Apocalipsis 20; 11-12
Y vi
un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron
la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
Y vi a los
muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y
otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los
muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Los varios "juicios" mencionados en el libro hasta ahora han
tenido que ver con el imperio romano pagano, que perseguía a los santos
primitivos. Eran juicios concernientes al tiempo. Pero ahora se introduce el
Juicio Final.
El poder de Satanás no es eterno; se enfrentará su condena. Empezó su
obra maligna en la humanidad al principio (Genesis_3:1-6)
y la continúa hoy; pero será destruido cuando sea lanzado en el lago de fuego.
El diablo será liberado del pozo del abismo ("su prisión", Genesis_20:7); pero nunca se le sacará del lago de
fuego. Nunca más volverá a engañar a nadie.
En el juicio, se abren los libros. Representan el juicio de Dios y en
ellos están registradas las obras de cada uno, buenas o malas. No somos salvos
por obras, pero estas se ven como una clara evidencia de la relación de una
persona con Dios. El libro de la vida contiene los nombres de quienes han
puesto su confianza en Cristo para ser salvos.
Según Juan, el
Juicio empieza con la desaparición del mundo actual; la tierra y el cielo huyen
de Su presencia. Juan está pensando en términos que eran muy corrientes en el
Antiguo Testamento. Dios echó los cimientos de la tierra, y los cielos son la
obra de Sus manos. Sin embargo, sigue siendo verdad que «ellos perecerán...
como una vestidura se envejecerán, como un vestido los mudarás, y pasarán» (Salmo 102:25-27).
«Los cielos se desvanecerán como el humo, y la tierra se envejecerá como un
vestido» (Isaías_51:6
). "El cielo y la tierra pasarán» (Marcos_13:31). «Los
cielos pasarán con gran estruendo, los elementos ardiendo serán deshechos y la
tierra y las obras que en ella hay serán quemadas» (2Pedro_3:10).
La nueva humanidad en Cristo tendrá un nuevo mundo en Cristo.
Es el juicio de los grandes y de los pequeños. No hay nadie tan grande
como para escapar al juicio de Dios, ni tan poco importante como para
desmerecer Su vindicación.
Se mencionan dos clases de libros. El primero contiene el informe de
las obras humanas. Esta es una idea corriente en la Escritura. " El Juez
se sentó, y se abrieron los libros» Daniel_7:10). Cuando concluya la edad presente, se abrirán
los libros a la luz del firmamento, y todos los verán.
La idea es sencillamente que Dios guarda un archivo de todas las obras
humanas. El simbolismo es que a lo largo de toda nuestra vida vamos
escribiendo; no es tanto que Dios juzga a la persona como que cada uno escribe
su propia sentencia.
El segundo libro es El Libro de la Vida. Este también aparece
con frecuencia en la Escritura. Moisés está dispuesto a que Dios le borre del
Libro de la Vida si así se salva el pueblo Exodo_32:32). El salmista ora que los malvados sean
borrados del Libro de la Vida y no escritos con los justos Salmo_69:28).
Isaías habla de los que están escritos entre los vivos (Isaías 4:3). Pablo habla de sus
colaboradores cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida Filipenses_4:3).
La promesa del Cristo Resucitado a la Iglesia de Sardes es que el nombre del
que salga victorioso no será borrado del Libro de la Vida (Apocalipsis 3:5).
Aquellos cuyos nombres no estén escritos en el Libro de la Vida serán
entregados a la destrucción (Apocalipsis 13:8). La idea detrás de todo esto es que todos los
gobernantes tenían un libro de registro de los ciudadanos que vivían en su
demarcación; y, por supuesto, cuando uno moría, se quitaba su nombre de ese
libro. Aquellos cuyos nombres están en el Libro de la Vida son los ciudadanos
vivos y activos del Reino de Dios.
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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