Colosenses 1; 21
Y aunque vosotros
antes estabais alejados y erais
de ánimo hostil, ocupados en
malas obras,
De esta manera
el Espíritu Santo describe a todos los hombres de todo país y de toda época. En
el vasto mundo no hay hombres inocentes
entre los que no conocen a Dios; más bien, por buenos y nobles que parezcan
algunos, en realidad todos son "extraños y enemigos" de Dios y, por
eso, alejados de El (Efe_2:12), necesitados, por
eso, del evangelio de la salvación. ¿Cuál es la única solución para esta
situación? Mat_28:19. No por medio de los
misterios gnósticos, no por medio de la filosofía humana, sino sólo por medio
del evangelio de Cristo.
Debido a que
éramos extraños de Dios, desconocíamos su manera de pensar y éramos
"enemigos en nuestra mente". El pecado arruinó nuestra manera de
pensar respecto a Dios. Una forma equivocada de pensar nos conduce a pecar, lo
que pervierte y destruye nuestros pensamientos acerca de El. Cuando no
estábamos en armonía con Dios nuestra condición natural era de hostilidad a sus
normas.
Nadie es lo suficientemente bueno para salvarse a sí
mismo. Si queremos vivir por la eternidad con Cristo, debemos depender
totalmente de la gracia de Dios. Esto es cierto, seamos homicidas o sinceros
ciudadanos laboriosos. Todos hemos pecado una y otra vez, y cualquier pecado es suficiente para
que nos motive a venir a Jesucristo para nuestra salvación y vida eterna.
Aparte de Cristo, no hay forma de que nuestros pecados sean perdonados o
quitados.
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