Romanos 2; 16
en
el día en que, según mi evangelio, Dios juzgará los secretos de los hombres
mediante Cristo Jesús.
En este pasaje,
Pablo se dirige a los gentiles. Antes se ha referido a los judíos y a su
pretensión de un privilegio especial. Pero es verdad que los judíos tenían una
ventaja, que era la Ley. Un gentil podía objetar: "Es justo que Dios
condene a los judíos, porque tenían la Ley y deberían saber mejor lo que
hacían; pero nosotros nos libraremos del juicio porque no hemos tenido
oportunidad de conocer la Ley, y no sabíamos nada.» En respuesta a esto Pablo
establece dos grandes principios.
(i) Cada uno
será juzgado por lo que tuvo oportunidad de saber. Si no conocía la Ley, se le
juzgará como a uno que no conocía la Ley. Dios es justo. Y aquí tienen la
respuesta los que preguntan qué les va a pasar a los que vivieron en el mundo
antes que Jesús viniera, y no tuvieron oportunidad de conocer el Evangelio.
Cada uno será juzgado por su fidelidad a lo más elevado que pudo conocer.
(ii) Pablo sigue
diciendo que, hasta los que no conocieron la Ley escrita, tenían otra ley en el
corazón. Nosotros lo llamaríamos un conocimiento instintivo del bien y del mal.
Decían los estoicos que había ciertas leyes que estaban vigentes en el universo
que uno quebrantaba a su riesgo: las leyes de la salud, y las leyes morales que
gobiernan la vida. Los estoicos llamaban a estas leyes fysis, que quiere decir
naturaleza, y exhortaban a la gente a vivir kata fysin, de acuerdo con la
naturaleza. El razonamiento de Pablo es que el ser humano sabe por naturaleza
cómo debe vivir. Los griegos habrían estado de acuerdo con eso. Aristóteles decía:
" El hombre culto y libre se comportará como el que es una ley para sí
mismo." Plutarco preguntaba: «¿Quién gobernará al gobernador?» Y
respondía: "La Ley, que es el rey de todos los mortales y de los
inmortales, como la llama Píndaro; que no está escrita en rollos de papiro ni
en tabletas de madera, pero que es la misma razón dentro del alma humana, que
vive permanentemente en ella y la guarda y no la deja nunca privada de
dirección.»
Pablo veía el
mundo dividido en dos clases de personas: a los judíos, con la Ley que procedía
directamente de Dios y estaba escrita de forma que la podía leer; y a las demás
naciones, sin una ley escrita, pero con un conocimiento del bien y del mal
implantado por Dios en sus corazones. Nadie podía pretender la exención del juicio
de Dios. No la podía pretender el judío por el hecho de ocupar un lugar
especial en el plan de Dios. Y el gentil tampoco, por el hecho de no haber
recibido la Ley escrita. El judío será juzgado como alguien que ha conocido la
Ley; y el gentil, como uno que tiene la conciencia que Dios le ha dado. Dios
juzgará a cada uno según lo que ha conocido y ha tenido oportunidad de conocer.
Eclesiastés
12; 14
Porque
Dios traerá toda obra a juicio, junto con todo lo oculto, sea bueno o sea malo.
El libro de
Eclesiastés no puede interpretarse correctamente sin leer estos versículos
finales. No importan cuáles sean los misterios y las aparentes contradicciones
de la vida, debemos trabajar hacia el único propósito de conocer a Dios.
En Eclesiastés,
Salomón nos muestra que debemos disfrutar de la vida, pero que esto no nos
exime de obedecer los mandamientos de Dios. Debemos buscar el propósito y el
significado de la vida, pero no se pueden encontrar en los logros humanos.
Debemos reconocer la maldad, necedad e injusticia en la vida, y aun así
mantener una actitud positiva y una fe sólida en Dios.
Todas las
personas tendrán que comparecer delante de Dios y ser juzgadas por lo que
hicieron en esta vida. No podremos utilizar las incongruencias de la vida como
excusas de no haber vivido adecuadamente. Para vivir bien, necesitamos: (1)
reconocer que el esfuerzo humano separado de Dios es vanidad, (2) colocar a
Dios en primer lugar... ahora, (3) recibir todo lo bueno como un regalo de
Dios, (4) darse cuenta que Dios juzgará tanto lo malo como lo bueno y (5) saber
que Dios juzgará la calidad de vida de toda persona. Resulta muy extraño que la
gente se pase la vida entera luchando por alcanzar el verdadero gozo que Dios
nos da como regalo.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
No hay comentarios:
Publicar un comentario