} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: UN LLAMADO VITAL PARA TODOS LOS NACIDOS DE NUEVO

jueves, 8 de diciembre de 2016

UN LLAMADO VITAL PARA TODOS LOS NACIDOS DE NUEVO



2 Corintios 13:5  Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?

A los corintios se les pidió que se examinaran y probaran a sí mismos. Así como nos sometemos a un control médico, Pablo nos urge a que nos sometamos a un control espiritual. Debemos velar por un crecimiento en la presencia y el poder de Cristo en nuestras vidas. Sólo así podremos deducir si somos cristianos verdaderos o impostores. Si no estamos dando pasos concretos para crecer más cerca de Dios, estamos alejándonos de Él. Dice el Apóstol que, en vez de andar pidiéndole a él pruebas, lo mejor sería que ellos mismos se pusiesen a prueba, para ver si Jesucristo está verdaderamente en ellos y son auténticos cristianos; si no lo encuentran, es señal de que están “reprobados” o, como hoy diríamos, descalificados, pues no han resistido la prueba.
 A lo largo de una serie de ideas coherentes y escalonadas (Romanos 13:5-10) exhorta Pablo a la comunidad a que se examine a sí misma, para que su fe y su vida sean auténticas y el apóstol pueda ahorrarse, en su visita, la tarea de tener que montar un tribunal de castigo. En vez de querer comprobar si Cristo actúa en el apóstol (Romanos 13:3), sería mejor que los corintios se probaran a sí mismos. La comunidad conoce la realidad de Cristo en la lglesia. Sabe que los cristianos están en Cristo y Cristo en los cristianos. Los corintios no pueden olvidar esta realidad, sino que la deben hacer efectiva en su vida de fe. Sólo la fe vivida y realizada es fe verdadera. Si no lo supieran y no actuaran en consecuencia, serían suspendidos y desaprobados. Y en tal caso, Pablo teme que tampoco podrían afrontar el juicio futuro.
Existen varios pasos en el proceso de una autoevaluación que llevaría a los corintios, y a nosotros, a una valoración de la calidad espiritual de nuestra vida. “Si estáis firmes en la fe” es una frase que señala el primer paso. Hay que reconocer que “en la fe” es un giro que puede tener varios significados. Previamente Pablo había exhortado a los corintios a estar firmes en la fe (1Corintios_16:13). Esa exhortación implicaba una aceptación del kerugma  el mensaje básico del cristianismo. Otro sugiere que la fe conlleva la idea de cierta confianza del lado humano y mucha fidelidad de parte de Dios. Un concepto más sencillo es ver “la fe” como una relación genuina con Cristo ¡por supuesto!. En nuestro texto “la fe” puede implicar todas estas ideas mencionadas, y aún más, una nueva situación y una nueva existencia como cristiano. Finalmente, Pablo les advertirá en cuanto “en la fe”, significando adherencia a su evangelio en contraposición con “el evangelio diferente” de sus opositores.

Esta frase es tan crucial que debemos hacer una pausa y preguntarnos “¿Cuál es esa ‘fe’ en la que los corintios fueron exhortados a permanecer firmes?”. La fe se expresa mejor con la palabra kerugma. Pablo usa esta palabra cuando escribe en 1Corintios_1:21: “A Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación”. Un predicador era un heraldo (kerux) que levantaba su voz y anunciaba buenas nuevas. En ese pasaje Pablo no está diciendo que la salvación se hace posible porque los hombres predican, es decir, por el acto de predicar, sino por lo que se predica (el contenido). En la predicación de los primeros años del NT, kerugma llegó a significar las creencias centrales acerca de la revelación de Dios en Cristo. Es el evangelio (las buenas nuevas) a ser proclamado al mundo no creyente. El primer sermón cristiano que se registró fue el de Pedro en Hechos_2:14-40. Otros sermones se encuentran en Hechos 3:12-26; 5:29-32; 10:34-43. El esbozo básico de estos sermones es:
 (1) Dios ha cumplido sus promesas hechas en el AT y trajo salvación a su pueblo (Hechos_2:16, 2:21-23; 3:18, 3:24; 10:43).
 (2) Esto se realizó a través del ministerio, muerte y resurrección de Jesús (Hechos_2:22-24; 3:13-15; 10:37-39).
 (3) Jesús ha sido exaltado como Señor y Cristo (Hechos 3:26).
 (4) El Espíritu Santo en la iglesia es la señal del poder y la gloria presente de Cristo (Hechos 2:33; 5:32).
(5) La salvación alcanzará su conclusión con la segunda venida de Cristo para juzgar a los vivos y a los muertos (Hechos_3:21; 10:42).
(6) Habiendo sido escogidos para proclamar las buenas nuevas (Hechos 2:32; 10:40-41) terminaban su predicación con un llamamiento al arrepentimiento y ofrecían el perdón del pecado y el don del Espíritu Santo a quienes creyeran (Hechos_2:38-39; 3:25-26; 5:31; 10:43).

Las verdades arriba mencionadas constituyen “la fe” que los corintios y nosotros somos llamados a afirmar y vivir. Permanecer fieles a las verdades del evangelio de Cristo Jesús es fundamental. Adherirse al kerigma debe resultar en un estilo de vida que es moralmente sano, éticamente correcto y prácticamente eficaz como testimonio de un compromiso espiritual que refleja el amor de Dios en Cristo Jesús.

Pablo confronta a los corintios con la necesidad de cambiar, de arrepentirse, como consecuencia de su fe. Les ha asegurado que si las condiciones indicadas no son encaradas y cumplidas, él tratará con ellos severamente. Solo una actitud de arrepentimiento que resultara en un cambio de perspectiva y de conducta sería aceptable. De otra forma, no será indulgente con ellos.

La pregunta: “¿no conocéis… que Jesucristo está en vosotros?” señala una prueba muy básica. Ellos afirman ser de Cristo, pero ¿pasan el examen de que él en realidad está en ellos y entre ellos? Si el resultado es positivo, ellos reconocerán total y completamente que Cristo está entre ellos y que son verdaderos miembros del cuerpo de Cristo. Pablo espera que fijen sus ojos críticos hacia ellos mismos y honestamente averigüen si están “en Cristo”. Irónicamente, Pablo añade: “a menos que ya estéis reprobados”. La naturaleza de la frase no es poner en tela de duda la experiencia o la validez de su salvación. En varias ocasiones Pablo siempre ha expresado en sus escritos a los corintios la autenticidad de su fe.
Pablo termina la carta severa con cuatro cosas.
(i) Termina con una advertencia. Va a ir a Corinto otra vez, y ésta no habrá tiempo para andarse por las ramas. Lo que se diga se atestiguará y decidirá definitivamente. Tendrá que haber una confrontación. No se debe permitir que la situación se haga crónica. Pablo sabía muy bien que hay un momento en el que hay que dar cara a las situaciones desagradables.
(ii) Termina con un deseo. Su deseo es que los corintios actúen como es debido. En ese caso, él no tendrá que imponer su autoridad, y eso no será ningún chasco para él sino una gran satisfacción y alegría. Pablo no quería imponer su autoridad sólo por hacer gala. Lo hacía todo para construir, y no para destruir. La disciplina debe tener siempre como objetivo el levantar a las personas, y no el hundirlas.
(iii) Termina con una esperanza. Espera tres cosas de los corintios.
 (a) Espera que sigan adelante hacia la perfección. No debe haber parones en la vida cristiana. El que no avanza, se queda atrás. Los cristianos siempre vamos de camino hacia Dios; por tanto cada día, por la gracia de Cristo, debemos estar un poco más listos para enfrentarnos con el escrutinio de Dios.
 (b) Espera que escuchen la exhortación que les ha dirigido. Hay que ser una persona como Dios manda para prestar atención a consejos difíciles. Estaríamos mucho mejor si dejáramos de una vez de hablar de lo que queremos y empezáramos a escuchar a los sabios, y especialmente a Jesucristo. (c) Espera que vivan en armonía y en paz. Ninguna congregación puede dar culto al Dios de la paz con un espíritu de amargura. Tenemos que amarnos unos a otros para que el amor de Dios tenga realidad entre nosotros.
(iv) Por último, acaba con una bendición. Después de la severidad, de la lucha y del debate, llega la serenidad de la bendición. Una de las mejores maneras de hacer la paz con nuestros enemigos es orar por ellos; porque nadie puede odiar a una persona y orar por ella al mismo tiempo.

La prueba de un cristiano no es si ha pasado ciertas ceremonias y asumido ciertos votos, sino si se ha encontrado con Cristo cara a cara. Un antiguo sacerdote judío llamado Ebed-Tob decía de su ministerio: " No fue mi padre ni mi madre quien me instaló en este puesto, sino el brazo del Dios todopoderoso.»
(ii) La verdadera causa de la capacidad de Pablo para bregar y sufrir era que estaba seguro de que su misión le había sido encomendada por Dios. Consideraba todos los esfuerzos que se le exigían como privilegios que Dios le concedía.
No son solamente personas como Pablo las que reciben de Dios sus responsabilidades; Dios les da su tarea a todas las personas. Puede que sea uno a quien todos los demás conozcan y reconozcan y la Historia recuerde, o puede que sea uno de quien nadie sepa nada.  

Muchas tareas humildes son un apostolado divino


La tarea que Dios le dio a Pablo fue la evangelización del mundo; para la mayor parte de nosotros será sencillamente hacer felices a unas pocas personas en el pequeño círculo de los que nos son más queridos.

 ¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

No hay comentarios:

Publicar un comentario