2 Corintios 5; 17-18
De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí, son hechas nuevas.
Y todo
esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y
nos dio el ministerio de la reconciliación;
Cristo no ha de
ser "conocido" (estimado, considerado) a base de consideraciones
carnales.
La más
característica expresión de Pablo sobre lo que significaba ser un cristiano. La
muerte y resurrección de Cristo, y nuestra identificación con él por medio de
la fe, hace posible que cada uno de nosotros se convierta en una nueva criatura. En el presente, esta
nueva creación sólo puede ser experimentada de forma parcial, pero debe ser
nuestra máxima aspiración, mientras se completa la recreación de nuestra
naturaleza Nuestra relación con Cristo
modifica todos los aspectos de la vida. Los cristianos
somos nuevas criaturas desde nuestro interior. El Espíritu Santo nos da vida
nueva y ya no seremos los mismos jamás. No hemos sido reformados, rehabilitados
o reeducados; somos una nueva creación, viviendo en unión vital con Cristo (Col_2:6-7). Convertirnos no es meramente dar la vuelta
a una hoja nueva, sino empezar una vida nueva bajo un nuevo Maestro.
Siendo así el
caso, tampoco se debe considerar el que se encuentra en Cristo. Aunque en la
carne sea judío, o sea gentil, sea libre o sea esclavo, en Cristo es nueva
criatura, con todas las consideraciones hechas nuevas en la vista de Dios. Las
normas carnales no han de ser aplicadas a las criaturas espirituales, a los
hijos de Dios. Que una de éstas sea judío, o sea gentil, no tiene nada que
ver. Gál_3:25-29;
Rom_2:28-29. La nueva criatura ahora anda en "vida nueva" (Rom_6:4), busca las cosas de arriba (Col_3:1-4), se ocupa en las buenas obras preparadas
por Dios (Efe_2:10), y se encuentra en la única
relación que vale, que es la nueva creación (Gál_6:15). Efe_4:24. Las
cosas viejas (consideraciones y normas carnales, prejuicios e discriminaciones,
y sobre todo la relación que el pecador sostenía con Dios) ya pasaron.
Pablo aquí se
refiere a las cosas de las cuales hablaba: es decir, al gran amor constreñido
de Cristo que hizo tan grandes cambios en él y en toda nueva criatura. Todo
esto provino de Dios. Es lo que vale (Gál_6:15).
Las palabras de Pablo indican que también tiene en mente, al decir "todo
esto", su ministerio como apóstol de Jesucristo. A pesar de las falsas
representaciones de los judaizantes, como apóstol Pablo, siempre constreñido
por el amor de Cristo, seguía persuadiendo a los hombres, para que se
reconciliaran con Dios. Trabajaba bajo una dispensación totalmente de Dios (y
no de los hombres). 1Co_15:8-9; Gál_1:1; Gál_1:11-16; 1Ti_1:12; 1Ti_2:7.
Adán introdujo el pecado. El pecado trajo la
muerte. La muerte pasó a todos, por cuanto todos pecaron (Rom_5:12). Dios en Cristo hizo posible la
reconciliación del hombre pecador (Efe_1:3-7; Heb_7:27).
El ministerio de reconciliación es para anunciar lo
que Dios, que estaba en Cristo, ha hecho para
proveer redención del pecado. Aquellos que ya nos hemos reconciliado con Dios
tenemos la encomienda de llevar el mensaje a otros. No tomándoles: En su gracia, Dios ha rehusado echar sobre nosotros
la culpa de nuestros pecados.
¡Maranata!
¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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