} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 25 Marzo: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

domingo, 25 de marzo de 2018

25 Marzo: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.



  1 Corintios 11; 23-25
Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,
   y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí.
   De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí.

Esa comida común de los corintios pervertía la Cena del Señor. No tenía autorización alguna, ni aun estando libre de abusos. Después de condenar aquello, ahora Pablo pasa a recordarles de cómo debe ser celebrada la Cena del Señor. Así se ve claramente el contraste entre lo carnal de la comida de los corintios y lo espiritual de la Cena del Señor.
         No les dice nada nuevo, sino resume la institución de la Cena. Les recuerda que lo que les había entregado cuando estaba con ellos en el principio es exactamente lo mismo que él había recibido del Señor directamente por inspiración. Es cierto que no estuvo presente en la institución de la Cena, pero su información acerca de ella la recibió de parte de Cristo mismo.
El Señor mismo es quien instituyó la Cena, y lo hizo la noche que fue entregado (Mat_26:14-56). Esta verdad subraya la asociación de la Cena del Señor con la muerte de él.
         El pan que tomó fue el pan de la Pascua que estaba delante de él en la mesa, que era pan sin levadura (Mat_26:17; Éxo_12:15). Sabemos lo que Dios quiere por lo que ha hecho. Jesús usó aquel pan, y no cualquier pan. No hay autorización bíblica alguna para el uso de pan con levadura en la Cena del Señor.
Jesús tomó el pan (una torta sin levadura) y dio gracias por él. Aquí y en Luc_22:19 el texto dice que Jesús dio gracias, mientras que en Mat_26:26 y en Mar_14:22 el texto dice que tomó el pan, lo bendijo, y luego lo partió. De esto aprendemos que bendecir el pan equivale a dar gracias por él. Al decir en oración lo que representa el pan (así lo bendecimos), en seguida damos a Dios gracias por él. (Las dos expresiones, dar gracias y bendecir, se usan alternativamente). Esto es lo que debemos hacer antes de comer el pan de la Cena del Señor. (Dar gracias a Dios por otras miles de cosas pertenece a otras ocasiones, y no a ésta).
Obviamente Jesús no se refería a su cuerpo literal, pues estuvo presente en cuerpo cuando lo dijo, y los discípulos no comieron su cuerpo físico. Cuando terminaron de comer el pan, Cristo todavía estaba allí delante de ellos en cuerpo. Además, no es creíble que ellos bebieran la sangre literal de Cristo, pues al judío (y a todos) se le prohibía comer sangre (Lev_17:10; Deu_12:16; Gén_9:4).
         La doctrina católica romana de la “transubstanciación” (que la substancia de pan se cambia en la substancia de cuerpo físico y literal, y que la substancia de fruto de la vid se cambia en la substancia de sangre física y literal) es una invención humana, como también la doctrina luterana de la “consubstanciación” (que la substancia del cuerpo y de la sangre de Cristo están presentes juntamente con la substancia del pan y del fruto de la vid).
Según el apóstol Pablo, ese pan era pan antes de la bendición, y después de ella (ver. 26-28). Lo que tomaron era pan, y lo que comieron era pan, no cuerpo.
         El pan de la Cena del Señor es su cuerpo en representación, exactamente como “él es Elías” (Mat_11:14) quiere decir que Juan el Bautista era Elías en representación (Mat_17:10-13), no en persona. Otras ilustraciones: Gál_4:24-25, “estas mujeres son los dos pactos … Agar es el monte Sinaí”. 1Co_10:4, “la roca era Cristo. Una cosa es símbolo, o representación, de la otra.

         Al decir Jesús, “Yo soy la puerta” (Jn_10:9), decía que él representaba la entrada al cielo. De igual manera en la Cena del Señor, la persona come del pan pensando en que Cristo sacrificó su cuerpo en la muerte de la cruz, y así lo conmemora.
         El pan es el cuerpo de Cristo como la copa (el fruto de la vid) es el nuevo pacto. Al tomar la copa (el jugo de uva) la persona participa de los beneficios del pacto y al comer el pan participa de los beneficios de la muerte de Cristo en la cruz
La Cena del Señor se observa cada primer día de la semana en obediencia a este mandamiento.  
         Esta cena espiritual tiene por propósito conmemorar la muerte de Cristo por nosotros. Se revive la realidad del siglo primero que sucedió en la crucifixión de Jesucristo. El texto griego dice literalmente, “para mi recuerdo”.
El fruto de la vid representa el nuevo pacto porque representa la “sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mat_26:28). Para que el nuevo pacto fuera ratificado, Jesús tuvo que derramar su sangre (Heb_9:15-17).
         Este pacto es nuevo en calidad (Heb_8:8-13), reemplazando el otro pacto que se envejeció y fue quitado, clavado en la cruz (Heb_8:13; Col_2:14). Fue establecido en base a la muerte de Cristo en la cruz. La sangre de Cristo es la razón por qué el cristiano puede gozar de las bendiciones del nuevo pacto.
         El vocablo griego diatheke significa el testamento, o arreglo, de una persona según su propia voluntad, pero aquí un pacto, o acuerdo, entre Dios y los hombres, por medio de Jesucristo, pero solamente Dios pone los términos del pacto. 
Siempre que se bebe la copa, debe ser con el fin ahora estipulado; a saber, para recordar a Jesús en su muerte en la cruz.
         La Cena del Señor se celebraba regularmente, cada primer día de la semana. Tenemos un ejemplo apostólico de esto en Hecho 20:7. A esta verdad atestiguan los historiadores primitivos.
         Las iglesias protestantes tratan de dar a esta frase el sentido de que no hay regularidad en el tiempo de la observancia de la Cena. Pero la idea no es de qué tan a menudo hacerlo, sino de que siempre la observancia sea para recordar lo que ha hecho Cristo por nosotros. La frecuencia de tomar la Cena del Señor es determinada por el ejemplo apostólico.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!
             

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