} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LIBRO DEL ÉXODO 7 1 7

sábado, 10 de septiembre de 2022

LIBRO DEL ÉXODO 7 1 7


1  Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. 2  Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel. 3  Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas. 4  Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. 5  Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos. 6  E hizo Moisés y Aarón como Jehová les mandó; así lo hicieron. 7  Era Moisés de edad de ochenta años, y Aarón de edad de ochenta y tres, cuando hablaron a Faraón.

 

         Con este capítulo comienza la serie de milagros realizados en Egipto. Son progresivos. El primer milagro se realiza para acreditar la misión de los hermanos; es simplemente una credencial y no va acompañada de ninguna imposición. Luego vienen señales que muestran que los poderes de la naturaleza están sujetos a la voluntad de Jehová, cada plaga tuvo graves consecuencias para los egipcios, pero no infligió pérdidas ni sufrimientos severos; luego, en rápida sucesión, vienen plagas devastadoras,, mortandad, furúnculos, granizo y relámpagos, langostas, tinieblas y, por último, la muerte de los primogénitos. Cada una de las aflicciones tiene una conexión demostrable con las costumbres y los fenómenos egipcios; cada uno apunta directamente a alguna superstición egipcia; todas son maravillosas, no, en su mayor parte, como fuerzas invertidas, sino como fuerzas en desarrollo inherentes a la naturaleza, y dirigiéndolas hacia un fin especial. Los efectos se corresponden con estas características; se descuidan los primeros milagros; las siguientes plagas primero alarman, y luego por una temporada, someten al rey, quien no cede hasta que su primogénito es herido. Incluso ese golpe lo deja capaz de un último esfuerzo, que completa su ruina y la liberación de los israelitas.

Te he hecho un dios - O "te he designado".   Moisés estará en esta relación especial con Faraón, que Dios se dirigirá a él por medio de un profeta,   por uno designado para hablar en Su nombre. El pasaje es importante ya que ilustra la característica principal y esencial de un profeta, él es el declarador de la voluntad y el propósito de Dios.     La última dificultad de Moisés (Exo_6:12, repetida en Exo_6:30) fue eliminada por Dios con las palabras: “Mira, te he puesto por dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta” (Exo_7:1). Según Exo_4:16, Moisés sería un dios para Aarón; y en armonía con eso, aquí se llama a Aarón el profeta de Moisés, como la persona que anunciaría a Faraón las revelaciones de Moisés. Al mismo tiempo, Moisés también fue hecho un dios para Faraón; es decir, se le prometió autoridad divina y poder sobre Faraón, de modo que en adelante ya no tenía necesidad de temer al rey de Egipto, sino que este último, a pesar de toda resistencia, eventualmente se inclinaría ante él. Moisés era un dios para Aarón como revelador de la voluntad divina, y para Faraón como ejecutor de esa voluntad.

  Una vez más el Señor les indicó que endurecería el corazón del faraón, y que multiplicaría las señales y los prodigios en la tierra de Egipto antes de lograr la libertad del pueblo. A la vez, les reveló un propósito adicional en la confrontación con el faraón: Así sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos. El propósito divino era más que simplemente guardar el pacto hecho con los patriarcas y librar a Israel; Jehová  quería, además, que por la experiencia los egipcios conocieran personalmente que él es el Dios Soberano de todo el mundo. La demostración de su naturaleza y poder sería un testimonio de su redención no únicamente a Israel, sino a todos. Él quería que los egipcios lo conociesen también como Salvador.

Tomar algunas decisiones es fácil, mientras que otras son más difíciles. El faraón era un monarca orgulloso. Su palabra era ley, no admitía oposición a su voluntad y no quería perder un recurso económico de tanto valor como el que tenía en Israel.   El faraón tuvo que decidir; pero era un hombre insensible y obstinado. Dios conocía su vanidad y que cada vez que tomaba una decisión le era más difícil volverse atrás. Al correr el proceso el faraón llegó a ser más oneroso y más rígido en su posición, aun frente al pedido de sus consejeros de que dejara ir a Israel. Cada paso le hacía más difícil el próximo, y el Señor seguía insistiendo.

   Dios pudo haberle quitado la vida al faraón en cualquier momento; sin embargo, siguió el proceso hasta que el faraón tomó la decisión de dejar ir a Israel. Dios conocía de antemano lo que éste haría, y se lo dijo a Moisés. No obstante, el autor demuestra cómo Jehová  cooperaba en el proceso; lo presionaba, lo cargaba y le hacía cada vez más difícil la decisión. Lo endureció Dios, y el faraón se endureció a sí mismo.

Hay varias observaciones más que ayudarán en una evaluación del contexto:

(1) El faraón endureció su corazón antes de que Dios obrara.

(2) No se trataba de la salvación del faraón, sino de una decisión política de dejar ir a Israel.

 (3) El Señor usó múltiples medios para que el faraón se rindiera: Hizo amonestaciones antes de enviar las plagas; demostró su misericordia repetidas veces al hacer cesar las plagas al pedido del faraón; y dos veces el faraón confesó la supremacía de Jehová  antes de la muerte de los primogénitos.

 (4) El pedido era justo.

(5) El propósito era didáctico: Dios quería enseñar a las futuras generaciones de su poder y redención (Deuteronomio_6:20-25 Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó? 21  entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa. 22  Jehová hizo señales y milagros grandes y terribles en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa, delante de nuestros ojos; 23  y nos sacó de allá, para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres. 24  Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. 25  Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado.; Romanos_6:17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;).

(6) El corazón, en el pensar del AT, no representaba el centro de las emociones, sino de la voluntad: se trataba de una decisión de la volición.

 (7) En la época de Moisés, no había un concepto de causas secundarias. Se pensaba que el Señor era responsable directo de todo lo que ocurría; entonces, cuando el Señor endureció el corazón del faraón, fue para producir una situación en la cual Jehová  podía obrar con sus señales y prodigios. En realidad, para Israel no había un problema teológico con el endurecimiento del corazón del faraón.

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