Salmo
42; 3
Mis
lágrimas han sido mi alimento de día y de noche, mientras me dicen todo el día:
¿Dónde está tu Dios?
El escritor trae
a la mente los servicios del templo como cosa del pasado; se encuentra ahora en
el extremo norte de Palestina; sólo una intervención de Dios puede traerlo de
regreso; se encuentra rodeado de enemigos triunfadores que lo acosan. Cualquier
ocasión cuando un enemigo tomó cautivos y los deportó sería apropiada.
El salmista
miraba al Señor como su sumo bien, y puso de manera coherente su corazón en Él;
echada al comienzo el ancla, capea la tempestad. El alma bajo la gracia halla
poca satisfacción en los atrios de Jehová, si no se encuentra ahí con Dios
mismo. Las almas vivas nunca pueden descansar en otra parte que no sea el Dios
vivo. Comparecer ante el Señor es el deseo del justo y es el terror del
hipócrita.
Nada es más
penoso para el alma creyente que lo que se concibe para quitarle su confianza
en el Señor. No era el recuerdo de los placeres de la corte lo que afligía a
David, sino el recuerdo de la entrada libre que tenía a la casa de Dios, y su
deleite de estar en ella.
Preguntar no es
malo: ¿Cuándo? … ¿Por qué? … ¿Dónde?
… , expresando respectivamente el deseo de que la prueba pase, confusión
pensando que ni debiera estar sucediendo e imposibilidad de ver a Dios en ella.
La pregunta “¿Quién?” en Isa. 42:24 nos conduce
en una dirección más cierta y segura.
Salmo 109; 21
Mas tú, oh DIOS, Señor, por amor de tu nombre hazme bien; líbrame, pues es buena tu misericordia;
Por más
numerosos o malvados que sean los enemigos, por más malas y desastrosas
nuestras circunstancias, hay un clamor. Un nombre es algo más que una etiqueta,
es una representación de carácter y reputación. David le suplica a Dios que
actúe conforme a su nombre, a su carácter de amor y misericordia. Entonces,
"por amor de tu nombre" significa: "de acuerdo a tu
carácter".
El
salmista toma para sí los consuelos de Dios, pero con mucha humildad. Está
mentalmente turbado. Su cuerpo está agotado y casi desgastado. Pero es mejor
tener el cuerpo flaco y el alma próspera y sana, que tener flacura de alma
mientras el cuerpo es festejado. —Él fue ridiculizado y reprochado por sus
enemigos, pero si Dios nos bendice, no tenemos que preocuparnos por quién nos
maldiga, porque, ¿cómo pueden ellos maldecir a quien Dios no ha maldecido; más
bien, a quien ha bendecido? Presenta como argumento la gloria de Dios y la
honra de su nombre. Sálvame, no conforme a mi mérito, porque no pretendo tener
alguno, sino conforme a tu misericordia. Concluye con el gozo de la fe, seguro
de que sus conflictos actuales terminarán en triunfo. Que todos los que sufren
conforme a la voluntad de Dios, encomienden el cuidado de sus almas a Él.
Jesús, injustamente llevado a la muerte, y ahora resucitado es Abogado e
Intercesor de su pueblo, siempre listo para presentarse por cuenta de ellos
contra un mundo corrupto y el gran acusador.
¡Maranata! ¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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