} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 6 Diciembre LA BUENA SEMILLA

martes, 6 de diciembre de 2016

6 Diciembre LA BUENA SEMILLA


Mateo 9; 13
Este versículo sigue cimentando la justificación de Jesús. Sólo san Mateo cita en este pasaje las palabras del profeta Oseas. El evangelista quiere decir que cuanto hace Jesús no es una intrusión arbitraria en las disposiciones de Dios. No sólo se funda en su propia manera de ver, sino en el mismo Dios. Así lo demuestra la Escritura. Por medio del profeta dijo Dios que, ante todo, exigía a los hombres no sacrificios, sino la misericordia humana. La verdadera adoración de Dios tiene que mostrarse en la misericordia compasiva, en la solicitud por los débiles y postrados, en la bondad y el amor.
Al visitar a Mateo, Jesús dañaba su reputación. Mateo había estado engañando a la gente pero Jesús lo encontró y lo cambió. No debemos temer llegar a aquellos que tienen un estilo de vida diferente, porque el mensaje de Dios puede cambiar a cualquiera. El que se autojustifica no puede salvarse porque el primer paso para seguir a Jesús es reconocer nuestra necesidad y aceptar que no tenemos todas las respuestas. Los fariseos trataban con frecuencia de atrapar a Jesús y pensaron que su relación con esta "gente de baja vida" era la oportunidad perfecta. Se preocupaban más de las apariencias de santidad que de ayudar a la gente, de criticar más que de estimular, de la respetabilidad externa más que de la ayuda práctica. Pero Dios está interesado en todos, incluyendo a los que son pecadores y a los que sufren. ¡La vida cristiana no es contienda de popularidad! Al seguir el ejemplo de Jesús, debiéramos anunciar las buenas nuevas a los pobres, solitarios y repudiados, no solo a los buenos, talentosos y populares.
Mateo 7; 21
No interesan las palabras, sino los hechos; Tampoco interesan las palabras de confesión y de elogio. Señor, Kyrie, es la antiquísima invocación de Jesús, con la cual la fe en el ensalzamiento encontró su vigorosa expresión. Pero a esta confesión verbal de Jesús como Señor tiene que corresponder la confesión de los hechos. Y las obras no deben estar dirigidas a otra cosa que a cumplir la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Aquí tenemos la unidad de la antigua y de la nueva alianza: la voluntad de Dios -dada a conocer en la antigua alianza y «cumplida» por Jesús-, la confesión de Jesús como «Señor». Jesús no ha defendido doctrinas particulares; tampoco pueden hacerlo los maestros y profetas cristianos. La voluntad de Dios es para todos el objetivo que indica la dirección. Estas palabras podrían ser para los judíos un puente que los condujera a Cristo...
Jesús desenmascaró a las personas que aparentaban ser religiosas pero no tenían una relación personal con El. En el Día del Juicio, solo nuestra relación con Cristo, nuestra aceptación de El cómo Señor y Salvador y nuestra obediencia a Él, será tomada en cuenta. Muchas personas piensan que si son "buenas" y aparentan religiosidad serán premiadas con la vida eterna. La fe en Cristo es lo que se tendrá en cuenta en el juicio.
Hay tanto pecado sin perdonar  entre los creyentes que a lo largo de los años han cauterizado sus conciencias. Han enfriado el Espíritu Santo y el gozo de la salvación. Pero en su hipocresía, enmascaran y miran para otro lado o tapan con saludos fríos ritualistas, forzados, indolentes, aquello que debiera ser el verdadero perdón para saldar las rencillas sin explicar. Otros se empecinan en su testarudez, ellos tienen la razón; su orgullo evidencia la carencia de humildad y sometimiento a la Palabra de Dios en la Biblia; manipulan el significado de la misma para arrimar “el ascua a su sardina” y rechazar a quienes piden cuentas  de su permisividad y desvaríos.
No me gustaría estar en su piel cuando lleguen a la presencia del Señor. ¿Qué mal testimonio han dado? Han sido piedra de tropiezo con su falta de amor fraternal. Habiendo dos varas de medir para un mismo pecado son peor que los fariseos, que conocedores de la verdad no movían ni un dedo para obedecerla. Mientras hay aliento hay vida, y tiempo para arrepentimiento. Es mejor reconocer, aclarar y reconciliarse con el hermano aquí en esta vida, que no llegar a la otra y salga todo a la luz.
¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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