} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LIBRO DEL ÉXODO 3; 1-6

sábado, 3 de septiembre de 2022

LIBRO DEL ÉXODO 3; 1-6

                

1 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2  Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3  Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4  Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5  Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6  Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.

      

             ¡Qué gran contraste hay entre la vida de Moisés como príncipe egipcio y la que tuvo como pastor madianita! Como príncipe, todo se lo hacían; era el famoso hijo de una princesa egipcia. Como pastor, tenía que hacerlo todo por sí mismo. Estaba haciendo el mismo trabajo que se le había enseñado a despreciar (Génesis_43:32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios.; 46:32-34 Y los hombres son pastores de ovejas, porque son hombres ganaderos; y han traído sus ovejas y sus vacas, y todo lo que tenían. 33  Y cuando Faraón os llamare y dijere: ¿Cuál es vuestro oficio? 34  entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestros padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas.), y vivió como un extranjero desconocido. ¡Qué experiencia más humillante debió haber sido para Moisés! Pero Dios estaba preparándolo para ser líder. Al vivir como pastor y nómada, Moisés aprendió las costumbres de la gente que guiaría y también acerca de la vida en el desierto. Moisés no pudo ver esto por sí mismo, pero Dios lo estaba preparando para liberar a Israel de las garras del Faraón.

De acuerdo con el relato de Esteban (Hechos 7:30 Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza.), habían pasado 40 años, y Moisés seguía apacentando las ovejas de Jetro, su suegro, cuyo nombre significa “excelencia”; sin embargo, anteriormente se le había llamado Reuel, que quiere decir “amigo de Dios” (Éxodo_2:18). ¿Cómo se explican los dos nombres? Algunos han sugerido que se trata de dos documentos que usaban nombres diferentes. Otros piensan que es la misma persona que llevaba dos nombres. Una tercera opinión lo explica a través de los significados de los nombres: Reuel, “amigo de Dios,” era el nombre personal, y Jetro, o “excelencia,” era un título honorífico. Aunque la última es muy atractiva, y puede ser la explicación correcta, hay una cuarta sugerencia que parece ser la preferida: Reuel era el patriarca, el jefe del clan al cual las mujeres dieron los informes de la ayuda prestada por Moisés. Mientras él vivía era considerado el “padre” de toda la familia. Al transcurrir 40 años, y habiendo fallecido el sacerdote anciano, su hijo Jetro, el padre biológico de las siete mujeres e hijo de Reuel, lo había reemplazado como jefe y sacerdote en ejercicio. Así pues, el texto simplemente trata de la vida del clan. ¡No es problema de documentos, ni de una transmisión del texto!

 

Gramaticalmente, el capítulo 3 comienza acentuando el nombre de Moisés. Había algo muy importante en el futuro, aunque él continuaba su labor normal de cuidar las ovejas de su suegro. Las llevó más allá del desierto, o literalmente al lado occidental de Horeb, el nombre dado a aquel sector de un monte imponente de la zona. El lado austral era llamado Sinaí (Éxodo_19:11 y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí,  19:18-20 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. 19  El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. 20  Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió;  33:6 Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb;  34:2 Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte.).

 

Llegó hasta el monte de Dios. No se lo llamaba así por ser lugar de veneración de alguna divinidad pagana o de algún dios madianita, sino por lo que llegaría a ser para Israel. En la época en que se escribió la historia, ya era el lugar donde Dios se había aparecido a Moisés, y donde se había promulgado la Ley.

El ángel del Señor - No un ángel creado ciertamente; porque se llama יהוה Jehová,  y tiene los atributos más expresivos de la Deidad aplicados a Él. Sin embargo, él es un ángel, מלאך malach, un mensajero, en quien estaba el nombre de Dios, Éxodo 23:21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.; y en quien habitaba corporalmente toda la plenitud de la Deidad, Colosenses 2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad; y quien, en todos estos tiempos primitivos, fue el Mensajero del pacto, Malaquías 3:1He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién era este sino Jesús, el Líder, Redentor y Salvador de la humanidad?

Una llama de fuego, de en medio de una zarza - El fuego era, no solo entre los hebreos sino también entre muchas otras naciones antiguas, un emblema muy significativo de la Deidad. Dios acompañó a los israelitas en todo su viaje por el desierto como una columna de fuego en la noche; y probablemente un fuego o llama en el lugar santísimo, entre los querubines, era el símbolo general de su presencia; y las tradiciones de estas cosas, que deben haber sido corrientes en el este, probablemente han dado origen, no solo a la bastante general opinión de que Dios aparece en la semejanza del fuego, sino a todo el sistema zoroastriano de adoración del fuego. Se ha informado de Zoroastro, o Zeradusht, que habiéndose retirado a una montaña para el estudio de la sabiduría y el beneficio de la soledad, toda la montaña fue un día envuelta en llamas, de entre las cuales salió sin recibir daño alguno; en el cual ofreció sacrificios a Dios, quien, estaba persuadido, se le había aparecido entonces.

Los parsis modernos llaman al fuego la descendencia de Ormusd y lo adoran con una gran variedad de ceremonias. Entre los fragmentos atribuidos a Esquilo, y recogidos por Stanley en su valiosísima edición de este poeta, p. 647, col. 1, encontramos los siguientes hermosos versos:

Χωριζε θνητων τον Θεον, και μη δοκει

Ὁμοιον αυτῳ σαρκινον καθεσταναι.

Ουκ οισθα δ’ αυτον· ποτε μεν ὡς πυρ φαινεται

Απλαστον ὁρμῃ · ποτε δ’ ὑδωρ, ποτε δε γνοφος.

“Distingue a Dios de los hombres mortales; y no penséis que alguna cosa carnal es semejante a él. Tú no lo conoces: a veces se presenta como un Fuego informe e impetuoso, a veces como agua, a veces como densas tinieblas.” El poeta continúa:

Τρεμει δ’ ορη, και γαια, και πελεριος

Βυθος θαλασσης, κωρεων ὑψος μεγα,

Ὁταν επιβλεψῃ γοργον ομμα δεσποτου.

“Las montañas, la tierra, el mar profundo y extenso, y las cumbres de las montañas más altas tiemblan cada vez que el ojo terrible del Señor Supremo los mira”.

Estos son fragmentos muy notables y parecen haber sido recopilados de tradiciones relativas a las diferentes manifestaciones de Dios a los israelitas en Egipto y en el desierto. Moisés deseaba ver a Dios, pero no podía contemplar nada más que una gloria indescriptible: nada parecido a los mortales, nada parecido a un cuerpo humano, apareció en ningún momento a sus ojos, ni a los de los israelitas. “No visteis ninguna semejanza”, dijo Moisés  Deuteronomio 4:15 Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego;  Pero a veces el poder y la justicia divinos se manifestaban por medio de la llama indescriptible, informe, impetuosa y consumidora; otras veces aparecía junto al agua que sacaba del pedernal; y en las densas tinieblas sobre Horeb, cuando la ley de fuego salía de su mano derecha, entonces la tierra tembló y la montaña tembló: y cuando su ojo terrible miró a los egipcios a través de la columna de nube y fuego, las ruedas de sus carros fueron golpeadas y la confusión y el espanto se extendieron por todas las huestes de Faraón; Éxodo_14:24-25. C aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, 25  y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.

Y la zarza no se consumió - 1Un emblema del estado de Israel en sus diversas angustias y persecuciones: estuvo en el fuego de la adversidad, pero no se consumió. 2. Un emblema también del estado de la Iglesia de Dios en el desierto, en muchas persecuciones, en medio de sus enemigos, en la región de sombra de muerte, pero no consumida. 3. Emblema también del estado de todo seguidor de Cristo: abatido, pero no desamparado; gravemente tentado, pero no destruido; ¡caminando a través del fuego, pero aún sin consumir! ¿Por qué se conservan todos estos en medio de aquellas cosas que tienen una tendencia natural a destruirlos? Porque Dios Está En Medio De Ellos; fue esto lo que preservó la zarza de la destrucción; y fue esto lo que preservó a los israelitas; y es esto, y sólo esto, lo que preserva a la Iglesia y mantiene el alma de cada creyente genuino en la vida espiritual. Aquel en cuyo corazón Cristo no mora por la fe, pronto será consumido por el mundo, la carne y el diablo.

Las manifestaciones que Dios antiguamente hacía de sí mismo, eran siempre acompañadas por señales claras e inequívocas de que las comunicaciones eran realmente del cielo. Esta evidencia certera fue dada a Moisés. El vio un fuego, pero ningún agente humano que lo prendiera; oyó una voz, pero ningunos labios humanos de donde viniera; no vió ningún Ser viviente, pero Uno estaba en la zarza, en el calor de las llamas, que lo conocía a él y se dirigía a él por nombre. ¿Quién podría ser sino un Ser Divino?

 Dios hizo a Moisés un llamamiento por gracia, al cual éste dio una pronta respuesta. Quienes han de tener comunión con Dios deben prestarle atención en las ordenanzas a través de las cuales le place manifestarse a sí mismo y su gloria, aunque sea en una zarza. Dios le ordenó a Moisés quitar sus sandalias y cubrir su rostro. Quitarse el calzado era un acto de reverencia que comunicaba su propia indignidad ante Dios. La orden estaba de acuerdo con una costumbre bien conocida a Moisés, porque los sacerdotes egipcios la observaban en sus templos, y es observada en todos los países orientales, donde las personas se quitan sus zapatos o sandalias, como nosotros nos quitamos el sombrero. Pero la idea oriental no es la misma que la occidental. Entre nosotros, quitarse el sombrero es una expresión de reverencia por el lugar donde entramos, o más bien por Aquel que es adorado allí. Entre ellos, el quitarse los zapatos es una confesión de contaminación personal, y de una consciente indignidad de estar en la presencia de la santidad inmaculada.

Dios es nuestro amigo, pero además es nuestro Señor soberano. Acercarse a El de una manera frívola muestra una falta de respeto y de sinceridad. A veces debemos cambiar nuestra actitud de modo que sea la apropiada cuando nos acercamos al Dios Santo.  

 Dios no dice: Yo era el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, sino Yo soy. Los patriarcas todavía viven, después de tantos años que sus cuerpos han estado en la tumba. Ninguna extensión en el tiempo puede separar el alma de los justos de su Hacedor. Diciendo esto, Dios enseñó a Moisés acerca de otro mundo y fortaleció su creencia en un estado futuro. Así lo interpreta nuestro Señor Jesús, el cual, a partir de esto, prueba que los muertos resucitan, Lucas 20, 37. Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Moisés escondió su rostro, como avergonzado a la vez que asustado de mirar a Dios. Mientras más vemos de Dios y de su gracia y de su amor en el pacto, más causa veremos para adorarle con reverencia y piadoso temor.

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