Capítulo 10; 1- 4
1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi
corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.
2 Porque yo les doy testimonio de que tienen
celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
3 Porque ignorando la justicia de Dios, y
procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;
4 porque el fin de la ley es Cristo, para
justicia a todo aquel que cree.
Después
de reafirmar su profundo anhelo por la salvación de sus hermanos y hermanas
judíos, Pablo destaca la falla de los judíos en no tener un conocimiento de los
caminos y los propósitos de Dios que sea comparable a su indiscutible celo.
Utilizando la imagen de la carrera vista en Romanos 9:30-33, Israel corría
afanosamente, pero no se dirigía hacia la verdadera línea de llegada de la
carrera. Esa línea de llegada es la justicia de Dios (gr. ten tou theou
dikaiosunen), y, se refiere a la acción de Dios de colocar a las personas en
una relación correcta con él. Concentrados en la persecución de su propia
justicia, la justicia que viene por obras y por la ley, los judíos no se han
sometido a, ni han querido aceptar en fe, la manera en que Dios relaciona a las
personas con él. Los judíos estaban
convencidos de que adquirían crédito con Dios mediante la obediencia a la Ley.
Lo que mejor revela la actitud judía son las tres clases en que dividían la
humanidad: Había personas que eran buenas, cuyo balance era positivo; había
otros que eran malos, cuya vida arrojaba un balance de deuda, y había quienes
estaban en medio, que serían buenos si hicieran una buena obra más. Todo era
cuestión de ley y mérito. A esto contesta Pablo: «Cristo es el final de la
Ley», lo que quiere decir que es el final del legalismo. La relación entre Dios
y el hombre ya no es la que existe entre un acreedor y un deudor, entre un
asalariado y un patrono o entre un juez y un acusado. Gracias a Jesucristo, el
hombre ya no está en la posición de tener que satisfacer la justicia divina;
sólo tiene que aceptar Su amor. Ya no tiene que merecer el favor de Dios, sino
solamente tomar la Gracia y el amor y la misericordia que Dios le ofrece
gratuitamente. Esto es, Cristo cumplió
toda la ley, por tanto, quien cree en Él, es contado justo ante Dios como si él
mismo hubiese cumplido toda la ley.
En lugar
de vivir mediante la fe en Dios, los judíos establecieron costumbres y
tradiciones (añadiduras a la Ley de Dios) en su afán de ser aceptos ante El.
Los judíos no ignoraban la necesidad de una respuesta para con Dios, pero ellos
sustituyeron el desempeño humano por la fe, ¡lo cual lleva al orgullo, a la
arrogancia y al exclusivismo. Un enfoque de la ley guiado por el entendimiento
correcto los hubiera llevado a Cristo y a la verdadera justicia, ya que la ley
misma señala a Cristo. Pero los esfuerzos humanos, por sinceros que sean, nunca
podrán sustituir la justicia que Dios nos ofrece por la fe. La única forma de
ganar la salvación es ser perfectos y esto es imposible. Solo podemos extender
nuestras manos vacías y recibirla como regalo.
“la
justicia de Dios” esta frase se refería
a la justicia imputada de Dios (Romanos 4) para estar en una buena relación con
El y delante de Él basado solamente en Su misericordia, Su gracia, la obra
terminada de Cristo, la atracción del Espíritu y el arrepentimiento de la
humanidad pecadora.
Uno puede
comprender el cómo y el por qué los judíos malentendieron la justicia de Dios.
El AT enfatizaba la obediencia a la Ley (Deuteronomio
4:40 Y guarda sus estatutos y sus
mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus
hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios
te da para siempre.-6:3 Oye,
pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la
tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el
Dios de tus padres). Lo que ellos
no pudieron entender fue el balance que se necesitaba entre fe y
arrepentimiento también (Deuteronomio.4; 39 Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es
Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro 5:31-33 Y tú quédate aquí
conmigo, y te diré todos los mandamientos y estatutos y decretos que les
enseñarás, a fin de que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les doy
por posesión. 32 Mirad, pues, que hagáis
como Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra.
33 Andad en todo el camino que Jehová
vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos
días en la tierra que habéis de poseer.; 6:5
Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y
de toda tu alma, y con todas tus fuerzas). El
profeta Ezequiel claramente declara que Dios actuó a favor de Israel no por la
justicia de ellos, sino debido al carácter de Dios mismo ( Ezequiel. 36:22-38 Por tanto, di a
la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh
casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis
vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. 23 Y santificaré mi grande nombre, profanado
entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán
las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en
vosotros delante de sus ojos. 24 Y yo os
tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a
vuestro país. 25 Esparciré sobre
vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de
todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y
haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por
obra. 28 Habitaréis en la tierra que
di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por
Dios. 29 Y os guardaré de todas vuestras
inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. 30 Multiplicaré asimismo el fruto de los
árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de
hambre entre las naciones. 31 Y os acordaréis
de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os
avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras
abominaciones. 32 No lo hago por
vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien; avergonzaos y cubríos de
confusión por vuestras iniquidades, casa de Israel. 33 Así ha dicho Jehová el Señor: El día que os
limpie de todas vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las
ciudades, y las ruinas serán reedificadas. 34
Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber permanecido asolada
a ojos de todos los que pasaron. 35 Y
dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén; y
estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y
habitadas. 36 Y las naciones que queden
en vuestros alrededores sabrán que yo reedifiqué lo que estaba derribado, y
planté lo que estaba desolado; yo Jehová he hablado, y lo haré. 37 Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado
por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se
multiplican los rebaños. 38 Como las
ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus fiestas solemnes, así
las ciudades desiertas serán llenas de rebaños de hombres; y sabrán que yo soy
Jehová.).
La preocupación de los judíos por la ley es, una
vez más, el problema subyacente, porque
no han llegado a comprender que Cristo es en sí mismo la “culminación” de la
ley. Pablo utiliza la palabra telos, que algunas versiones como la RVA traducen
“fin” y otras, “meta”; pero si seguimos con las imágenes de la carrera
utilizadas en el pasaje, la palabra probablemente contenga elementos de ambas
traducciones. Cristo, dice Pablo, ha sido durante todo el tiempo la meta a la
que ha apuntado la ley; y, dado que la meta ha sido ahora lograda -Cristo ha
venido- la búsqueda o la persecución de la ley debería llegar a su fin. Este
versículo, junto con Mateo 5:17(No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas;
no he venido para abrogar, sino para cumplir)
es una expresión clave de un tema
dominante en el NT: la culminación o “cumplimiento” en Jesús el Mesías de la
antigua ley del pacto y todas sus instituciones. Con esa culminación llega
también la intención de Dios de ofrecer justicia a todo aquel que crea, gentil
así como judío.
No es por el reconocimiento de los hechos (sea teología,
detalles históricos, o información del evangelio) que se recibe el regalo de la
gracia de Dios a través de Cristo. El NT es un pacto; Dios determina la agenda
e inicia la respuesta necesaria en el individuo, y éste debe responder con una
fe inicial y arrepentimiento y una fe y arrepentimiento continuos. La obediencia
y la perseverancia son cruciales. ¡El ser como Cristo y el ministerio o
servicio son la meta!
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