos
descubiertos por la arqueología han demostrado la historicidad del registro
bíblico.
En Daniel 5:2, 11, 18, 22 se dice que Nabucodonosor
era el “padre” de Belsasar, y que Belsasar era el “hijo” de Nabucodonosor. El
libro Nabonidus and Belshazzar (de R. P. Dougherty, 1929) razona que es
probable que la madre de Belsasar fuera Nitocris, una hija de Nabucodonosor
(II). En tal caso, este hubiera sido el abuelo de Belsasar. Sin embargo, no
todos los eruditos aceptan como completamente satisfactoria la prueba de tal
relación. Es posible que Nabucodonosor fuera simplemente el “padre” de Belsasar
con relación al trono, es decir, su predecesor real. Los asirios usaron de
manera similar la expresión “hijo de Omrí” con referencia al sucesor de este.
¿Confirma la historia extrabíblica el papel de
Belsasar como gobernante de Babilonia?
En una tablilla cuneiforme que data del año en que
accedió al trono Neriglisar, sucesor de Awel-Marduk (Evil-merodac) como
gobernante de Babilonia, se alude a un cierto “Belsasar, el principal oficial
del rey”, con respecto a una transacción monetaria. Es posible, aunque no está
probado, que este personaje sea el Belsasar de la Biblia. En 1924 se publicó la
traducción de un texto cuneiforme antiguo llamado “Un relato en verso sobre
Nabonido”. Gracias a este texto, salió a la luz información valiosa que
corroboraba la posición real de Belsasar en Babilonia y explicaba cómo había
llegado a ser corregente con Nabonido. Acerca de la conquista de Temá por parte
de Nabonido, en el transcurso de su tercer año de reinado, el texto dice en
parte: “Él confió un campamento a su hijo mayor y primogénito [Belsasar]; las
tropas del país las envió con él. Le dio mano libre; le confió el reino.
Entonces, él mismo [Nabonido] emprendió una campaña distante; el poder de la
tierra de Akkad avanzó con él; se dirigió hacia Temá, en medio de la tierra
occidental”. (Ancient Near Eastern Texts, edición de J. B. Pritchard, 1974,
pág. 313.) Por consiguiente, Belsasar ejerció la autoridad real a partir del
tercer año de Nabonido, lo que probablemente corresponde con la referencia de
Daniel al “primer año de Belsasar el rey de Babilonia”.
En otro documento, la Crónica de Nabonido, se repite
la siguiente declaración con respecto a los años reinantes séptimo, noveno,
décimo y undécimo de Nabonido: “El rey (Nabónides) permaneció en Teima; el
príncipe heredero, los magistrados y su ejército (permanecieron) en Akkad
[Babilonia]”. (La Biblia y el legado del Antiguo Oriente, de M. García Cordero,
B.A.C., 1977, pág. 543.) Al parecer, Nabonido pasó la mayor parte de su reinado
fuera de Babilonia y, aunque no renunció a su posición como gobernante supremo,
confió a su hijo Belsasar la autoridad administrativa para actuar durante su
ausencia. Diversos textos recuperados de los archivos antiguos prueban que
Belsasar ejercía prerrogativas reales, que promulgaba órdenes y mandatos. Los
asuntos que Belsasar trataba en ciertos documentos y mandatos eran los mismos
que por lo general hubiera tratado Nabonido como gobernante supremo si hubiera
estado presente. Sin embargo, Belsasar siguió siendo solo el segundo gobernante
del imperio y, por lo tanto, únicamente pudo ofrecer a Daniel ser “el tercero
en el reino”.
Es verdad que las inscripciones oficiales dan a
Belsasar el título de “príncipe heredero”, mientras que en el libro de Daniel
se le llama “rey”. No obstante, a juzgar
por un reciente descubrimiento arqueológico hecho en el N. de Siria, la
diferencia es explicable. En 1979 se desenterró una estatua de tamaño real de
un gobernante de la antigua Gozán. En su falda llevaba dos inscripciones, una
en asirio y otra en arameo, el lenguaje en el que se escribió el relato de
Belsasar del libro de Daniel. Las dos inscripciones, casi idénticas, tenían una
notable diferencia. El texto en el lenguaje imperial asirio dice que la estatua
era del “gobernador de Gozán”, mientras que el texto en arameo, el lenguaje
local, lo llama “rey”.
En consecuencia, el arqueólogo y lingüista Alan
Millard escribe: “A la luz de las fuentes babilonias y de los nuevos textos
sobre esta estatua, puede que se haya considerado normal que registros
extraoficiales como el libro de Daniel llamen ‘rey’ a Belsasar. Actuó como rey
por delegación de su padre, aunque es posible que oficialmente no lo fuera. El
que en la narración de Daniel se hubiese entrado en una explicación más precisa
sobre esta cuestión hubiera resultado improcedente y confuso”. (Biblical
Archaeology Review, mayo/junio 1985, pág. 77.)
Se esperaba que los que ejercían el poder soberano en
Babilonia fueran ejemplares en la adoración de sus dioses. Hay seis textos
cuneiformes sobre el período transcurrido entre los años quinto y decimotercero
del reinado de Nabonido que demuestran la devoción de Belsasar a las deidades
babilonias. Estos documentos indican que Belsasar, como rey en funciones
durante la ausencia de Nabonido, ofreció oro, plata y animales en los templos
de Erec y Sippar, comportamiento consecuente con su posición real.
Fin de la gobernación de Belsasar. Durante la noche
del 5 de octubre de 539 a. E.C. (según el calendario gregoriano, o del 11 de
octubre según el calendario juliano), Belsasar celebró un gran festín para mil
de sus grandes, tal como relata el capítulo 5 de Daniel. En esos momentos las
fuerzas de Ciro el persa y su aliado Darío el medo amenazaban Babilonia. De
acuerdo con el historiador judío Josefo (quien a su vez cita de Beroso,
historiador babilonio), Nabonido se había refugiado en Borsippa después de
haber sufrido una derrota a manos de las fuerzas medopersas. (Contra Apión,
libro I, sec. 20.) De ser así, Belsasar habría quedado como rey en funciones en
Babilonia. No debe parecer insólito que se celebrara un banquete con la ciudad
sitiada, máxime si se tiene en cuenta que los babilonios consideraban
inexpugnables los muros de la ciudad. Los historiadores Heródoto y Jenofonte
también afirman que la ciudad tenía suministros abundantes de artículos de
primera necesidad, así que no existía la preocupación de posibles escaseces.
Heródoto registra que aquella noche la ciudad estaba en fiesta, danzando y
divirtiéndose.
Durante la fiesta, Belsasar, que estaba bajo la
influencia del vino, pidió que se llevaran los vasos del templo de Jerusalén,
de modo que tanto él como sus invitados y sus esposas y concubinas pudieran
beber de ellos mientras alababan a los dioses babilonios. No se pidieron los
vasos porque no hubiera suficientes, sino que obviamente fue un acto deliberado
de desdén de este rey pagano hacia el Dios de los israelitas, Jehová. De este
modo desafió a Jehová, quien había inspirado las profecías que anunciaban la
caída de Babilonia. A Belsasar no parecía preocuparle el sitio de las fuerzas
enemigas; no obstante, recibió una fuerte sacudida cuando de repente apareció
una mano que empezó a escribir en la pared del palacio. Temblando, mandó llamar
a todos los sabios de Babilonia para que le interpretaran el mensaje escrito,
pero ninguno fue capaz de hacerlo. El registro dice que entonces la reina le
ofreció un prudente consejo, recomendándole a Daniel como el que podía
facilitarle la interpretación. Algunos estudiosos piensan que “la reina” no era
la esposa de Belsasar, sino su madre, que, según se cree, fue Nitocris, la hija
de Nabucodonosor. Daniel reveló por inspiración el significado del mensaje
milagroso que anunciaba la caída de Babilonia ante los medos y los persas.
Aunque el anciano profeta condenó el acto blasfemo de Belsasar de usar los
vasos de la adoración de Jehová en la alabanza de dioses que nada contemplan y
nada oyen y nada saben, Belsasar mantuvo su proposición e invistió a Daniel
como tercer gobernante de aquel reino condenado a la ruina.
Belsasar no sobrevivió a aquella noche. Fue muerto al
caer la ciudad, durante la noche del 5 de octubre de 539 a. E.C., cuando, según
la Crónica de Nabonido, “el ejército de Ciro [entró] en Babilonia sin combate”.
(La Biblia y el legado del Antiguo Oriente, pág. 543) Con la muerte de Belsasar
y la presumible rendición de Nabonido ante Ciro, llegó el fin del Imperio
neobabilonio.
Daniel 5:1
Belsasar el rey - Las declaraciones relativas a este monarca, se
comprende bien, son excesivamente confusas, y la tarea de reconciliarlas es
ahora inútil. Poco depende, sin embargo, en la interpretación de este libro,
del intento de reconciliarlos, porque la narración aquí dada es igualmente
creíble, cualquiera que sea el relato que se tome, a menos que se siga el de
Berosus. Pero puede que no sea impropio exhibir aquí los dos relatos
principales de los sucesores de Nabucodonosor, para que la discrepancia pueda
verse claramente.
Hizo una gran fiesta: no se dice en qué ocasión se
hizo esta fiesta, pero no es improbable que fuera una fiesta anual en honor de
algunas de las deidades babilónicas. Esta opinión parece estar respaldada por
las palabras del Codex Chisianus: “El rey Belsasar hizo un gran festival ἐν ἡμέρᾳ
ἐγκαινισμοῦ τῶν βασιλείων en hēmera engkainismou tōn basileiōn) en el día de la
dedicación de su reino”; y en Daniel 5:4 se dice que “alabaron a los dioses de
oro, de plata y de bronce”, etc.
A mil de sus señores: la palabra mil aquí sin duda se
usa como un término general para denotar un número muy grande. Sin embargo, no
es improbable que este número completo se reuniera en tal ocasión. “Ctesias
dice que el rey de Persia proporcionaba provisiones diarias para quince mil
hombres. Quintus Curtius dice que diez mil hombres estuvieron presentes en un
festival de Alejandro Magno; y Estacio dice de Domiciano que ordenó, en cierta
ocasión, a sus invitados 'sentarse en mil mesas'. “- Prof. Stuart
Y bebió vino antes de mil - La Vulgata latina aquí
dice: "Y cada uno bebió según su edad". El griego de Theodotion, el
árabe y el copto es, "y el vino era antes de los mil". El caldeo, sin
embargo, es, como en nuestra versión, "bebió vino antes de los mil".
Como él era el señor de la fiesta, y como todo lo que ocurrió le pertenecía
principalmente a él, el propósito es indudablemente describir su conducta y
mostrar el efecto que tuvo en él el beber vino. Lo bebió de la manera más
pública, dando ejemplo a sus señores, y evidentemente bebiéndolo en gran
exceso.
Belsasar, mientras probaba el vino, como el efecto de
probar el vino, afirmando un hecho que se ilustra en cada edad y país, que los
hombres, bajo la influencia de bebidas embriagantes, harán lo que no harían
cuando estaban sobrios. En sus momentos de sobriedad, parece probable que
hubiera respetado los vasos consagrados al servicio de la religión, y no los
hubiera tratado con deshonra al presentarlos con fines de jolgorio.
Mandó traer los vasos de oro y de plata: estos vasos
habían sido cuidadosamente depositados en algún lugar como botín de la victoria,
y parece que no habían sido profanados antes con el propósito de celebrar un
festín. Belsasar hizo lo que otros hombres hubieran hecho en las mismas
condiciones. Deseaba hacer una exhibición; hacer algo inusualmente
sorprendente; y, aunque no se había contemplado cuando se designó el festival
para hacer uso de estos vasos, sin embargo, bajo la excitación del vino, nada
era demasiado sagrado para ser introducido en las escenas de embriaguez; nada
demasiado tonto que hacer
Que su padre Nabucodonosor había tomado - "abuelo". De acuerdo con el mejor
relato que tenemos de Belsasar, él era hijo de Evil-Merodac, quien era hijo de
Nabucodonosor , y por lo tanto la palabra se usa aquí, para denotar abuelo. La
palabra padre se usa a menudo en un sentido amplio. No es improbable suponer
que esta palabra se usaría para denotar a un abuelo, cuando se aplica a alguien
de la familia o dinastía de Nabucodonosor. El hecho de que Belsasar se llame aquí
“el hijo” de Nabucodonosor se ha convertido en motivo de objeción a la
credibilidad del libro de Daniel, por Lengerke, p. 204. La objeción es que “el
último rey de Babilonia “no” era el hijo de Nabucodonosor”. Pero, en respuesta
a esto, además de las observaciones hechas anteriormente, se puede observar que
no es necesario, para reivindicar la afirmación del texto, suponer que él era
el descendiente "inmediato" de Nabucodonosor, en primer grado. . “El
uso semítico de la palabra en cuestión va mucho más allá del primer grado de
filiación, y extiende el apelativo de “hijo” a la designación de “nieto”, e
incluso a la posteridad más remota. En Esdras_6:14, el profeta Zacarías es
llamado “el hijo de Iddo”; en Zacarías 1:1, Zacarías 1:7, la misma persona es llamada
“hijo de Berequías, hijo de Iddo”. Así amenaza Isaías a Ezequías Isaías 39:7
que los hijos que engendrará serán llevados al destierro a Babilonia; en cuyo
caso, sin embargo, intervinieron cuatro generaciones antes de que esto
sucediera. Así en Mateo1:1, 'Jesucristo, el hijo de David, el hijo de Abraham'
Y así hablamos todos los días: 'Los hijos de Adán, los hijos de Abraham, los
hijos de Israel, los hijos de los Peregrinos, ' y similares." - Prof.
Stuart, “
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