Salmo
68; 19
Bendito
sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga, el Dios que es nuestra
salvación
Dios libera a su
pueblo y aplasta a sus enemigos. La salvación es la libertad del pecado y de la
muerte. El pecado y la muerte aplastarán a quienes se niegan a volverse a Dios.
Los atrapará el pecado que amaban y los destruirá la muerte que temían. Cuánto mejor
será para los que aman a Dios y temen las consecuencias del pecado. Esta
salvación incluye el sustento diario y liberación de la muerte en tiempos de
crisis. Con todas las bendiciones
espirituales, con abundancia de gracia, así como con misericordias temporales,
por las cuales él es, y debe ser, alabado día tras día.
Existen poderes
malignos que se oponen a Dios; el cristiano está en una batalla espiritual,
pero también comparte la victoria de Cristo. Es Dios que ha vencido y vence al
enemigo.
Hebreos
13; 6
de
manera que decimos confiadamente: EL SEÑOR ES EL QUE ME AYUDA; NO TEMERE. ¿QUE
PODRA HACERME EL HOMBRE?
En el mundo
antiguo había un sistema alucinante de lo que llamaban «amistades de
hospedaje.» A lo largo de los años, las familias, hasta cuando habían dejado de
estar en contacto, tenían el acuerdo de que, cuando fuera necesario, se
ofrecerían hospitalidad mutuamente. Esto era aún más necesario entre
cristianos. Los esclavos no tenían un hogar propio al que pudieran ir. Los
predicadores y los profetas itinerantes siempre estaban de camino. Por los asuntos
normales de la vida, los cristianos tenían que hacer viajes. Las posadas
públicas no eran solución, tanto por lo caras e inseguras como por lo
inmorales. Habría en aquel tiempo muchos cristianos aislados que peleaban una
vida solitaria. El Cristianismo tenía que ser, y ahora también tendría que ser,
la religión de la puerta abierta. El autor de Hebreos dice que los que dieron
hospitalidad a forasteros, a veces, sin saberlo, acogieron a ángeles de Dios.
Está pensando en el ángel que vino a Abraham y Sara para decirles que iban a
tener un hijo (Gen_18:1 ss), y en el que
vino a Manoa con un mensaje parecido (Jue_13:3
ss).
Está la
solidaridad con los que tienen problemas. Es aquí donde vemos la Iglesia
Primitiva en su aspecto más encantador. Sucedía a menudo que a un cristiano le
metían en la cárcel, o algo peor. Podía ser por la fe, pero también por deudas,
porque muchos de los cristianos eran pobres, o porque los hubieran capturado
piratas o bandoleros. Entonces entraba la iglesia en acción.
Tertuliano
escribe en su Apología: " Si resulta que hay algunos en las minas; o
desterrados a las islas, o encerrados en la cárcel sólo por su fidelidad a la
causa de la Iglesia de Dios, se convierten en los protegidos de su confesión.»
El orador pagano Arístides decía de los cristianos: «Si se enteran de que uno
de su número está en la cárcel o en dificultades por ser cristiano, todos le
ofrecen ayuda en su necesidad y, si se le puede redimir, le procuran la
libertad.» Cuando Orígenes era joven, se dijo de él: "No sólo estaba al
lado de los santos mártires en la cárcel y hasta que los condenaban, sino,
cuando los llevaban a la muerte, los acompañaba sin temor al peligro.»
Algunas veces
condenaban a los cristianos a las minas, que era como mandarlos a Siberia. Las
Constituciones Apostólicas establecían: «Si los impíos condenan a un cristiano
a las minas por causa de Cristo, no os olvidéis de él, sino mandarle de los
ingresos de vuestro trabajo y sudor para su sustento y apoyo como soldado que
es de Cristo.» Los cristianos buscaban a sus hermanos en la fe hasta en las
selvas. De hecho había una comunidad cristiana en las minas de Fenón.
A veces había
que rescatar a los cristianos que caían en poder de ladrones o bandidos. Las
Constituciones Apostólicas establecen: «Todo el dinero que podáis reunir de
vuestro trabajo honrado, destinadlo a la redención de los santos, comprando la
libertad de esclavos, cautivos o prisioneros, personas maltratadas o condenadas
por los tiranos.» Cuando los ladrones de Numidia se llevaron a sus amigos
cristianos, la iglesia de Cartago reunió una cantidad entonces astronómica para
rescatarlos, y prometió más. Hasta se daba el caso de cristianos que se vendían
a sí mismos como esclavos para que se reuniera el dinero necesario para el
rescate de sus amigos.
Estaban
preparados hasta a pagar para poderse introducir en la cárcel. Los cristianos
se hicieron tan notorios por su ayuda a los presos que, al principio del siglo
IV, el emperador Licinio publicó una nueva ley según la cual «nadie podía
mostrar amabilidad a los condenados a prisión llevándoles comida, ni tener
compasión de los que estaban muriéndose de hambre en la cárcel.» Y se añadía
que, a los que descubrieran haciéndolo, se los condenaría a sufrir la misma
condena que los que trataban de ayudar.
Estos ejemplos
están tomados de la obra de Harnack La expansión del Cristianismo, y se podrían
añadir otros muchos. En los primeros
tiempos, ningún cristiano que sufriera por su fe se vería abandonado u olvidado
por sus hermanos.
¿Cuál es la
diferencia de aquel cristianismo con el actual? La falta de convicción que
produce el evangelio light que se predica.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
No hay comentarios:
Publicar un comentario