Romanos 1;16
Porque
no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de
todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.
Pablo empieza
diciendo que está orgulloso del Evangelio que tiene el privilegio de predicar.
Es sorprendente considerar el trasfondo de esta afirmación. A Pablo le habían
metido en la cárcel en Filipos, le habían obligado a escapar por su vida en
Tesalónica, le habían tenido que sacar de contrabando en Berea, se habían reído
de él en Atenas, y en Corinto su Mensaje les había parecido una estupidez a los
griegos y un escándalo a los judíos. A pesar de todo eso y mucho más, Pablo
proclama que está orgulloso del Evangelio. Había algo en el Evangelio que le
hacía salir victorioso de todo lo que los hombres le pudieran hacer. A los
corintios, que se gloriaban en su sabiduría humana, Pablo presentó el evangelio
como la sabiduría de Dios (1Co_1:30; 1Co_2:7), pero a los romanos que se
gloriaban en su poder y fuerza de armas para conquistar, como el poder o
potencia de Dios. Ni la ley de Moisés, en la cual confiaban los judíos, ni la
ley tradicional (la ley de Dios de la época patriarcal) que seguían los
gentiles, es el poder para salvación, sino el evangelio. El evangelio es
potencia, pero la ley de Moisés era débil (Rom 8:3,4); el evangelio es de Dios,
pero la ley de Moisés era justicia humana (Rom 10:1-3; Flp_3:9); el evangelio
es para salvación, pero la ley de Moisés era para condenación (Rom7:10;
2Co_3:6-9); el evangelio es para todo el mundo, pero la ley de Moisés era
solamente para los judíos (Rom 2:17; Rom 7:1); el evangelio da salvación al
creyente en él, pero la ley de Moisés prometía salvación solamente al perfecto
en las obras de ella.
2
Timoteo 4; 1-2
Te
encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de
juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino:
Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera
de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción.
Pablo sabe que
no va a ser libertado esta vez, sino que el fin de su carrera terrenal ha
llegado. Por eso ahora da a Timoteo este solemne encargo final. Es decir,
solemnemente te encargo (como estando yo en la presencia de Dios y de
Jesucristo, y en vista de tres cosas: 1. del juicio venidero de parte de
Cristo, 2. de la primera venida de Cristo a este mundo y su obra en él, 3. del
reino, o iglesia, de Cristo que él estableció). Este encargo se da en el
versículo siguiente: “que prediques la palabra”.
Los juzgará en
el “día postrero”(Jua_6:39-40), cuando suceda la resurrección de todo el mundo
de una vez (Jua_5:28-29). No va a haber un supuesto período de mil años antes
de la segunda venida de Cristo (Heb_9:28) y la resurrección de los malos para
el juicio final, según afirman los premilenaristas.
El reino de
Cristo es la iglesia de Cristo (Mat_16:18-19; Col_1:13; Heb_12:28). La iglesia,
o sea el conjunto de los salvos, es el único pueblo en el mundo que de corazón
se somete a la voluntad del Rey, Jesucristo. Ahora, en parte en vista de este
reino Pablo está para encargar a Timoteo que predique la palabra (ver. 2). Lo
que logró el establecimiento de la iglesia (la predicación de la palabra) es lo
que debe seguir predicándose para la salvación de otros ahora y para confirmar
la fe de los salvos.
Algunos
comentaristas aplican esta “manifestación” a la segunda de Cristo (Heb_9:28) y
dicen que entonces él establecerá su reino, pero no es así. Cristo reina ahora,
y en la segunda venida va a entregar el reino a Dios (1Co_15:23-26). Ellos se
basan en la traducción, “ en su manifestación y en su reino”, como si se
dijera, “cuando venga la segunda vez y luego establezca su reino’. Pero la
traducción correcta no es “en”, sino “por.
El ver. 1 da la
base del encargo que ahora sigue: el de predicar la palabra. La razón en
particular de por qué hacerlo se da en el ver. 3.
Aquí el término
“palabra” se refiere a todo el mensaje del Nuevo Testamento, o sea, la doctrina
de Cristo (2Jn_1:9), porque Pablo en este mismo versículo dice que Timoteo
deber hacer eso por medio de emplear doctrina. Se refiere al evangelio de
Cristo. Así se usa en Gál_6:6 y en 1Ts_1:6. En Hch_13:5; Hch_13:7 lo que se
llama “la palabra” (logos), en el ver. 8 se llama “la fe”, en el 10 se llama
“los caminos del Señor”, y en el 12 se llama “la doctrina del Señor”.
Comenzando con la década de los 60 los
hermanos que promueven la unidad con hermanos liberales, y ahora aún con los
sectarios, hablan mucho acerca del “evangelio núcleo” (en inglés, “core
gospel”). Creen hallar en 1Co_15:3-4 el referido núcleo: la muerte, la
sepultura, y la resurrección de Jesucristo. Promueven la Nueva Versión
Internacional, porque ella en el ver. 3 dice, “como algo de mayor importancia”
(y en inglés, “como de primera importancia”). Para ellos el llamado “evangelio
núcleo” es lo que sí importa, y aquello de “doctrina”, no. (Sobre ella puede
haber diversidad, dicen). Ahora, se afirma que puede haber unidad con todo el mundo
que profese creer en el “evangelio núcleo”, no importando las diferencias de
doctrina (prácticas).
También estos mismos señores, como han
fabricado una diferencia artificial entre “evangelio” y “doctrina”, afirman que
el evangelio se predica, y que la doctrina se enseña. Dicen que no se predica
doctrina, que no se enseña el evangelio, que el evangelio se predica a los
inconversos, y que la doctrina se enseña a los cristianos.
Pero según este versículo que estamos
comentando, Pablo manda a Timoteo que “predique”. ¿Qué cosa le manda predicar?
¿El “evangelio núcleo”? Pablo dice, “la palabra”. Además, dice que al hacerlo
hay que redargüir y reprender, ¡haciendo uso de “doctrina”! Esta doctrina es la
“sana doctrina” y “la verdad” . Pablo no sabía nada acerca del llamado “nuevo
movimiento de unidad”. No podemos tener comunión con quien no traiga cierta
doctrina, la de Cristo (2Jn_1:11). Pablo, al tratar de “doctrina” no dijo,
“enseñar”, sino “predicar”.
Notemos estos ejemplos bíblicos de
predicadores y de lo que predicaron:
1. Noé (2Pe_2:5; Gén_6:12). 2. Jonás (Mat_12:41; Jon_3:4). 3.
Juan el bautizador (Mat_3:1-2; Jua_1:29). 4. Felipe (Hch_8:5; Hch_8:12;
Hch_8:35). ¿Predicaron solamente algún “evangelio núcleo”?
--”que instes”. El vocablo griego
significa estar listo, presente en su lugar, estar en pie a su altura, tomar
una posición, perseverar o mantenerse en ello.
--”a tiempo y fuera de tiempo”. Las dos
palabras griegas aquí forman un juego de palabras: eukairos, y akairos.
Literalmente, significan “buen tiempo”, y “no tiempo”. Lacueva dice, “a tiempo,
a destiempo”.
La primera de las dos (que son
adverbios) se emplea en Mar_14:11 (oportunidad), pero como adjetivo se emplea
en 6:21 (oportuno) y en Heb_4:16 (oportuno). Como sustantivo se ve en Mat_26:16
(oportunidad). Como verbo la vemos en 1Co_16:12 (tenga oportunidad).
La segunda palabra se encuentra
solamente aquí.
Hay que predicar la palabra cuando
conviene, y cuando no; si es cosa bienvenida, o no. No se debe preguntar: ¿es
oportuno ahora predicar la palabra? Todo tiempo y lugar son oportunos para
predicar la palabra (y no solamente los domingos en el local de las reuniones).
¡Seguramente Satanás no espera “tiempo oportuno” para hacer lo suyo!
--”redarguye”. Aquí la palabra es
elegcho. La palabra inspirada es útil para esto mismo.
Se significa convencer, refutar, poner en evidencia. Hay que
censurar el pecado o el error en la persona. Esto se involucra en el “predicar
la palabra”.
--”reprende”, epitimao = acusar de mal,
censurar. La palabra griega se emplea en Jud_1:9 (el Señor te “reprenda”). Ella
se puede ver empleada en Mat_8:26 (reprendió); Luc_17:3 (repréndele). Esto
también se involucra en “predicar la palabra”.
--”exhorta”. Hay casos que demandan que
se ruegue, o se consuele, para que la persona haga lo que ha aprendido de la
palabra predicada. La palabra griega en este caso se emplea en Rom_12:1;
Rom_12:8 (ruego, exhorta).
--”con toda”. Esta palabra va con
“paciencia” y con “doctrina”. Al predicar la palabra, hay que instar a tiempo y
fuera de tiempo, hay que redargüir, reprender y exhortar, y esto con toda
paciencia y toda doctrina.
--”paciencia”. La obra
arriba mencionada tiene que ser acompañada de la longanimidad y constancia.
Teniendo paciencia, el evangelista fiel predica la palabra, haciendo las cosas
arriba especificadas. Está bien motivado, y persevera en su deber como
predicador.
--”y doctrina”. Aquí la palabra griega
es didaken y se emplea en Tit_1:9 en 2Jn_1:9 (doctrina), y en Hch_13:12
(doctrina). En Tit_1:9 la traducción debe ser: “reteniendo la palabra fiel que
es conforme a la doctrina ”.
Muchos hoy en día, aun en la hermandad
liberal, dicen que “no queremos doctrina, no queremos dogma; predíquenos
solamente el evangelio”. Los tales vienen a ser víctimas “llevados por doquiera
de todo viento de doctrina” (Efe_4:14) como ésa del llamado “evangelio núcleo”
que es para poder comulgar aun a los sectarios. El grito popular de los
liberales es que vivimos en tiempos de cambio; que la cultura dicta que
cambiemos, que si no, moriremos. Pero el predicador fiel hace caso omiso de
todo aquello (pues es una táctica de intimidación), y presta atención a lo que
aquí dice Pablo, el apóstol inspirado. Persevera en predicar la palabra, con
toda paciencia y doctrina, reprendiendo a los liberales que se interesan más en
unirse con sectarios que en retener la forma (el patrón) de las sanas palabras.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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