} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL LUGAR DE PEDRO

miércoles, 7 de diciembre de 2016

EL LUGAR DE PEDRO


Mateo 16; 17-19

   Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca  edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.  Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Este pasaje es uno de los centros neurálgicos de la interpretación del Nuevo Testamento. Desde la Reforma, siempre ha sido difícil enfrentarse con él tranquilamente y sin prejuicios, porque para la Iglesia Católica es la base de su posición acerca del Papa y de la Iglesia. La Iglesia Católica Romana interpreta que se le dieron a Pedro las llaves para admitir o excluir a las personas del Cielo, y para absolver o no a las personas de sus pecados. Además, la Iglesia Católica Romana deduce que Pedro, con este tremendo derecho, llegó a ser el obispo de Roma; y que este poder se transmitió a todos los obispos de Roma, y que está personificado hoy en el Papa, que es el cabeza de la Iglesia y el obispo de Roma.
Es fácil comprender que tal doctrina es inaceptable para un creyente protestante; y también que, tanto protestantes como católicos Romanos, se acercan a este pasaje, no tanto con un deseo sincero de descubrir su significado, sino con la firme voluntad de no ceder nada de su propia posición; sino, si les es posible, destruir la posición del otro. Hagamos un esfuerzo sincera y honradamente para descubrir el verdadero sentido de este pasaje.
Aquí hay un juego de palabras. En griego Pedro es Petros, y una roca es petra. La forma aramea del nombre de Pedro era Kefa, que significa en arameo una roca. En las dos lenguas hay aquí un juego de palabras. En cuanto Pedro hizo su gran descubrimiento y su confesión, Jesús le dijo: «Tú eres petros, y sobre esta petra edificaré Mi Iglesia.»
En primer lugar, esto era un elogio tremendo. Es una metáfora en nada extraña ni inusual al pensamiento judío.
Los rabinos le aplicaban la palabra roca a Abraham. Tenían el siguiente dicho: «Cuando el Dios Santo vio que Abraham iba a levantarse, le dijo: "Mira, he descubierto una roca (petra) para edificar el mundo encima." Por tanto, Dios llamó a Abraham roca (tsúr), como está escrito: "Mirad a la roca de la que fuisteis cortados, al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados" (Isaías 51:1). Abraham era la roca en la que se fundaban la nación y el propósito de Dios.
Pero con mucha más frecuencia se le aplica la palabra roca (tsúr) a Dios mismo. "Él es la Roca, Cuya obra es perfecta(Deuteronomio 32:4). Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca(Deuteronomio 32:31). No hay roca como nuestro Dios” (1Samuel 2:2). "El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi libertador(2Samuel_2:22). La misma frase aparece en Salmo 18:2  “¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?(Salmo_18:31).  
Una cosa está clara. El llamar a alguien roca era el más grande de los elogios; y ningún judío que conociera el Antiguo Testamento podía usar nunca la frase sin que su pensamiento se volviera hacia Dios, Que era la única Roca de su defensa y salvación. Entonces, ¿qué quiso decir Jesús cuando usó la palabra roca en este pasaje
  Es que Pedro mismo es la roca, pero en un sentido especial. No es la roca en que se funda la Iglesia; esa Roca es Dios. Pedro es la primera piedra de toda la Iglesia. Pedro fue la primera persona que descubrió Quién era Jesús; la primera persona que dio el salto de la fe y vio en Jesús al Hijo del Dios viviente. En otras palabras: Pedro fue el primer miembro de la Iglesia y, en ese sentido, toda la Iglesia se construyó sobre él. Es como si Jesús le dijera a Pedro: " Pedro, tú eres la primera persona que ha comprendido Quién soy Yo; por tanto, tú eres la primera piedra, la piedra fundamental, el verdadero principio de la Iglesia que Yo estoy fundando.» Y a partir de entonces, todos los que hacen el mismo descubrimiento que Pedro son piedras vivas añadidas al edificio de la Iglesia de Cristo.
(Esta opinión no es nueva ó peculiar de la iglesia protestante. Muchos siglos ha fue emitida y defendida por Crisóstomo. También lo fue por Tero, célebre orador católico romano de la orden de franciscanos, en Maguncia, en el siglo 16. Será bueno, además, observar  en este lugar, que es un error el suponer que puedan interpretarse las Escrituras en armonía con lo que se llama "el acuerdo unánime de los Padres de la Iglesia." Tal y como repiten en la Iglesia Católica Romana.  Tal  acuerdo no existe; y la frase con que se le designa no pasa de ser una combinación de palabras altisonantes que no estriba en hechos verdaderos.)
Hay dos cosas que nos ayudarán a clarificar la idea.
1)                 A menudo la Biblia usa imágenes para poner algo en claro. No hay que fijarse mucho en los detalles de la imagen; solo hay una enseñanza principal. En relación con la Iglesia, el Nuevo Testamento usa repetidas veces la imagen del edificio, pero la usa en muchos sentidos y desde muchos puntos de vista. Aquí Pedro es la piedra fundamental, en el sentido de que él es la primera persona sobre la que se ha seguido construyendo toda la Iglesia, porque él fue la primera persona que descubrió Quién era Jesús. En Efesios 2:20, los profetas y los apóstoles se dice que son el fundamento de la Iglesia. Fue sobre su trabajo, testimonio, fidelidad, sobre lo que depende, humanamente hablando, la Iglesia de la Tierra. En ese mismo pasaje, se dice que Jesucristo es la principal piedra angular; Él es la fuerza que mantiene unida a la Iglesia. Sin Él, todo el edificio se desintegraría y derrumbaría. En 1Pedro 2:4-8, todos los cristianos somos piedras vivas que se van usando en la edificación de la fábrica de la Iglesia. En 1Corintios 3:11, Jesús es el único fundamento, y nadie puede poner otro. Está claro que los autores del Nuevo Testamento tomaron la imagen del edificio, y la usaron de muchas maneras. Pero detrás de todas ellas está siempre la idea de que Jesucristo es el verdadero cimiento de la Iglesia, y el único poder que la mantiene unida. Cuando Jesús le dijo a Pedro que edificaría Su Iglesia sobre él, no quiso decir que la Iglesia dependiera de Pedro, porque depende del mismo Jesucristo y de Dios como su Roca. Lo que sí quiso decir era que la Iglesia empezó con Pedro; en ese sentido Pedro es la piedra fundamental de la Iglesia, y ese es un honor que nadie le puede quitar.
 (Piedra fundamental: La primera que se pone en los edificios. D R.A E.).
2) El segundo punto es que la misma palabra Iglesia (ekklésía) en este pasaje nos despista un poco. Tendemos a pensar en la Iglesia como una institución y una organización con edificios y oficinas, cultos y reuniones, y organizaciones y toda clase de actividades. La palabra que usaría Jesús probablemente sería qahal, que es la se usa en el Antiguo Testamento para la congregación de Israel, la asamblea de todo el pueblo del Señor. Lo que Jesús le dijo a Pedro fue: “Pedro, tú eres el principio del Nuevo Israel, el nuevo pueblo del Señor, la nueva compañía de todos los que creen en Mi nombre.” Pedro fue el primero de la congregación de los creyentes en Cristo. No fue una iglesia en el sentido corriente, y menos en el de una denominación, lo que empezó con Pedro, sino la comunión de todos los creyentes en Jesucristo, que no se identifica con ninguna iglesia, ni se limita a ninguna iglesia, sino que abarca a todos los que aman al Señor.
Así que podemos decir que la primera parte de este pasaje controvertido quiere decir que Pedro es la piedra fundamental de la Iglesia en el sentido de que él fue el primero de esa gran compañía que confiesa gozosamente su descubrimiento de que Jesucristo es el Señor; pero que, en última instancia, es Dios mismo la Roca sobre la que está edificada la Iglesia.

Jesús prosigue diciendo que las puertas del Hades no prevalecerán contra Su Iglesia. ¿Qué quiere decir esto? La idea de puertas que prevalecen no es precisamente una figura corriente o fácil de entender
  En el Oriente antiguo, la puerta era tradicionalmente el lugar en que los ancianos y los gobernantes se reunían para dirimir las causas y dictar justicia, especialmente en los pueblos pequeños y en las aldeas. Por ejemplo: la Ley establecía que, si un hombre tenía un hijo rebelde y desobediente, que le trajera «ante los ancianos de su ciudad, a la puerta del lugar donde viva» (Deuteronomio 21:19), y allí se haría juicio, se dictaría la sentencia. En Deuteronomio 25:7, se dice que, cuando un hombre se niega a cumplir la ley del levirato, “irá entonces su cuñada a la puerta donde están los ancianos.” La puerta era el lugar donde se reunían los ancianos para hacer justicia. Según esto, la puerta puede haber llegado a significar la sede del gobierno. Durante mucho tiempo, por ejemplo, el gobierno de Turquía se llamaba La sublime porte (porte es la palabra francesa para puerta). Así que esta frase podría querer decir: Los poderes, el gobierno del Hades, no prevalecerán nunca contra la Iglesia.
  Supongamos que volvemos a la idea de la Roca en la que está fundada la Iglesia, y que Jesús es el Hijo del Dios viviente. Ahora bien, el Hades no era el lugar de castigo de los condenados, sino donde, según las creencias judías primitivas, se encontraban todos los muertos. Obviamente, la función de las puertas es mantener algo dentro, confinarlo, encerrarlo, controlarlo. Hubo una Persona Que las puertas del Hades no pudieron retener, y fue Jesucristo. Él rompió las ligaduras de la muerte. Como el autor de Hechos dice: “Era imposible que fuera retenido por la muerte... No dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que Tu Santo vea corrupción”. Así que esta puede ser una referencia triunfal a la próxima Resurrección. Jesús puede que estuviera diciendo: "Tú has descubierto, Pedro, que Yo soy el Hijo del Dios viviente. Pronto llegará el momento en que Yo sea crucificado, y las puertas del Hades se cerrarán tras Mí. Pero no podrán retenerme; las puertas del Hades no tienen poder contra Mí, el Hijo del Dios viviente.”
Como quiera que tomemos esta frase, expresa triunfalmente la indestructibilidad de Cristo y de Su Iglesia.

      Ahora llegamos a dos frases en las que Jesús describe algunos privilegios que se le concedieron a Pedro y algunas obligaciones que se le impusieron.
1) Dice que Él, Jesús, le dará a Pedro las llaves del Reino. Esta es una frase indiscutiblemente difícil; haremos bien en empezar por establecer las cosas de que podemos estar seguros acerca de ella.
     a) Esta frase siempre significa alguna especie de poder especial. Por ejemplo, los rabinos tenían un dicho: " Las llaves del nacimiento, de la lluvia y de la resurrección de los muertos pertenecen a Dios.» Es decir: sólo Dios tiene poder para crear la vida, para enviar la lluvia y para hacer que los muertos vuelvan otra vez a la vida. Esta frase siempre indica un poder especial.
    b) En el Nuevo Testamento esta frase se refiere regularmente a Jesús. Es en Sus manos, y no en las de ningún otro, donde están las llaves. En Apocalipsis 1:18, el Cristo Resucitado dice: " Yo soy el Viviente. Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.  De nuevo, en Apocalipsis 3: 7, el Cristo Resucitado se describe como " el Santo, el Verdadero, el Que tiene la llave de David, el Que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.” Hay que interpretar esta frase en referencia a un derecho divino; y cualquiera que fuera la promesa que recibió Pedro, no se puede tomar como, la anulación, o la infracción, de un derecho que solo pertenece a Dios y al Hijo de Dios.
(c) Todas estos usos y figuras del Nuevo Testamento se remontan ¿una alegoría que se encuentra en Isaías 22:22 , en la que el Señor dice que Eliaquim llevará al hombro la llave de la casa de David, y será el único que la cierre y abra.
Ahora bien: Eliaquim había de ser el mayordomo fiel de la casa. Es el mayordomo el que lleva las llaves de la casa, el que abre la puerta por la mañana, y la cierra por la tarde, y es el que introduce a los visitantes a la presencia real. Así que lo que Jesús le está diciendo a Pedro es que, en  días por venir, él será el mayordomo del Reino. Y en el caso de Pedro, su misión consistiría en abrir, no en cerrar la puerta del Cielo.
Eso se cumplió sin dejar lugar a dudas.. En Pentecostés, Pedro abrió la puerta a tres mil almas (Hechos 2:41). Más tarde le abrió la puerta al centurión gentil Cornelio, con lo cual hizo que la puerta girara sobre sus goznes para admitir al gran mundo gentil (Hechos 10). Hechos 15 nos cuenta cómo se abrió la puerta de par en par al mundo gentil en el Concilio de Jerusalén, y que fue el testimonio de Pedro lo que hizo posible aquella decisión emblemática (Hechos 15:14; Simeón es Pedro). La promesa de que Pedro usaría las llaves del Reino quería decir que él sería el encargado de abrir la puerta de Dios a miles y miles de personas en los días por venir. Pero en este sentido no es solamente Pedro el que tiene las llaves del Reino; cualquier cristiano las puede usar también para abrirle la puerta del Reino a otras personas, entrando así a participar de la gran promesa de Cristo.

2) Jesús le prometió a Pedro además que lo que él atara, quedaría atado, y lo que él desatara, quedaría desatado. Debemos entender esto en el sentido de que Pedro expondría los pecados humanos, los ataría, a las conciencias de las personas, y que luego las desataría de sus pecados notificándoles el amor y el perdón de Dios. Ese es un pensamiento precioso, y sin duda cierto, porque tal es el deber de todo predicador y maestro cristiano; pero aquí hay todavía más que eso.
Desatar y atar eran palabras que se usaban corrientemente con sentido figurado entre los judíos. Se referían frecuentemente a las decisiones de los grandes maestros y de los grandes rabinos. El sentido corriente que cualquier judío reconocería era permitir y prohibir. Atar algo era declararlo prohibido; desatar era declararlo permitido. Eran expresiones corrientes en relación con la ley. Era de hecho lo único que podían querer decir en ese contexto. Así que lo que Jesús le estaba diciendo a Pedro era, parafraseando: «Pedro, vas a tener responsabilidades graves y pesadas sobre ti. Vas a tener que hacer decisiones que afectarán al bienestar de toda la Iglesia. Serás el guía y el director de la joven Iglesia. Y las decisiones que harás serán tan importantes que afectarán a las almas de las personas en el tiempo y en la eternidad.”
El privilegio de las llaves quería decir que Pedro sería el mayordomo de la casa de Dios, abriéndoles la puerta a las personas para que entraran en el Reino. El deber de atar y desatar quería decir que Pedro tendría que hacer decisiones sobre la vida y la práctica de la Iglesia que tendrían las consecuencias más amplias. Y por supuesto, cuando leemos los primeros capítulos de Hechos, vemos que eso fue precisamente lo que tuvo que hacer Pedro en Jerusalén.
Si parafraseamos este pasaje que ha causado tantas discusiones y controversias vemos que trata, no de formas eclesiásticas, sino de cosas que corresponden a la Salvación. Jesús le dijo a Pedro: “Pedro, tu nombre quiere decir roca, y tu destino será ser una roca. Eres la primera persona que Me ha reconocido como el Que soy, y por tanto eres la primera piedra del edificio de la comunión de los Míos. Contra esa comunión, las aguerridas fuerzas del mal no podrán prevalecer, como tampoco Me podrán mantener cautivo en el reino de la muerte. Y en días por venir serás el mayordomo que abrirá las puertas del Reino para que entren los judíos y los gentiles; pero debes ser un sabio administrador y guía que resuelva los problemas y dirija la obra de la Iglesia naciente y creciente.”

Pedro había hecho el gran descubrimiento; y a Pedro se le concedió un gran privilegio y una gran responsabilidad. Es un descubrimiento que cada persona ha de hacer por sí misma; y cuando lo haya hecho, se le impondrán el mismo privilegio y la misma responsabilidad que a Pedro.

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