} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LIBRO DEL ÉXODO 5; 5-21

viernes, 9 de septiembre de 2022

LIBRO DEL ÉXODO 5; 5-21

                 

5  Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas. 6  Y mandó Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus capataces, diciendo: 7  De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja. 8  Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios. 9  Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras mentirosas. 10  Y saliendo los cuadrilleros del pueblo y sus capataces, hablaron al pueblo, diciendo: Así ha dicho Faraón: Yo no os doy paja. 11  Id vosotros y recoged la paja donde la halléis; pero nada se disminuirá de vuestra tarea. 12  Entonces el pueblo se esparció por toda la tierra de Egipto para recoger rastrojo en lugar de paja. 13  Y los cuadrilleros los apremiaban, diciendo: Acabad vuestra obra, la tarea de cada día en su día, como cuando se os daba paja. 14  Y azotaban a los capataces de los hijos de Israel que los cuadrilleros de Faraón habían puesto sobre ellos, diciendo: ¿Por qué no habéis cumplido vuestra tarea de ladrillo ni ayer ni hoy, como antes? 15  Y los capataces de los hijos de Israel vinieron a Faraón y se quejaron a él, diciendo: ¿Por qué lo haces así con tus siervos? 16  No se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: Haced el ladrillo. Y he aquí tus siervos son azotados, y el pueblo tuyo es el culpable. 17  Y él respondió: Estáis ociosos, sí, ociosos, y por eso decís: Vamos y ofrezcamos sacrificios a Jehová. 18  Id pues, ahora, y trabajad. No se os dará paja, y habéis de entregar la misma tarea de ladrillo. 19  Entonces los capataces de los hijos de Israel se vieron en aflicción, al decírseles: No se disminuirá nada de vuestro ladrillo, de la tarea de cada día. 20  Y encontrando a Moisés y a Aarón, que estaban a la vista de ellos cuando salían de la presencia de Faraón, 21  les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten..

 

        Faraón estaba familiarizado con muchos dioses (Egipto estaba repleto de ellos), pero nunca había oído acerca de Jehová. Y si Jehová era el Dios de los esclavos hebreos, no podía ser demasiado poderoso, pensaba Faraón. Por lo tanto, al principio Faraón no le preocupaba el mensaje de Jehová que llevaba Moisés, ya que no había visto ninguna evidencia del poder del Señor. En vez de responder positivamente al pedido de Moisés, el faraón inmediatamente llamó a los capataces y a los vigilantes y les mandó agravar el trabajo del pueblo. Los capataces del pueblo y sus oficiales - Los capataces eran egipcios, los oficiales eran hebreos. Pero es probable que los capataces que son llamados שרי מסים sarey missim, príncipes de las cargas o impuestos, fueran diferentes de los llamados capataces aquí, como las palabras son diferentes; נגשים nogesim significa exactores u opresores - personas que exigieron de ellos una proporción irrazonable de trabajo o dinero.

Oficiales - שטרים shoterim; esos parecen haber sido un tipo inferior de oficiales, que asistían a oficiales superiores o magistrados para ejecutar sus órdenes. Se supone que han sido algo así como nuestros alguaciles.

El faraón retiró la provisión de paja para los adobes; en adelante los israelitas tendrían que recogerla por sí mismos sin reducir la cuota de producción.

 Paja para hacer ladrillos - Ha habido muchas conjeturas sobre el uso de paja para hacer ladrillos. Algunos suponen que se usó simplemente para quemarlos, pero esto es infundado. Los ladrillos orientales a menudo están hechos de arcilla y paja amasada, y luego no se queman, sino que se secan completamente al sol. Esto lo menciona expresamente Filón en su vida de Moisés, quien dice, describiendo la opresión de los israelitas en Egipto, que unos eran obligados a trabajar el barro para hacer ladrillos, y otros a recoger paja con el mismo fin, porque la paja es el enlace por el cual el ladrillo se mantiene unido, πλινθου γαρ αχορα δεσμος - Phil. Operar, editar. Mang., vol. ii., pág. 86. Y el relato de Filón es confirmado por los viajeros más inteligentes. El Dr. Shaw dice que la paja de los ladrillos aún conserva su color original, lo que es una prueba de que los ladrillos nunca se quemaron. Algunos de estos todavía se pueden ver en los gabinetes de los curiosos; y hay varios de la antigua Babilonia   donde la paja que se amalgamó con la arcilla todavía es perfectamente visible. De esto podemos ver la razón de la queja hecha a Faraón: los egipcios se negaron a dar la porción necesaria de paja para amasar los ladrillos, y sin embargo exigieron que se produjera la cuenta o número completo de ladrillos cada día, como lo hicieron cuando todos los materiales necesarios estuvieron a mano; así que la gente se vio obligada a recorrer todos los campos de maíz y arrancar el rastrojo, que se vieron obligados a sustituir por paja.  

Porque están ociosos; por lo tanto claman - Vayamos y sacrifiquemos - Así su deseo de adorar al verdadero Dios de una manera apropiada fue atribuido a su falta de voluntad para trabajar; una reflexión que los egipcios (en principio) de la actualidad arrojan sobre estos que, mientras son fervientes en espíritu sirviendo al Señor, no son perezosos en los negocios.

Los capataces estaban entre dos fuegos. Primero trataron de hacer que la gente no disminuyera la producción, después se quejaron a Faraón, y por último se volvieron contra Moisés. Quizás alguna vez usted se ha visto entre dos fuegos en el trabajo, en sus relaciones familiares o en la iglesia. Quejarse o volverse contra los líderes no resuelve el problema. En el caso de estos supervisores, Dios tenía un propósito mayor en mente, como quizás lo tenga en su caso. Así que en vez de volverse contra los líderes cuando se sienta presionado por los dos lados, vuelvase a Dios a ver qué otra cosa se puede hacer.

Y los oficiales - fueron golpeados - Probablemente bastinados; porque este es el castigo común en Egipto hasta el día de hoy por ofensas menores. La manera de hacerlo es ésta: el culpable se acuesta boca abajo, con las piernas vueltas hacia atrás y erguidas, y el verdugo le da tantos golpes en las plantas de los pies con un palo. Este es un castigo muy severo, la víctima no puede caminar por muchas semanas después, y algunos quedan lisiados por él durante toda su vida.

Vosotros sois ociosos: el idioma egipcio antiguo abunda en epítetos que muestran desprecio por la ociosidad. La acusación fue igualmente ofensiva e ingeniosa; uno que fácilmente sería creído por los egipcios que sabían cuánto obstaculizaban las labores públicas y privadas los festivales y otras ceremonias religiosas. Entre los grandes pecados que, según la creencia egipcia, suponían la condenación en el juicio final, se menciona dos veces la ociosidad.

La queja era dura y los vigilantes se volvieron contra Moisés y Aarón culpándoles por sus problemas El Señor los mire y juzgue - Estas fueron expresiones apresuradas y poco amables; pero a los afligidos se les debe permitir el privilegio de quejarse; es todo el consuelo que tal pena puede encontrar; y si en tal angustia se pronuncian palabras que no deberían estar justificadas, los considerados y benévolos las escucharán con indulgencia. Dios es misericordioso; y el golpe de este pueblo fue más pesado que sus gemidos.

  El faraón había logrado su propósito. En vez de llevar a cabo su promesa de librar al pueblo, Moisés los había metido en peores circunstancias. Ahora la delegación pedía a Jehová  que juzgara a Moisés y a Aarón y los castigara de acuerdo con su culpa. Temían que el faraón los matara si no podían mantener la cuota de producción de adobes, y la culpa era de Moisés por pedir permiso de salir y celebrar una fiesta a Jehová.

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