} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 8 Diciembre LA BUENA SEMILLA

jueves, 8 de diciembre de 2016

8 Diciembre LA BUENA SEMILLA


Lucas 15; 20
La reflexión se traduce en acción. La conversión interior reclama «frutos de arrepentimiento», ruptura con la vida pasada, retorno a Dios. El hijo pródigo se levantó y no se detuvo hasta que llegó a su casa. 
Así, el pecador arrepentido deja resueltamente la atadura de Satanás y sus lujurias, y regresa a Dios por medio de la oración, a pesar de sus temores y desalientos. El padre sale al encuentro a su hijo. El amor y la nostalgia del hijo aguza su vista. Se siente hondamente conmovido cuando ve su miseria. Corre a su encuentro, cosa nada corriente e indigna para los antiguos orientales. El padre olvida su dignidad y le prodiga todas las muestras de su amor paterno. Besándolo en la mejilla lo acoge como hijo antes de que él haya podido pronunciar sus palabras de arrepentimiento. Comienza la «frasecita» de confesión, pero no la termina. El padre no aguarda para perdonar a que se cumplan todos los requisitos del arrepentimiento. A través de la imagen de este padre se nos presenta la imagen del Padre celestial, que nos ama anticipadamente. De la misma manera, el amor de Dios es persistente y fiel. Dios nos buscará y nos dará oportunidades para responder, pero no nos obligará a ir a Él. Como el padre, nos espera con paciencia y desea que recobremos nuestros sentidos.
Nuevamente, la recepción del pecador humillado es como la del pródigo. Es vestido con el manto de la justicia del Redentor, hecho partícipe del Espíritu de adopción, preparado por la paz de conciencia y la gracia del evangelio para andar en los caminos de la piedad, y festejado con consolaciones divinas. Los principios de la gracia y la santidad obran en él, para hacer y para querer.
Isaías 44; 22
Vuélvete a mí. Es la gran preocupación de los que se han descarriado de Dios, como los judíos de antes, para apresurar su retorno a Él. La obra de redención hecha a nuestro favor por Cristo, exhorta a tener esperanza de todas sus bendiciones.
Nuestras transgresiones y nuestros pecados son como una nube espesa entre cielo y tierra: los pecados nos separan de Dios; amenazan una tormenta de ira. Cuando Dios perdona, borra el pecado, disipa la nube, esa nube densa, de modo que el camino al cielo quede abierto otra vez. La nube la dispersa el Sol de justicia; se va completamente. El consuelo que fluye al alma cuando el pecado es perdonado, es como luz clara después de las nubes y la lluvia.
Mientras hay aliento hay espeeanza. Mientras hay vida tenemos la oportunidad de arrepentirnos. ¡Cuántos quisieran unos minutos más de vida para arrepentirse! Pero los hay qué, como los fariseos y los escribas por su conocimiento, creen estar en ventaja sobre los demás, y es cierto, pero la emplean para imponerse y no para servir a los demás. Olvidan el ejemplo de Jesús, que siendo Rey vino a servir, vino a ser la única solución posible para restaurar al pecador con Dios.
¡Cuánto nos queda por morir! ¡Cuán hipócritas somos! Somos peor que los fariseos, pues conociendo la verdad, o decimos conocerla, pero nuestra vida ¿Cuánto tiene de cristiana genuina? Esa es la pregunta y respuesta de porqué se va la juventud al mundo. Quizás no vean más que hipocresía en su hogar y sea el modo de revelarse; quizás bajaron a las aguas pero fue un acto externo, sin un nuevo nacimiento interno. Pero como el pródigo, si son de Cristo volverán cuando recobren el sano juicio.
Y tú que lees esto ¿qué haces con tu vida de testimonio cristiano? ¿Eres luz en tu hogar o sólo finges ser luz exteriormente? Jesús dijo: por sus frutos los conoceréis. Y muchos después de décadas siguen sin dar fruto digno. ¡Cuidado! no sea que ese árbol sea cortado cuando se colme la paciencia de su Dueño.

¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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