Eclesiastés 3; 2
Tiempo de nacer,
y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
La vida del hombre
está compuesta de penas y alegrías, de triunfos y fracasos, de trabajos y reposos.
El sabio ve que así debe ser. Obtener triunfos sin fracasos haría del hombre un
pequeño dios; padecer fracasos sin ningún triunfo de la vida sería una miseria
infinita. Lo que caracteriza el trabajo del hombre es un continuo hacer y
deshacer lo hecho, cada cosa a su tiempo. Como esos tiempos los fija Dios, para
el Predicador la sabiduría del hombre consiste en ponerse en sintonía con Dios
para saber qué hacer en cada caso. Dios lo ha dispuesto todo, lo bueno y lo
malo, el hacer esto y el hacer aquello, cada tarea tiene su tiempo propicio,
cada experiencia humana su razón de ser. El hombre, como ser relativo, se
encuentra también ante tareas relativas; ningún momento es absoluto, absoluto
es solamente Dios. Esto es lo que nos dice el Predicador.
Tiempo de nacer y tiempo de morir abarca los dos extremos de la vida humana y los
que están más lejos de su voluntad. Entre ellos podemos incluir todas las
experiencias de la vida. El nacer y el
morir son los acontecimientos más importantes de nuestra vida, sobre los
que Dios ha tendido misteriosos velos que la sabiduría humana no acierta a
descorrer. Uno y otro tienen su momento señalado por Dios, y en ese mismo
momento tendrán realización, sin que el hombre pueda adelantarlos o
retrasarlos. En un pueblo agrícola como el hebreo, plantar y arrancar lo plantado es una de las ocupaciones más
frecuentes. Dios, al disponer las diversas estaciones, ha establecido las
condiciones atmosféricas que determinan el tiempo en el que el hombre debe
llevar a cabo las diferentes faenas del campo. Acciones desagradables, como herir y, en consecuencia, curar; las mismas obras encaminadas a
destruir y edificar están dentro de los planes de Dios, que
en sus inescrutables designios ha permitido las circunstancias que determinaron
tales hechos. No existe la casualidad, y atribuir a ella supuestos efectos es
sencillamente reconocer nuestra ignorancia. De la misma manera, es Dios quien
nos proporciona una veces alegrías, y entonces reímos y danzamos; otras motivos de tristeza, y entonces lloramos y nos lamentamos. Lo primero
tenía lugar sobre todo en las fiestas de bodas; lo segundo, en los días de
luto.
Como el hombre no puede
alterar la fecha de su nacimiento o de su muerte, tampoco puede poner al revés
el tiempo y orden de “plantar” y de “arrancar.” Pretender “plantar” fuera de
sazón es vanidad, por buena que sea la sazón;
del mismo modo, hacer de las cosas terrenas el fin principal es vanidad, por buenas que sean en orden y
sazón.
Lo que quiere decir Salomón en
esta sección es que Dios tiene un plan para todas las personas. Por lo tanto,
proporciona ciclos de vida y trabajo para que lo realicemos. A pesar de que nos
enfrentamos con muchos problemas que parecen contradecir los planes de Dios,
estos no deben ser obstáculos para creer en El, sino más bien oportunidades
para descubrir que, sin Dios, los problemas de la vida no ofrecen soluciones
duraderas.
Juan 14; 19
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero
vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
Lo verían con sus propios ojos físicos durante cuarenta días después
de su resurrección (1Corintios 15:1-8), pero en
este contexto Jesús enfatiza la comunión permanente con ellos por medio del
Espíritu Santo. "Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta
como en un espejo la gloria del Señor... “(2Corintios_3:18).
La presencia de Cristo con ellos ya no sería física, sino espiritual.
-- porque yo vivo,
vosotros también viviréis. –
A veces la gente quisiera conocer el futuro a fin de prepararse para
lo que ha de ser. Dios no ha querido darnos este conocimiento. Solo Él sabe lo
que sucederá, pero nos dice todo lo que tenemos que saber para prepararnos para
el futuro. Cuando vivimos según sus normas, Él no nos abandonará; vendrá a
nosotros, estará en nosotros y se nos manifestará. Dios sabe lo que sucederá y,
como El estará con nosotros en todo momento, no debemos temer. No es necesario
que conozcamos el futuro para tener fe en Dios: debemos tener fe en El para
estar seguros acerca del futuro.
1Tesalonicenses 4; 17
Luego nosotros
los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con
ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre
con el Señor.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, --
La esperanza de la
Segunda Venida les había traído otro problema a los de Tesalónica. Esperaban
que se produjera inmediatamente; esperaban estar vivos cuando ocurriera, pero
estaban preocupados por los cristianos que ya habían muerto. No podían estar
seguros de que también participaran de la gloria de ese Día. Pablo les responde
que tendrán una misma gloria los que ya hayan muerto y los que estén vivos.
Pablo explica en otros textos que al venir Cristo los vivos seremos
transformados (Filipenses_3:20-21; 1Corintios_15:50-53),
porque “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la
corrupción hereda la incorrupción”.
-- seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor (Juan_14:1-3;
Juan_17:24). –
Al dejar la tierra, Jesús “fue alzado, y le recibió una nube que le
ocultó de sus ojos” (Hechos_1:9). Así también
cuando El vuelva “seremos arrebatados juntamente con” los resucitados “para
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Cuando
Cristo venga, habrá un “rapto secreto”; es decir, al venir Cristo los fieles
serán arrebatados secreta, silenciosa e invisiblemente. Según esta teoría, en
ese momento los justos simplemente desaparecerán. Ya no estarán sobre la faz de
la tierra; más bien estarán en las nubes con Cristo por siete años para escapar
de la supuesta “Gran Tribulación”. Esta teoría se basa en lo que Jesús dice en Mateo_24:21 acerca de la gran tribulación que vendría
sobre Jerusalén, y sobre Mateo_24:40-41,
“Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será
dejada”.
El arrebatamiento de los santos no será ni
secreto ni silencioso, “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo”. Tampoco dejará a los
otros vivos confusos porque “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le
verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán
lamentación por él. Sí, amén” (Apocalipsis_1:7).
¡Maranata!
¡Sí, ven Señor Jesús!
No hay comentarios:
Publicar un comentario