} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 8 diciembre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

sábado, 8 de diciembre de 2018

8 diciembre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.



Efesios 1; 7
En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia

En el primer siglo referirse a la sangre de Jesús era una forma importante de hablar sobre la muerte de Cristo. Su muerte señala dos verdades maravillosas: redención y perdón. Redención era el precio pagado para obtener la libertad de un esclavo (Lev_25:47-54). A través de su muerte, Jesús pagó el precio para liberarnos de nuestra esclavitud al pecado. El perdón se garantizaba en los tiempos del Antiguo Testamento en base a la sangre vertida de animales (Lev_17:11). Ahora recibimos perdón en base al derramamiento de la sangre de Jesús, porque murió y fue el sacrificio perfecto y verdadero. No hay remisión sin redención. Fue por la razón del pecado que fuimos cautivados, y no podemos ser liberados de nuestra cautividad sino por la remisión de nuestros pecados. Tenemos esta redención en Cristo, y esta remisión a través de su sangre. La culpa y la mancha del pecado no pueden ser eliminadas de otra manera que por la sangre de Jesús. Todas nuestras bendiciones espirituales fluyen hacia nosotros en esa corriente. Este gran beneficio, que nos llega libremente, fue comprado y pagado por nuestro bendito Señor; y, sin embargo, está de acuerdo con las riquezas de la gracia de Dios. La satisfacción de Cristo y la rica gracia de Dios son muy consistentes en el gran asunto de la redención del hombre. Dios fue satisfecho por Cristo como nuestro sustituto y garantía; pero fue la gracia rica la que aceptaría una garantía, cuando podría haber ejecutado la severidad de la ley sobre el transgresor, y fue una gran gracia proporcionar una garantía tal como a su propio Hijo, y entregarlo libremente, cuando nada de esa naturaleza pudiera haber entrado en nuestros pensamientos, ni se haya descubierto otra cosa para nosotros. En este caso no solo ha manifestado riquezas de gracia, sino ha abundado hacia nosotros en toda la sabiduría y la prudencia.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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