} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 31 Marzo: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

sábado, 31 de marzo de 2018

31 Marzo: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.



Lucas 10; 36-37
¿Cuál de estos tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores?
   Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Y Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo.

  Jesús permite que el intérprete de la ley conteste su propia pregunta y de esa manera juzgarse a sí mismo.
El intérprete de la ley no quería ni siquiera pronunciar la palabra “samaritano”. Prefirió decir “el que”. Los samaritanos le habían dado a Jesús causa para pensar mal de ellos, pero El no compartió el prejuicio racial de los judíos.
         Aunque el intérprete de la ley no quería decir, “el samaritano”, no podía menos que contestar correctamente la pregunta y de esa manera fue obligado a reconocer que un samaritano, tan odiado por los judíos, había mostrado la bondad que la ley demandaba, mientras que un sacerdote y un levita la habían negado a otro de su propia nación.
         Si Jesús hubiera contestado su pregunta directamente, diciendo “Todo necesitado - aunque sea samaritano - es su prójimo”, el intérprete de la ley se habría disgustado mucho, pero ¿qué podría contestar cuando Jesús le propuso esta pregunta?
No debería simplemente discutir la ley; más bien, debería practicarla. Este mandamiento es para nosotros también (Mat_5:44-48; Mat_7:21-27). Requiere el vencimiento de todo prejuicio. Requiere la abnegación de sí. Requiere servicio personal y aun sacrificial. 1Jn_3:18.
         Esta parábola no enseña que los inconversos que son muy humanitarios son superiores a los religiosos que no practican la caridad. Esto no es el punto de esta parábola. Jesús no está enseñando que los humanitarios heredarán la vida eterna. La respuesta de la pregunta ya fue dada antes de hablar del buen samaritano; es decir, el intérprete de la ley la contestó diciendo, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. La persona que ama a Dios con todo tu corazón, etc., guarda sus mandamientos (Jn_14:15; Jn_14:23-24). Los únicos que serán salvos serán los que hacen la voluntad de Dios (Mat_7:21; Mat_12:50).
         Desde luego, los que profesan ser cristianos y no son como el buen samaritano, sino que imitan al sacerdote y al levita, no serán salvos, pero el punto es que el humanitario que depende de sus obras caritativas tampoco será salvo.
         Es interesante notar que muchos hospitales se identifican como “Hospital el Buen Samaritano”. Se puede decir que esta parábola ha edificado muchos hospitales y muchas clínicas. Ha promovido toda clase de obras caritativas.
         En esta parábola observamos diferentes actitudes o filosofías de vida. La actitud de los bandidos se expresa así: “lo que es tuyo es mío y con fuerza te lo voy a quitar”. Esta es la regla de hierro. La actitud del sacerdote y del levita es: me quedaré con lo mío. Pero la actitud correcta, la que Jesús enseña y que es ejemplificada por el buen samaritana es lo siguiente: “lo que es mío es tuyo, y con toda bondad te lo doy.” Esta es la regla de oro.
           
¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!


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