} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LIBRO DEL ÉXODO 6; 10-13

sábado, 10 de septiembre de 2022

LIBRO DEL ÉXODO 6; 10-13


 10  Y habló Jehová a Moisés, diciendo:11  Entra y habla a Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.12  Y respondió Moisés delante de Jehová: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios?13  Entonces Jehová habló a Moisés y a Aarón y les dio mandamiento para los hijos de Israel, y para Faraón rey de Egipto, para que sacasen a los hijos de Israel de la tierra de Egipto..

 

 

               Cuando Moisés comunicó esta solemne seguridad de Dios al pueblo, no lo escucharon רוּהַ מִּקֹּצֻר, lit., “por falta de aliento”; no “por impaciencia” , sino por angustia, presión interna, que impide que el hombre respire adecuadamente. Así, la creencia temprana de los israelitas se transformó en el abatimiento de la incredulidad a través del aumento de su opresión. Este resultado también produjo desánimo en la mente de Moisés, por lo que una vez más declinó la comisión, que siguió a la promesa, a saber, ir a Faraón y exigirle que dejara salir a Israel de su tierra (Éxodo 6:11 Entra y habla a Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.). Si los hijos de Israel no lo escucharon, ¿cómo iba a escucharlo Faraón, especialmente siendo incircunciso en los labios (Éxodo_6:12 Y respondió Moisés delante de Jehová: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios?  ) שְׁפָתַיִם עֲרַל es aquel cuyos labios están, por así decirlo, cubiertos con un prepucio, de modo que no puede pronunciar fácilmente sus palabras; en el sentido de lo mismo que "pesado de boca". Porque, antes de que el historiador dé la respuesta decisiva de Jehová que eliminó toda vacilación adicional de parte de Moisés, y completó su misión y la de Aarón a Faraón, considera conveniente introducir la genealogía de los dos hombres de Dios, porque el propósito de mostrar claramente su relación genealógica con el pueblo de Israel.

 Los hebreos ya no querían oír nada más acerca de Dios y de sus promesas porque la última vez que escucharon a Moisés, todo lo que obtuvieron fue más trabajo y mayor sufrimiento. Piense cuán difícil pudo haber sido para Moisés llevar el mensaje de Dios a Faraón cuando su propio pueblo no podía creerlo. Finalmente, los hebreos estuvieron seguros de que Dios había enviado a Moisés. Pero por un tiempo, debió haberse sentido muy solo. Sin embargo, Moisés obedeció a Dios y ¡miren la diferencia! Cuando Moisés repite sus confusos argumentos, ya Dios no discute más sino que le da un cometido a él y a Aarón, para los hijos de Israel y para el Faraón.

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