Jonás 2; 2-7
Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;
Desde el seno del Seol clamé,
Y mi voz oíste.
Me echaste a lo profundo, en medio de los mares,
Y me rodeó la corriente;
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
Entonces dije: Desechado soy de delante de tus
ojos;
Mas aún veré tu santo templo.
Las aguas me rodearon hasta el alma,
Rodeóme el abismo;
El alga se enredó a mi cabeza.
Descendí a los cimientos de los montes;
La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre;
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová
Dios mío.
Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de
Jehová,
Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
Es interesante observar que mientras los
marineros oraban, Jonás dormía. Frente a la muerte el profeta comenzó a orar
con fervor y en poesía. Algunos eruditos dicen que el capítulo dos consiste en
un salmo antiguo que los que recopilaron el libro de Jonás se lo agregaron al
texto. Llegan a esta conclusión puesto que el salmo es la oración de uno que ha
sido salvado del peligro de la muerte y ahora está en condiciones de ofrecer
sacrificios a Dios. No obstante, todo el libro habla de hechos pasados, no
solamente el capítulo dos, y era muy lógico esperar que el autor utilizara el
idioma de los Salmos para componer su oración.
Ya sea que él hubiera estado consciente todo el
tiempo o no, Jonás estuvo suficientemente alerta algún tiempo durante sus días
dentro del pez o ballena para comprender que no se había ahogado sino que estaba
siendo mantenido vivo. El profeta no solamente se sentía en el fondo del mar
sino a la base de las montañas.
Para muchos hebreos el destierro en Babilonia era así; pensaban que nunca
volverían a ver su tierra. El regreso a Palestina era como salir de la tumba.
Su oración es un testimonio de que Dios efectivamente escucha las oraciones de
la persona angustiada.
El seno del Seol: Esta es la parte
interior de la tierra, la tumba, lejos de la presencia de Dios. Jonás está
consciente de su seria y amenazadora situación. Los cerrojos del Seol
estaban pues en el mundo de los muertos debajo del gran abismo. Esta es una
oración de agradecimiento, no una petición de liberación. Jonás simplemente
estaba agradecido de no haberse ahogado. Fue librado de una forma espectacular
y lo sobrecogía pensar que había escapado de la muerte. Aun dentro del pez,
Dios escuchó la oración de Jonás. Podemos orar en cualquier parte y a cualquier
hora, que Dios nos oirá. Nuestro pecado nunca es demasiado grande, ni nuestra
dificultad demasiado inmensa, para Dios.
Jonás
dijo: "Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová" (2.7).
A menudo hacemos lo mismo. Cuando todo nos va bien, tendemos a olvidarnos de
Dios; pero cuando no hay esperanza, clamamos a Él. Este tipo de relación con
Dios conduce a una vida espiritual no muy firme, con altas y bajas. Un
compromiso con Dios firme y diario promueve una sólida relación con El. Busca a
Dios en las buenas y en las malas, y tendrás una vida espiritual más vigorosa.
El profeta hace el contraste entre los que
abandonan su fe para adorar ídolos, vanidades
ilusorias, y los que adoran al Dios verdadero. A pesar de su
desobediencia Jonás nunca dejó de creer en Dios o de reconocer que era el único
Dios creador de todo. Como en otros lugares de la Biblia se manifiesta que el
culto a ídolos no es solamente falso sino vano (Isaías_44:9-20).
Jonás termina su oración con la confianza de que un día va a ofrecer sus
sacrificios y cumplir sus votos prometidos. No se sabe la naturaleza de los
votos; Deuteronomio_23:22-23 dice que un voto es
una promesa voluntaria y algo muy serio que uno debe cumplir.
Al fin Jonás fue librado del pez, pero su
liberación no era un fin en sí mismo. Tal como Dios libró a su pueblo rebelde
de cautiverio para darles una oportunidad de ser sus mensajeros al mundo (Jeremías_51:44) así fue con Jonás. Dios le mandó al
pez que vomitara a Jonás en tierra para que recibiera de nuevo la Palabra de
Dios.
Dios quiere la salvación de todas las personas en
el mundo. Se preocupa por las grandes ciudades del mundo donde hay enormes
conglomerados de personas, muchas de las cuales no tienen valores morales que
las orienten. Hoy Dios nos llama a compartir el mensaje de su salvación en las
grandes ciudades del mundo para que las muchedumbres puedan conocer su bondad,
su amor y su perdón.
Lamentaciones 3; 25
Bueno es Jehová a los que en él
esperan, al alma que le busca.
Debido a que el amor y la compasión son los principales atributos de
Dios, son siempre nuevos, listos para ser probados y conocidos otra vez. Por
esta razón, los que han sido afligidos pueden siempre poner su confianza en Él
nuevamente, para su aceptación y restauración. Dios es “fiel”, o invariable en
su amor. Por lo tanto, el poeta puede estar contento de que Dios sea su porción,
no importan las circunstancias.
Siendo Dios así, es bueno buscarle. Hacerlo, sin embargo, puede
costar, la vida de Jeremías. Puede ser
que la bondad de Dios se conozca sólo después de haber soportado pacientemente
el sufrimiento.
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor
Jesús!
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