1Samuel 16; 7
Pero el
SEÑOR dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura,
porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira
la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón.
Saúl
era alto y atractivo. Era un hombre que impresionaba por su buena apariencia.
Samuel pudo haber estado buscando alguien que se pareciera a Saúl para ser el
siguiente rey de Israel, pero Dios le advirtió que no juzgara sólo por las
apariencias.
Cuando
la gente juzga sólo por las apariencias externas, pueden pasar por alto a
individuos que carecen de cualidades físicas particulares que la sociedad
admira en ese momento. Pero la apariencia no revela lo que la gente es en
realidad, ni sus verdaderos valores.
Afortunadamente,
Dios juzga por la fe y el carácter, no por las apariencias. Y debido a que sólo
Dios puede ver el interior, sólo Él puede juzgar a las personas con precisión.
La mayoría de las personas invierten horas cada semana en mantener su
apariencia externa. Deberían hacer aún más para desarrollar su carácter
interior. Mientras todo el mundo puede ver tu cara, sólo tú y Dios saben cómo eres por dentro.
¿Qué
pasos estás tomando para mejorar la actitud de tu corazón?
Mateo 11; 25
En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes,
y las revelaste a los niños.
Jesús
se refiere a los escribas, fariseos, los demás líderes de entre los judíos que
se creían ser los sabios y entendidos. 1Co_1:1-31,
“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la
sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación”. Muchos de los muy sabios del mundo (egresados de las
universidades con títulos) son incrédulos. ¿Cómo se esconde el evangelio de
ellos? Solamente en el sentido de que para ellos el evangelio es despreciativo.
Esta misma verdad se enseña en Mat_13:1-58,
“Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por
parábolas? El respondiendo, les dijo:
Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a
ellos no les es dado. Porque a cualquiera
que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le
será quitado Por eso les hablo por
parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía
de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no
percibiréis. Porque el corazón de este
pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus
ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón
entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane”. Jesús habló en parábolas y después
las explicó a sus discípulos, y los incrédulos no entendían nada
porque no querían entender.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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