} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 21 Marzo: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

miércoles, 21 de marzo de 2018

21 Marzo: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.



1 Corintios 10; 13
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla.

Pablo sigue dirigiéndose en particular a aquellos corintios que se gloriaban en su conocimiento pero que a la vez se descuidaban de sus deberes hacia hermanos débiles frente a la tentación de continuar en actividades sociales que involucraban el comer cosas sacrificadas a ídolos. Pablo advierte solemnemente contra la autosuficiencia en torno a la propia moralidad y continúa con un mensaje de aliento. Esa tentación se había apoderado de ellos, pero dice Pablo que no tiene fuerza invencible, pues es “humana”, o relativamente débil.
Toda tentación a pecar es en realidad débil como el hombre, y por eso ¡se puede vencer!
Como Dios es más fuerte que el hombre, claro es que él puede cuidar de que la tentación no sea superior a las fuerzas del hombre.
         El caso de Job ilustra el punto: Dios permitió que Satanás tentara a Job, pero le puso límites a lo que podría hacer (Job_1:12).
         La fidelidad de Dios asegura al cristiano, no la “imposibilidad de apostasía sino la imposibilidad de que Satanás le tiente más allá del poder del individuo para resistir la tentación. ¡Dios tiene cuidado de todo individuo! Obviamente, si el individuo no hace lo que tiene poder para hacer (que es resistir la tentación), no es culpa de Dios. Satanás tienta pero Dios da la salida. El cristiano, pues, no tiene excusa si no vence a la tentación. “Poder soportar (hupophero)” significa “llevar bajo” (una carga). La carga está por encima, pero la persona siempre marcha adelante, no vencida por ella. Stg_1:2-4; Stg_1:12.
         Algunos evangelistas argumentan que si el cristiano puede pecar y ser perdido eternamente, entonces se sigue que Dios no es fiel. ¿Será así? Si el cristiano no toma la salida para poder soportar la tentación, él es el infiel, y no Dios. Dios le dio la salida, pero él no la tomó. No creamos una doctrina que inculpe a Dios cuando el hombre falle. El escudo para protegernos contra los dardos de fuego del maligno es la fe (Efe_6:16), y al hombre, no a Dios, le toca creer (Heb_3:12). El diablo es resistido solamente por la fe del cristiano (Stg_4:7; 1Pe_5:9). El huye del fiel.
          Dios no nos tienta, sino Satanás (Stg_1:13; Mat_4:1; Mat_4:3). Dios es quien nos libra del mal (Mat_6:13).   Judas Iscariote no utilizó la salida, pero Pedro, sí.
  En una cultura llena de depravación moral y presiones, podíamos parafrasear lo que Pablo dijo a los corintios palabras de aliento firmes acerca de la tentación. Dijo:
(1) deseos errados y tentaciones son comunes a todos, de manera que no piense que le sucede sólo a usted,
(2) otros han resistido las tentaciones y usted también lo puede hacer,
(3) toda tentación puede ser resistida porque Dios le ayudará a que así sea.

Dios nos ayuda a resistir la tentación ayudándonos a:
(1) reconocer a aquellas personas y situaciones que nos originan problemas,
 (2) apartarnos de todo aquello que sabemos que es erróneo,
(3) escoger sólo lo que es correcto,
(4) orar pidiendo la ayuda de Dios,
y (5) buscar la compañía de aquellos que aman a Dios y que serán de ayuda en tiempos de tentación.  

Aunque Dios suele probar a los suyos para refinarlos, nunca lo hace con el fin de que su pueblo caiga. No es así con Satanás; este tienta con el fin de destruir. Dios prueba para que el creyente crezca. En este texto el Apóstol aclara que las tentaciones que vienen son propias del ambiente en el cual vivían los corintios. Dios no permitiría que esas tentaciones rebasaran los límites de la resistencia de sus fieles. El problema en Corinto era que algunos de los creyentes adrede se ponían en el camino de las tentaciones de la idolatría, y por ende se arriesgaban a una caída.

Lamentaciones 3; 22

antes bien, si aflige, también se compadecerá según su gran misericordia.

A pesar del sufrimiento hay una clara visión sobre la naturaleza de Dios:
1) El Señor no desecha para siempre;
2) se compadece;
3) no aflige . . . voluntariamente.
Habiendo expresado su angustia y tentación, el profeta muestra cómo fue levantado por encima de ellas. Malas como son las cosas se debe a la misericordia del Señor que no sean peores. Debemos observar lo que hace por nosotros y en qué está contra nosotros. Las misericordias de Dios no fallan; de esto tenemos ejemplos frescos cada mañana. Las porciones de la tierra son cosas perecederas, pero Dios es porción eterna.
Nuestro deber es, y será nuestro consuelo y satisfacción, tener esperanza y esperar en silencio la salvación del Señor. Las aflicciones obran y obrarán mucho para el bien: muchos han hallado bueno haber llevado este yugo en su juventud; ha hecho humildes y serios a muchos y los ha destetado del mundo, porque, de lo contrario, hubieran sido orgullosos e ingobernables. Si la tribulación produce paciencia, la paciencia, prueba y la prueba, esperanza; la esperanza no avergüenza. Pensamientos adecuados del mal del pecado y de nuestra propia pecaminosidad, nos convencerán que es por la misericordia de Jehová que no hemos sido consumidos. Si no podemos decir con voz que no titubee: El Señor es mi porción, ¿puede que no digamos, deseo tenerlo a Él como mi porción y salvación y en su palabra tengo esperanza? Felices seremos si aprendemos a recibir la aflicción como que viene de la mano de Dios.

¡Maranata! ¡Ve pronto mi Señor Jesús!

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