} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 30 diciembre 2018: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia

domingo, 30 de diciembre de 2018

30 diciembre 2018: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia



 Salmo 119: 105
Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.

   Este versículo le muestra al hombre cuál es su deber, tanto para con Dios como para el hombre; por ello es el conocimiento del pecado: esto informa lo que la justicia que es Dios requiere de los hombres; a la luz de esto, un hombre ve su propia deformidad y debilidades, la imperfección de su obediencia, y que necesita una justicia mejor que la suya para justificarlo ante los ojos de Dios; es una regla de caminar y conversar; Dirige qué hacer y cómo caminar. La parte del evangelio de la palabra es una luz grande y gloriosa; por el cual los hombres llegan a tener algún conocimiento de Dios en Cristo, de un Dios misericordioso; de Cristo, su persona, oficios y gracia; de justicia, salvación y vida eterna por él; y enseña a los hombres a vivir sobria, justa y piadosamente. Toda la Escritura es una luz que brilla en un lugar oscuro; una lámpara o antorcha para ser llevada en la mano de un creyente, mientras pasa a través de este mundo oscuro; y está en el estado presente de imperfección, en el que ve las cosas de manera oscura. Este es el estándar de la fe y la práctica; a la luz de esta lámpara se puede discernir la diferencia entre la doctrina verdadera y la falsa; el error y la inmoralidad pueden ser reprendidos y manifestados; se señala el camino de la verdad y la piedad, en el cual un hombre debe caminar; y por medio de él puede ver y evitar los escollos en su camino, y escapar cayendo en pozos y zanjas; Es una buena luz para caminar y trabajar.    

Juan 8; 12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

       Cuando Jesús se presentó como la luz del mundo, los escribas y fariseos reaccionaron con hostilidad. Aquel título les sonaría aún más sorprendente a ellos que a nosotros. A ellos les parecería, y lo era en realidad, que Jesús se presentaba como el Mesías; más aún: como el que iba a hacer lo que sólo Dios podía hacer. La palabra luz estaba especialmente asociada con Dios en el pensamiento y lenguaje judío. "El Señor es mi luz» (Sal_27:1 ). «El Señor te será por luz perpetua» (Isa_60:19 ). «A Cuya luz yo caminaba en la oscuridad» (Job_29:3 ). «Aunque more en tinieblas, el Señor será mi luz" (Miq_7:8 ). Los rabinos afirmaban que uno de los nombres del esperado Mesías era Luz. Cuando Jesús se presentó como la luz del mundo estaba diciendo de sí mismo lo más elevado que se podía decir.

(i) Primero, los judíos insistieron en que una afirmación como la que había hecho Jesús no se podía aceptar como válida porque carecía de los testigos necesarios. Estaba respaldada, según su punto de vista, exclusivamente por su propia palabra; y según la ley judía, cualquier afirmación tenía que apoyarse en el testimonio de dos o tres testigos por lo menos para ser conforme a ley. "No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado en relación con cualquier ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación» (Deu_19:15 ).
«Por dicho de dos o de tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo» (Deu_17:6 ). "Un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera» (Num_35:30 ). La respuesta de Jesús era doble.
Primero, contestó que su propio testimonio era suficiente. Era tan consciente de su autoridad que no le hacía falta otro testigo. Esto no era orgullo ni autosuficiencia, sino simplemente el ejemplo supremo de la clase de cosa que sucede todos los días. Un gran cirujano confía en su propio diagnóstico, y no necesita a nadie que se lo confirme; su testimonio es su propia carrera. Un gran abogado o juez está seguro de su propia interpretación y aplicación de la ley. No es que estén orgullosos de sus conocimientos, sino simplemente que saben lo que saben. Jesús estaba tan seguro de su identificación con Dios que no necesitaba de ninguna autoridad que la respaldara.
Segundo, Jesús dijo que de hecho sí tenía un segundo testigo, y ese segundo Testigo era Dios. ¿Cómo da Dios testimonio de la suprema autoridad de Jesús? (a) El testimonio de Dios está en las palabras de Jesús. Nadie podría hablar con tal sabiduría a menos que Dios le hubiera dado conocimiento. (b) El testimonio de Dios está en las obras de Jesús. Nadie podría hacer tales cosas a menos que Dios estuviera obrando en Él. (c) El testimonio de Dios es el efecto que Jesús causa en las personas. Obra cambios en ellas que es indudable que están más allá de las posibilidades humanas. El mismo hecho de que Jesús puede hacer que las personas malas se vuelvan buenas es la prueba de un poder que no es simplemente humano, sino divino. (d) El testimonio de Dios está en la reacción de la gente a Jesús. Siempre y dondequiera que Jesús Se ha presentado plenamente, siempre y dondequiera que se ha predicado la Cruz en toda su grandeza y esplendor, ha habido una respuesta inmediata y arrolladora en los corazones. Esa respuesta es el Espíritu Santo de Dios obrando y testificando en los corazones de las personas. Es Dios en nuestros corazones Quien nos permite ver a Dios en Jesús.
Jesús contestó así a las objeciones de los escribas y fariseos de que Sus palabras no se podían aceptar por falta de testimonio. De hecho, tenían el respaldo de un doble testimonio: Su propia consciencia de autoridad, y la de Dios.
(ii) Segundo, Jesús confirma Su derecho a juzgar. Su venida al mundo no fue primariamente para juzgar, sino por amor. Al mismo tiempo, la reacción de cada persona a Jesús es en sí su juicio: si no ve nada extraordinario en Él, se condena a sí misma. Aquí traza Jesús un contraste entre dos clases de juicio.
(a) Hay un juicio que se basa en el conocimiento humano o en niveles humanos, y que nunca ve más allá de las apariencias. Ese era el de los escribas y fariseos; y, en último análisis, así son los juicios humanos, porque no podemos ver debajo de la superficie de las cosas.
(b) Hay un juicio que se basa en un conocimiento total de los Hechos y de las circunstancias, y ése pertenece sólo a Dios. Jesús afirmaba que los juicios que El hacía no eran meramente humanos, sino divinos, porque El era Uno con Dios. Ahí radican tanto un consuelo como una advertencia. Sólo Jesús conoce todos los Hechos. Eso Le hace más misericordioso que nadie; pero también Le permite ver los pecados que están ocultos a los ojos humanos. El juicio de Jesús es perfecto porque lo hace con un conocimiento que sólo tiene Dios.
(iii) Por último, Jesús les dijo abiertamente a los escribas y fariseos que no tenían verdadero conocimiento de Dios. El hecho de que no reconocieran lo que y Quién era Él era la prueba de que no conocían a Dios. La tragedia era que toda la Historia de Israel había sido diseñada para que los judíos reconocieran al Hijo de Dios cuando viniera; pero los escribas y fariseos estaban tan enredados en sus propias ideas, tan involucrados en sus propios proyectos, tan seguros de que su concepción de la religión era la única correcta, que se habían vuelto ciegos para Dios.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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