} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿QUÉ OCURRIO ALLÍ EN LA CRUZ?

viernes, 15 de agosto de 2014

¿QUÉ OCURRIO ALLÍ EN LA CRUZ?




Tito3:5  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

Una de las verdades más preciosa que encierra la Palabra de Dios en la Biblia la hemos leído en este  versículo. Para conocer y apreciar en profundidad el significado del mensaje que encierran esas palabras, además de contar con la ayuda del Espíritu, voy a usar un buen diccionario bíblico para escarbar en el lenguaje original en que fue escrito: el griego.  Así las palabras resaltadas del versículo leído, nos enseñan como hablaba el Señor, al conocer su contenido el mensaje adquiere una mayor dimensión.
 Misericordia, del griego eleos (λεος), «es la manifestación externa de la compasión; da por sentado la necesidad en aquel que la recibe, y recursos adecuados para afrontar la necesidad de parte de aquel que la exhibe. Se usa:   Dios, que es rico en misericordia  y que ha provisto salvación para todos los hombres. La misericordia es el acto de Dios, la paz es la experiencia resultante en el corazón del hombre. La gracia describe la actitud de Dios hacia el transgresor y rebelde; la misericordia su actitud hacia los que se encuentran angustiados» 
«En el orden de la manifestación de los propósitos de Dios en cuanto a la salvación, la gracia debe ir por delante de la misericordia… Solo los perdonados pueden recibir bendición … 
 Lavamiento, nombre del griego  loutron (λουτρόν) , baño, lavadero. Se usa metafóricamente de la Palabra de Dios, como el instrumento de la purificación espiritual en Tito 3:5, del «lavamiento de regeneración»
Lavar, verbo del griego  nipto (νίπτω) se usa principalmente para lavar partes del cuerpo.
Lavar (totalmente) verbo del griego  louo (λούω,) significa bañarse, lavar el cuerpo totalmente, habiendo sido lavados en cuanto al cuerpo, efecto de la Palabra de Dios sobre las actividades del creyente.


Somos librados de nuestro estado miserable sólo por la misericordia y la libre gracia de Dios, el mérito y los sufrimientos de Cristo, y la obra de su Espíritu.
Dios Padre es Dios nuestro Salvador. Él es la fuente de la cual fluye el Espíritu Santo para enseñar, regenerar y salvar a sus criaturas caídas  y esta bendición llega a la humanidad por medio de Cristo. El brote y el surgimiento de ellos son la bondad y el amor de Dios al hombre.  Es decir, Él nos vio que estábamos condenados en nuestros pecados al infierno, fuera de su presencia por eso Dios se hizo visible cuando envió a su Hijo Jesucristo. El amor y la gracia tienen gran poder, por medio del Espíritu, para cambiar y volver el corazón a Dios. La justificación, en el sentido del evangelio, es el perdón gratuito del pecador; aceptarlo como justo por la justicia de Cristo recibida por fe. Dios es bueno con el pecador cuando lo justifica según el evangelio, pero es justo consigo mismo y con su ley. Como el perdón es por medio de la justicia perfecta, y Cristo satisface la justicia, esta no puede ser merecida por el pecador mismo. La vida eterna se presenta ante nosotros en la promesa, el Espíritu produce la fe en nosotros y la esperanza de esa vida, la fe y la esperanza la acercan y llenan de gozo por la expectativa de ella.

El regalo de la Salvación es para toda la humanidad, pero sólo efectiva para quienes creemos por fe en Jesucristo al escuchar la Palabra de Dios que nos confronta y nos muestra nuestra situación de pecadores. Reconocemos contritos nuestros pecado, nos arrepentimos de haber pecado contra Dios, nos volvemos de nuestra forma de pensar pecaminosa y se produce la conversión. En ese preciso momento fuimos engendrados por Dios. Es lo que la Biblia enseña como nuevo nacimiento
Es un requisito imprescindible, haber nacido de nuevo, para poder entender la Palabra de Dios.
Por el lavamiento de la regeneración. ¿Qué significa? La palabra aquí utilizada en griego es louo que significa, bañar, limpiar completamente a una persona.
 En lo físico cuando nos bañamos exteriormente, tenemos la sensación de limpieza; así espiritualmente, cuando nos arrepentimos genuinamente, somos lavados (louo) totalmente de nuestros pecados y nos convertimos en una nueva criatura.
En el A.T los sacerdotes hacían ceremonias rituales del lavamiento literal, apuntando hacia el lavamiento espiritual de Cristo en nosotros.
En Efesios 5:25-26 podemos leer  25 así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26  para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
Aquí vemos la importancia de predicar, oír y escuchar la Palabra de Dios, su Espíritu (agua) nos limpia.
En Juan 13:5-10 en estos versículos hay un juego de palabras con el verbo LAVAR que en el griego nos enseña su verdadero sentido en cada expresión del Señor Jesús con el acto que hizo en los versículos que podemos leer:
 5  Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
 6  Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
 7  Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.
 8  Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
 9  Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
 10  Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.

Jesús hace un acto literal, mostrando una verdad sobre la  limpieza interna de nuestro corazón. Cuando hemos sido limpiados completamente (LOUO) sólo necesitamos lavar (NIPTO) nuestros pies, manos y cabeza. Nuestras manos las utilizamos para hacer lo bueno o hacer lo que no conviene o es impropio de un cristiano, robar, estafar...Nuestros pies nos llevan a caminando a lugares adecuados pero también nos pueden llevar a otros sitios que en nada edifican y nuestra cabeza en ella nuestra mente si ha sido transformada pensará y meditará en lo que agrada a Dios, pero nuestra carne puede llevarnos a pensar en lo que nuestros sentidos han visto, oído o sentido y volvernos al pasado. Podemos pecar de palabra, pensamiento y acción. Pecamos con el cuerpo carnal. Hemos sido lavados totalmente con la Sangre de Cristo, pero cuando en la vida ordinaria pecamos por estar habitando en un cuerpo inclinado por naturaleza al mal, caemos de una forma ocasional.
Hay una gran diferencia en ser practicantes del pecado, vivir de forma permanente en pecado que de forma ocasional en un pecado. Porque si decimos que somos cristianos, pero vivimos exactamente igual que antes de convertirnos, somos mentirosos y aunque llevemos una Biblia bajo el brazo, vayamos a los cultos, cantemos eso no nos convierte en cristianos.
Los mormones y los testigos de Jehová también lleva Biblia pero no son cristianos.
Cuando una persona tiene un encuentro personal con Jesús a través de la Palabra de Dios, su vida cambia si o si, en relación con el pecado.
En Juan 13:10...limpios estáis. Excepto Judas, los demás habían creído en Jesús y por su fe habían sido justificados, estaban bañados, limpiados totalmente (LOUO). Judas jamás se lavó, jamás se arrepintió.
Así ocurre en muchas iglesias hoy en día, muchos están (LOUO) limpiados, pero hay otros que no han nacido de nuevo, no se han convertido y están en medio de nosotros. Es una realidad, tal y como nos enseña la parábola del trigo y la cizaña.
Voy a poner un pensamiento en voz alta para entender mejor lo dicho hasta ahora:
Después de bañamos estamos totalmente limpios (LOUO). Salimos del baño y ya en la cocina sacamos la bolsa de la basura al contenedor. Al regresar a casa no nos bañamos otra vez, sólo lavamos (NIPTO) las manos.
Así podemos trasladar ese pensamiento a la vida espiritual. Creo que es fácil entenderlo.
En nuestra vida diaria,  nuestras relaciones  personales que son las más difíciles de sobre llevar  sin caer en pecado por nuestro viejo carácter, que aún sigue pugnando por saltar a veces.
Jesús está interesado en que estemos limpios de corazón, porque sabe que por nuestra vieja naturaleza que mora en nuestro cuerpo carnal nos va a llevar, mientras caminamos, a mancharnos de polvo de pecado los pies, las manos y nuestra cabeza, pero nos indica el modo que debemos de acercarnos a Él para obtener el lavamiento (NIPTO).  
Los misterios de Dios son revelados, a través de las escrituras, a sus hijos cuando ansían entender, cuando escarban en las verdades que encierra la Palabra de Dios escudriñando y examinando para una mayor comprensión y conocimiento del carácter de Cristo. Un nacido de nuevo se goza nadando en las aguas de la Palabra y se sujeta únicamente a la corriente y salvaguarda del Señor Jesucristo, para una renovación de la mente y su manera de pensar, para en la medida de lo posible y con la ayuda del Espíritu Santo medrar en el desarrollo espiritual y semejarnos en lo posible e Cristo.
Cuando la Palabra de Dios es predicada, escudriñada el entendimiento de la persona se ilumina, se hace la luz como si de un cuarto oscuro se tratara, para ver su condición pecaminosa y arreglar su situación para convertirse por la fe en Jesucristo en una nueva criatura. Nadie puede ni obligar, ni convencer a otra persona para que haga esto. Sólo el Espíritu Santo tiene el poder para impulsarla a dar el paso, para pedir perdón, arrepentirse y nacer de nuevo.
Renovación, del griego  anakainosis : Una combinación de ana, «otra vez», y kainos, «nuevo». La palabra sugiere una renovación, restauración, transformación, y un cambio de corazón y vida.
 En Rom_12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta., indica un cambio completo para lo mejor, un ajuste de la visión moral y espiritual de uno. Aquí se hace hincapié en la obra transformadora del Espíritu Santo.
Nos trasladamos de una vida llena de pecado a una que es guiada por el Espíritu Santo. Fuimos lavados de todos nuestros pecados, no sólo de algunos. El creyente reconoce a Cristo como el Señor y su obra de salvación. Tenemos la renovación del Espíritu Santo y El continuamente renueva nuestros corazones. Nada de esto tiene lugar por haberlo ganado o merecido, todo es un regalo de Dios. Basándose en la obra de redención de su Hijo, el Padre perdona y envía al Espíritu Santo para limpiar y renovarnos continuamente.


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