Isaías 2; 4
Dios le otorgó a Isaías el don
de ver el futuro. Aquí Dios muestra a Isaías lo que a la larga le sucedería a
Jerusalén. Apocalipsis 21 describe el glorioso cumplimiento de esta profecía en
la nueva Jerusalén, donde se les permitirá entrar solo a los que sus nombres
aparezcan escritos en el libro del Cordero. Dios hizo un pacto (promesa) con su
pueblo y nunca lo quebrantará. La fidelidad de Dios nos da esperanza para el
futuro.
Aquí se nos habla de un futuro maravilloso de
paz, cuando instrumentos de guerra se convertirán en instrumentos de labranza.
Cuando se nos enseñarán las leyes de Dios y las obedeceremos. Sabemos que un
día Dios quitará todo el pecado que ocasiona guerras, conflictos y otros
problemas. Aun así no debemos esperar para obedecer a Dios. A Judá y a nosotros
se nos habla que debemos caminar a la luz de Dios ahora. Aunque nos aguarda
nuestra recompensa eterna, ya podemos disfrutar de los muchos beneficios de la
obediencia a medida que aplicamos la Palabra de Dios a nuestras vidas.
Colosenses 1; 20
La muerte de Cristo abre un camino para que todos
puedan venir a Dios. Puso a un lado al pecado que nos impedía disfrutar de una
relación correcta con nuestro Creador. Esto no significa que todos han sido salvos,
sino que el camino ha sido abierto para todo aquel que confíe en Cristo para
ser salvo. Podemos tener paz con Dios y reconciliarnos al aceptar a Cristo, que
murió en nuestro lugar.
A ti que lees esta meditación te pregunto ¿Hay
entre tu Creador y tu alguna distancia? Reconcíliate con Dios. Acércate a Él a
través de Jesucristo.
¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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