} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿QUIÉN ESTÁ EN TU CORAZÓN?

martes, 20 de diciembre de 2016

¿QUIÉN ESTÁ EN TU CORAZÓN?

    
Mateo 12:43-45
Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.
   Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí; y cuando viene, la halla desocupada, barrida y adornada.
   Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre que las primeras. Así también acontecerá a esta generación mala. (La Biblia Casiodoro de Reina 1569)

Los destinatarios primarios de estos versículos eran los escribas y fariseos del tiempo de Jesús.
Hay también hay consideraciones de carácter devocional con respecto a los destinatarios secundarios: todos cuantos se vean retratados en el hombre que describe Jesús en ese pasaje. Varios detalles son altamente aleccionadores:
  Los espíritus inmundos –los demonios– no hallan descanso si no habitan
en el interior de los seres humanos; (Comparar v. 43 con Mt. 8:28-31).
Así como Jesús se fatiga por sanar y salvar (Juan. 4:6), así el diablo y
sus ángeles, los demonios, se fatigan por arruinar y destruir. Brilla así el
gran amor de Dios a los hombres, y se manifiesta el tremendo odio del
diablo a Dios y a los hombres.
  Cuando el demonio se marchó ante la operación del E. Santo, que había
comenzado su obra en este hombre, la vida del hombre cambió para bien.
Es cosa frecuente en casos de pseudo-conversos; con mucha frecuencia,
estos individuos parecen más entusiastas y convencidos que los realmente
convertidos (ver Mt. 13:20 –!este es el caso! Cada palabra es digna de un
detenido análisis).
  La casa el interior de este hombre– quedo así barrida y arreglada, pero estaba desocupada, vacía. Una reforma no fue suficiente. La reforma pudo limpiar, pero no pudo llenar”.
La nación debió haber recibido al Salvador y quedar llena de vida espiritual;
En lugar de eso, el pueblo Lo rechazo, y el final fue destrucción.
Y continua: Hay una aplicación personal. No es suficiente con limpiar
la casa; debemos también invitar al ocupante adecuado. Los fariseos
estaban orgullosos de sus “casas limpias”, ¡pero sus corazones estaban
vacíos! La mera religión, o una reforma, no salvará a nadie. Debe existir una
regeneración, el recibir a Cristo en el corazón. No podemos ser neutrales

acerca de Jesucristo

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