} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 26 Noviembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

domingo, 26 de noviembre de 2017

26 Noviembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


Hebreos 9; 27
Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

El autor de hebreos traza un paralelismo entre la vida del hombre y la vida de Cristo.
  El hombre muere, y después viene el juicio. Eso ya era un golpe para los griegos, que pensaban que todo terminaba con la muerte. «Una vez que la tierra bebe la sangre de una persona dijo Esquilo-, ya no hay más que muerte, sin resurrección.» 
El hombre vive y muere una sola vez y luego es juzgado. La muerte no puede ocurrir muchas veces. El hombre muere una sola vez, y no muchas. Así con Cristo; murió una sola vez. Este versículo ilustra lo declarado en el 26 tocante a la singularidad de la muerte de Cristo. La muerte, el juicio y la reconciliación obrada por Cristo ¡son cosas que no se repiten! Con Cristo es diferente: murió, resucitó y volverá otra vez, no para ser juzgado sino para juzgar. Todas las personas mueren físicamente, pero Cristo murió para que nosotros no tuviéramos que morir espiritualmente. Podemos tener una maravillosa confianza en su obra de salvación a nuestro favor, quitando nuestro pecado pasado, presente y futuro. El perdonó nuestros pecados del pasado; cuando murió en la cruz, Él se inmoló una vez para siempre; El nos envió el Espíritu Santo para ayudarnos a enfrentar el pecado presente; Él se presentó por nosotros en el cielo como nuestro Sumo Sacerdote; y ha prometido regresar  y resucitarnos a una vida eterna en un mundo en que no se permitirá el pecado.

La Iglesia Primitiva no se olvidó nunca de la esperanza en la Segunda Venida. Latía en toda su fe. Pero para los incrédulos era una perspectiva terrible. Como leemos en Enoc acerca del Día del Señor antes que Cristo viniera: «Para todos vosotros, pecadores, no hay salvación, sino que lo que vendrá sobre vosotros será la destrucción y la maldición.» De alguna manera habrá de venir la consumación. Ese día, si Cristo viene como Amigo, no puede ser más que un día glorioso; si viene como un extraño o como Uno al Que hemos considerado un enemigo, sólo puede ser un día de juicio. Uno puede esperar el fin de todas -las cosas con gozosa expectación, o con desesperado terror. La diferencia sólo depende de cómo estemos con Cristo.


Deuteronomio 30; 19
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
Actuando como el mediador del pacto, Moisés invoca a los cielos y la tierra como testigos. En el Antiguo Oriente, la conclusión de los tratados políticos terminaban con la invocación de los dioses como testigos. Pero la fe monoteísta de Israel no podía aceptar la realidad de los otros dioses como testigos del pacto entre Dios e Israel. Así que los cielos y la tierra sirven como testigos eternales de la decisión de Israel a las demandas del pacto. La invocación de testigos contra Israel aparece diversas veces en el AT (Deuteronomio_4:26; Deuteronomio_32:28; Isaías_1:2; Miqueas_1:2). Moisés, por lo tanto, invoca a los testigos para certificar que él había dado a Israel la oportunidad de escoger entre vida y muerte, entre bien y mal. Moisés insta a Israel a escoger vida   porque la decisión de ellos afectaría a sus hijos por muchas generaciones en el futuro. La vida que Israel tenía que escoger era la vida de servicio a Jehová en obediencia a sus mandamientos. La muerte era la maldición que sigue a la desobediencia. Escoger vida era aceptar la relación especial que Jehová ofrecía. Aceptar vida era amar a Dios, era obedecer sus mandamientos y serle fiel. Jehová había prometido dar a Abraham, Isaac y Jacob una tierra fructífera como su heredad eterna. Pero, ahora, sus descendientes que se preparaban para entrar en aquella tierra prometida a sus antepasados, tenían que tomar una decisión. Para recibir la heredad que Jehová había prometido a sus padres, la nueva generación de israelitas tenía que aceptar las palabras del pacto y aceptar la vida de servicio a Dios. En su decisión estaba su vida. En su aceptación de la misión de ser pueblo de Dios estaba su permanencia en la tierra. Israel había sido redimido de la esclavitud de Egipto para servir a Jehová. Pero ahora Israel tiene que tomar una decisión
La consecuencia de la desobediencia es muerte, muerte física y muerte espiritual. La desobediencia trae consecuencias desastrosas. El pueblo sería removido de la tierra que Jehová había prometido dar a Israel como su herencia. El pueblo sería esparcido entre las naciones y se tornaría en objeto de “refrán y escarnio entre todos los pueblos” (1Reyes 9:7). El juicio divino cambiaría la promesa de vida y bendición que Jehová había dado, en una maldición que causaría la muerte de la nación. Por esta razón Moisés insta a la nueva generación de israelitas a tomar la decisión de escoger vida y no muerte
Moisés desafió a los israelitas a escoger la vida, obedecer a Dios y por lo tanto continuar experimentando sus bendiciones. Dios no fuerza su voluntad sobre nadie. Él nos deja decidir por nosotros mismos si lo seguimos o si lo rechazamos. Sin embargo, esta decisión es una cuestión de vida o muerte. Dios quiere que nos demos cuenta de esto, ya que Él quiere que todos nosotros escojamos la vida. Día a día, en cada nueva circunstancia, debemos afirmar y reforzar este compromiso.

¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!


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