} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA ALTIVEZ Y LA HUMILDAD

domingo, 25 de diciembre de 2016

LA ALTIVEZ Y LA HUMILDAD

Como sabéis, soy un gran amante de la naturaleza y de modo especial de las plantas, arbustos y árboles. 
Ayer tuve que ir por razones de trabajo, cerca de Viana del Bollo, a un pueblecito Bembibre que fue famoso por sus manantiales de aguas sulfurosas. Después de recorrer el castañal que me han encargado formar con la poda, me fijé en un pequeño arroyo de aguas frescas, donde había un grupo de árboles muy variados. Abedules, robles, castaños, alguna haya y un laurel.
Me hizo recordar un cuento sobre un bosque donde todos los árboles crecían, buscando la luz; todos gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíz.
En cambio un laurel dijo: “Yo, mejor, voy a invertir mi savia en tener una buena raíz: así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten”.
Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.
El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, señoreando sus flores y perfumes, meneando el abundante follaje.
—¡Laurel !…( le decían ) para que quieres tanta raíz ? Mira a nosotros, todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocúpate solo de ti!
Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba servir y amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.
Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados, que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los volteara, resquebrajara y salieran muy dañados.
En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.
Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles, no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tu corazón… dando siempre lo mejor de ti mismo,.. lo más excelso…allí… en tu alma… Y es el amor…

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