Mateo 7; 25
y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y
azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la
roca.
Descendió
lluvia, vinieron ríos (los torrentes, una inundación) y soplaron vientos, y
dieron con ímpetu contra (azotaron) las dos casas. Este lenguaje indica fuertes
pruebas. Todos son azotados y sacudidos por contratiempos, problemas,
dificultades, aflicciones, tribulaciones de toda clase. La vida es una prueba.
Es una disciplina, una escuela de preparación.
Los
que ponen en práctica las enseñanzas de Jesús aguantan y soportan todas las
pruebas de la vida, los demás no. El obedecer o no obedecer es el fundamento,
la base, de la vida. Determina todo el curso de la vida.
El
carácter de todos se sujeta a duras pruebas todos los días, en el hogar, en el
trabajo, en la escuela, y en todas las relaciones y actividades de la vida. Las
tentaciones y pruebas, como tormentas violentas, nos azotan y atacan los
cimientos de la vida. Los vientos y las inundaciones que nos sacuden y azotan
prueban y manifiestan la clase de fundamento que escogimos para nuestra casa.
Pero el carácter desarrollado y afinado por las bienaventuranzas y las demás
enseñanzas del Sermón del Monte soporta
todo ataque contra el alma. Esta "casa" resiste porque está
cimentada sobre la Roca que es Cristo.
Nuestra
influencia es probada todos los días. ¿Somos en verdad la sal de la tierra, la
luz del mundo? El fundamento determina esto. La obediencia es el fundamento
sólido que produce la buena influencia. La falta de obediencia destruye la
influencia.
Los
que no practican las enseñanzas de Jesús hacen las obras de la carne (Gál_5:19-21). Los problemas y conflictos de la vida
solamente producen odio, amargura y pleitos entre hombres. La casa de estos es
azotada por los vientos y ríos de pasiones humanas y cae. Pero los que ponen en
práctica las enseñanzas de Jesús llevan el fruto del Espíritu (Gál_5:22-23)
¿Confiamos
en Dios o en las cosas materiales? ¿A cuál de los dos servimos? ¿Nos
preocupamos (nos afanamos) por las cosas materiales o por los asuntos del
reino? Todos son probados en este sentido todos los días. Job_14:1-2, "El hombre, nacido de mujer, corto de
días y lleno de turbaciones, como una flor brota y se marchita, y como una
sombra huye y no permanece". La vida está llena de problemas serios. Hay
enfermedades, aflicciones, pérdidas, quiebras, desempleo, revoluciones y toda
clase de "turbaciones". ¿En quién o en qué confiaremos? ¿Adónde
iremos para buscar ayuda y apoyo? Así
somos probados. ¿Resistirá la casa o caerá?
Santiago 1; 22
Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se
engañan a sí mismos.
La
Palabra, recibida con mansedumbre, y que está implantada en uno, debe estar
obrando efectivamente en él. Le toca al cristiano ser hacedor de la ley.
Santiago usa el imperativo presente al decir, "sed", dando a entender
que sus lectores deben estar llegando a ser hacedores de la Palabra, y quedarse
activos en ello continuamente. El tiempo presente en el griego enfatiza lo que
es habitual o de duración. Algunos de los hermanos habían llegado a un estado
de haber oído la Palabra y se contentaban con ello; no la ponían por obra
continuamente. Los versículos siguientes desarrollan el tema introducido en
esta frase del versículo 22.
"Y
no tan solamente oidores". El propósito bíblico de oír es que se produzca
fe (Rom_10:17), y la fe obra (Stg_2:22). Al ser algunos culpables de ser solamente
oidores, es obvio que les faltaba fe salvífica. ¡No estaban oyendo con el fin
de obrar, sino para tener conocimiento! Estos hermanos contenían conocimiento
(pues estaban oyendo), pero no tenían fruto (Jn_15:8).
Uno
se engaña a sí mismo porque cree que está bien con Dios, ya que asiste fielmente
a presentaciones de la Palabra predicada y que oye. Pero la verdad es que con
solamente oír no está sirviendo al Señor. Es víctima de la falacia de su
razonamiento. El oír es un medio, ¡no un fin! Se priva a sí mismo el que cree
que basta ser oyente fiel. Al contrario, el oír tiene el diseño de producir la
fe que obra, y el fiel es el que oye con ese fin.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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