} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: JUAN CAPÍTULO 4 (II)

viernes, 1 de agosto de 2014

JUAN CAPÍTULO 4 (II)



  Ya había surgido la oposición en contra de Jesús, en especial de parte de los fariseos. Se sentían molestos con la popularidad y el mensaje de Cristo que contradecía muchas de sus enseñanzas. Como Jesús apenas empezaba su ministerio, no era el momento de enfrentarse abiertamente a aquellos líderes, por lo que dejó Jerusalén y viajó al norte, a Galilea.

  Después que el reino del norte, con su capital Samaria, cayó en mano de los asirios, deportaron muchos judíos a Asiria y trajeron extranjeros para que se estableciesen allí y ayudaran a mantener la paz (2Reyes 17:24 Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades.). Del matrimonio entre aquellos extranjeros y los judíos que quedaron surgió una raza mixta, impura en la opinión de los judíos que vivían en Judá, el reino del sur. Los judíos puros odiaban esa raza mixta, que eran los samaritanos, porque sentían que traicionaron a su gente y a su nación. Los samaritanos establecieron un lugar alterno de adoración en el monte Gerizim  paralelo al templo de Jerusalén, destruido ciento cincuenta años atrás.
Los judíos hacían todo lo posible por no viajar a través de Samaria. Pero Jesús no tenía motivos para vivir con dichas restricciones culturales. La ruta a través de Samaria era más corta y esa fue la que tomó.

  El pozo de Jacob estaba situado dentro de la propiedad que había pertenecido a Jacob (Genesis 33:18-19 Después Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y acampó delante de la ciudad
Y compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien moneda). No era un pozo de manantial, sino que el agua se acumulaba en el fondo cuando caía la lluvia y el rocío. Los pozos mayormente estaban localizados en las afueras de la ciudad, junto a los caminos principales. Dos veces al día, en la mañana y en la tarde, las mujeres iban a sacar agua. Esta mujer fue al mediodía, quizás para no encontrarse con otras personas debido a su reputación. Aquí Jesús dio a esta mujer un mensaje extraordinario acerca del agua pura y fresca que puede satisfacer la sed espiritual para siempre.

  Esta mujer (1) era samaritana, miembro de la odiada raza mixta, (2) tenía una mala reputación, y (3) estaba en un lugar público. Ningún judío respetable le hablaba a una mujer bajo estas circunstancias. Pero Jesús lo hizo. El evangelio es para todos, sin importar raza, posición social ni pecados cometidos. Debemos estar preparados para extender su Reino en todo tiempo y en cualquier lugar. Jesús cruzaba cualquier barrera por predicar las buenas nuevas y, quienes lo seguimos, no podemos hacer menos.

  ¿Qué quiso decir Jesús con "agua viva"? En el Antiguo Testamento muchos versículos se refieren a la sed de Dios como sed de agua (Salmos_42:1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
; Isaias_55:1  A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.; Jeremias_2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. ; Zacarías_13:1 En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia. ).
A Dios se le llama manantial de la vida (Salmos 36:9 Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz.) y manantial de aguas vivas (Jeremias_17:13 ¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas. ). Al decir que podía dar agua viva que saciaría para siempre la sed, Jesús declaraba ser el Mesías. Solo el Mesías podría dar este regalo que satisface la necesidad del alma.

  Muchas cosas espirituales tienen su paralelo en las físicas. Así como nuestro cuerpo padece de hambre y sed, también nuestras almas. Pero nuestras almas necesitan agua y alimento espirituales. La mujer confundió las dos clases de agua porque es muy posible que nadie le hubiera hablado antes del hambre y la sed espirituales.
No privamos a nuestros cuerpos de comida y agua cuando los requieren. ¿Por qué lo hacemos con nuestras almas? La Palabra viviente, Jesucristo, y la Palabra escrita, la Biblia, pueden satisfacer el hambre y la sed del alma.

  La mujer creía erróneamente que si recibía el agua que Jesús le ofrecía, no tendría que volver al pozo cada día. Estaba interesada en el mensaje de Jesús porque pensaba que le brindaba una vida fácil. Pero si ese fuera siempre el caso, la gente aceptaría el mensaje de Cristo por razones impropias.
Cristo no vino a quitar las dificultades, sino a cambiar nuestro interior y a darnos poder para enfrentarlos desde la perspectiva de Dios.

  La mujer no entendió de pronto lo que Jesús decía.
Cuesta aceptar algo que modifica la base fundamental de nuestra vida. Jesús le dio tiempo para que hiciera preguntas y que juntara las piezas ella misma. Predicar el evangelio no siempre significa obtener resultados inmediatos. Cuando invitemos a la gente a que permita que Jesús cambie su vida, concedámosles tiempo para que valoren el propósito.

  Cuando esta mujer se dio cuenta de que Jesús conocía su vida privada, en seguida cambió de tema.
A menudo la gente se siente molesta cuando se habla de sus pecados o problemas y procura pasar a otro asunto. Si alguien nos hace eso, debiéramos encauzar de nuevo la conversación hacia Cristo. Su presencia saca a la luz el pecado y molesta a la gente, pero solo Dios puede perdonar pecados y dar vida nueva.

  La mujer puso en discusión un tópico teológico popular: el mejor lugar para adorar. Pero su pregunta era una cortina de humo para proteger su profunda necesidad. Jesús condujo la conversación hacia un punto más importante: la ubicación del adorador no es ni remotamente más importante que la actitud del adorador.

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