Las palabras de Jesús muestran que el camino a
la vida eterna, a pesar de ser invisible, es seguro. Es tan seguro como lo es
su confianza en Jesús. El ya ha preparado el camino a la vida eterna. El único
asunto que tal vez quede sin resolver es nuestra voluntad de creer.
Hay unos pocos versículos en las Escrituras
que describen la vida eterna, pero estos pocos están llenos de promesas. Aquí
Jesús dice: "Voy, pues, a preparar lugar para vosotros", y
"vendré otra vez". Podemos aguardar con expectativa la vida eterna
porque Jesús la ha prometido a todo aquel que cree en El. Aunque los detalles
de la eternidad se desconozcan, no es necesario que temamos porque Jesús está
haciendo los preparativos y pasará la eternidad con nosotros.
Este es uno de los pasajes más básicos e
importantes de las Escrituras. ¿Cómo conoceremos el camino hacia Dios? Únicamente
a través de Jesús. El es el camino porque es a la vez Dios y Hombre. Al unir
nuestras vidas a la de El, nos unimos con Dios. Confíe que Jesús lo llevará al
Padre y que todos los beneficios de ser hijo de Dios serán suyos.
Por ser el camino, Jesús es nuestra senda al Padre. Por ser la verdad, es la realidad de todas las
promesas de Dios. Por ser la vida,
une su vida divina a la nuestra, tanto ahora como eternamente.
Jesús es la imagen visible, tangible, del Dios
invisible. Es la revelación completa de lo que es Dios. Jesús explicó a Felipe,
el que deseaba ver al Padre, que conocerlo a Él equivalía a conocer a Dios. La
búsqueda de Dios, de la verdad y de la realidad, conduce a Cristo. (Colosenses_1:15 El es la imagen del
Dios invisible, el primogénito de toda creación.; Heb_1:1-4.
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días
nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra
de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio
de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto
superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.)
Jesús no dice que sus discípulos harían
milagros más asombrosos. ¿Qué milagro puede ser más asombroso que la
resurrección? Más bien significaba que los discípulos, obrando mediante el
poder del Espíritu Santo, llevarían el evangelio del Reino de Dios desde
Palestina hasta todo el mundo.
Cuando Jesús dice que podemos pedir lo que
sea, debemos recordar que nuestra petición debe ser en su nombre; es decir, de
acuerdo con el carácter y la voluntad de Dios. Dios no concederá peticiones
contrarias a su naturaleza o a su voluntad, y no podemos usar su nombre como
fórmula mágica para satisfacer nuestros deseos egoístas o caprichos. Si
seguimos a Dios con sinceridad y procuramos hacer su voluntad, nuestras
peticiones estarán en línea con lo que El desea y las concederá. Dios nos suple
primero nuestras necesidades espirituales, proveyendo después para las
necesidades vitales del día a día, como el comer, el vestir y el cobijo. El
cristiano que verdaderamente confía en Dios es aquel, que sabe que Dios
cumplirá todo aquello que promete. La fidelidad de Dios es el cimiento de
nuestra confianza, ¿Qué otro cimiento más poderoso que ese podemos tener? Cuando
estemos cansados, agotados espiritualmente descansemos en Jesús, necesitamos
confiar en Él.
Jesús pronto iba a dejar a sus discípulos,
pero seguiría con ellos. ¿Cómo podía ser esto? El Consolador, el Espíritu mismo
de Dios, vendría después que Jesús se marchase para cuidar y guiar a los
discípulos. El poder regenerador del Espíritu vino sobre los discípulos antes
de la ascensión de Jesús y se derramó sobre los creyentes en Pentecostés, poco después que Jesús ascendiese al cielo. El
Espíritu Santo es la presencia misma de Dios en nosotros y en todos los
creyentes, que nos ayuda a vivir como Dios quiere y a edificar la Iglesia de
Cristo sobre la tierra. Por fe podemos apropiarnos del poder del Espíritu cada
día.
La palabra que se traduce Consolador combina
las ideas de consuelo y consejo. El Espíritu Santo es una persona poderosa que
está de nuestra parte, obrando por nosotros y con nosotros.
Los siguientes versículos enseñan estas
verdades acerca del Espíritu Santo: estará con nosotros para siempre; el mundo
en general no puede recibirlo; mora con nosotros y está en nosotros; nos enseña;
nos recuerda las palabras de Jesús; nos convence de pecado, nos muestra la
justicia de Dios y anuncia que Dios juzgará la maldad; nos guía a la verdad y
nos comunica las cosas que vendrán; glorifica a Cristo.
El Espíritu Santo se ha mantenido activo entre
las personas desde el principio de los tiempos, pero después de Pentecostés vino a vivir en todos los creyentes. Hay
muchas personas que no se percatan de las actividades del Espíritu Santo; pero
a quienes oyen las palabras de Cristo y entienden el poder del Espíritu, El les
da una manera totalmente nueva de ver la vida.
Cuando Jesús dijo: "vendré a
vosotros", lo decía de verdad. Aunque Jesús ascendió al cielo, envió al
Espíritu Santo a vivir en los creyentes, y tener al Espíritu Santo equivale a
tener a Jesús mismo.
A veces la gente quisiera conocer el futuro a
fin de prepararse para lo que ha de ser. Dios no ha querido darnos este
conocimiento. Solo Él sabe lo que sucederá, pero nos dice todo lo que tenemos
que saber para prepararnos para el futuro. Cuando vivimos según sus normas, El
no nos abandonará; vendrá a nosotros, estará en nosotros y se nos manifestará.
Dios sabe lo que sucederá y, como El estará con nosotros en todo momento, no
debemos temer. No es necesario que conozcamos el futuro para tener fe en Dios:
debemos tener fe en El para estar seguros acerca del futuro.
Jesús dijo que sus seguidores demuestran amor
por El al obedecerlo. El amor no es solo bellas palabras; es compromiso y
conducta. Si amamos a Cristo, demostrémoslo obedeciendo lo que dice en su Palabra.
Como los discípulos seguían esperando que
Jesús estableciese un reino terrenal y derrocase a Roma, les resultaba difícil
entender por qué no le decía al mundo en general que El era el Mesías. Sin
embargo, no todos podían entender el mensaje de Jesús. Desde Pentecostés, el
evangelio del Reino se ha proclamado en el mundo entero y aun así no todos son
receptivos al mismo. Jesús guarda las revelaciones más profundas de su persona
para quienes lo aman y le obedecen.
Jesús prometió a los discípulos que el
Espíritu Santo los ayudaría a recordar lo que El les enseñó. Esta promesa
asegura la validez del Nuevo Testamento. Los discípulos fueron testigos de la
vida y las enseñanzas de Jesús, y el Espíritu Santo los ayudó a recordar sin
omitir sus perspectivas individuales. Podemos confiar en que los Evangelios
narran muy bien lo que Jesús enseñó e hizo ( 1Corintios_2:10-14
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu;
porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de
los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también
hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que
enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente).
El Espíritu
Santo puede ayudarnos de la misma manera. Al estudiar la Biblia, podemos
confiar que El plantará la verdad en nuestra mente, nos convencerá de la
voluntad de Dios y nos la recordará cuando nos apartemos de ella.
El resultado final de la obra del Espíritu
Santo en nuestras vidas es una paz profunda y duradera. A diferencia de la paz
del mundo, cuya definición suele ser ausencia de conflicto, esta paz es una
confiada seguridad en cualquier circunstancia; con la paz de Cristo, no tenemos
por qué temer al presente ni al futuro. Si su vida está cargada de tensión,
permita que el Espíritu Santo lo llene de la paz de Cristo (véase Filipenses_4:6-7 Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús).
El pecado, el temor, la inseguridad, la duda y
muchas otras fuerzas están en guerra en nosotros. La paz de Dios entra a
nuestros corazones a fin de frenar estas fuerzas hostiles y ofrecer consuelo en
lugar de conflicto. Jesús dice que nos dará esa paz si estamos dispuestos a
aceptarla.
En su condición de Dios el Hijo, Jesús se
somete voluntariamente a Dios el Padre. En la tierra, Jesús también se sometió
a muchas de las limitaciones físicas de su humanidad (Filipenses_2:6 el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse,).
A pesar de que Satanás, el príncipe de este
mundo, no pudo vencer a Jesús , muchas veces tuvo la arrogancia de intentarlo.
El poder de Satanás solo existe porque Dios le permite actuar. Pero como Jesús
está libre de pecado, Satanás no tiene autoridad sobre El. Si obedecemos a
Jesús y nos alineamos bien con los propósitos de Dios, Satanás no puede ejercer
autoridad sobre nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario