} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿CÓMO SEGUIMOS A JESÚS?

martes, 26 de agosto de 2014

¿CÓMO SEGUIMOS A JESÚS?





Juan 6:65  Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
Juan 6:66  Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.

Ginomai (γίνομαι), devenir, venir a ser. También se traduce ACABAR, ACONTECER, ALCANZAR, APARE CER, CELEBRAR(SE), COMPORTAR(SE), CONSTITUIR, CONVERTIR, CUMPLIR, EFECTUAR(SE), ESTAR, HABER, HACER, INCURRIR, IR, LEVANTAR(SE), LLEGAR, LLENAR(SE), MANERA, NACER, NINGUNA, PARAR, PASAR, PONER(SE), PRODUCIR, QUEDAR, QUITAR, REDUCIR, RESULTAR, SALIR, SER, SOBREVENIR, SUCEDER, SURGIR, TENER, TOMAR, TORNAR, USAR, VENIR, VOLVER(SE).

  Apercomai (πέρχομαι), irse afuera, salir. Se traduce con el verbo volver en Juan 6:66: «muchos de sus discípulos volvieron atrás;  ALEJAR,   APARTAR,   MARCHAR 
Upago, irse, o irse lentamente, partir, retirarse se halla muy frecuentemente en los Evangelios; se usa frecuentemente en forma imperativa, y se traduce con el verbo «andar»  «anda» APARTARSE, IR(SE), QUITAR, VENIR.  Planao significa algunas veces en la forma pasiva ir errante, vagar; y frecuentemente se halla en forma activa, significando engañar, llevando al error, seduciendo. Se traduce como «andar» en   «andan vagando» en su corazón.   DESCARRIAR, ENGAÑAR, ERRAR, EXTRAVIAR, SEDUCIR, VAGANDO.

Nosotros, los hombres, fuimos creados por Dios y a diferencia del resto de los animales de la creación, fuimos a imagen de Dios Padre. Puso en nosotros un alma y un espíritu que por el pecado fue dominada por la maldad. Sin el alma y el espíritu vendríamos a ser como el resto de los animales. Muchas veces hay comportamientos humanos que ni las bestias reproducirían con sus congéneres.
Puesto que sin el alma del hombre la carne no vale, así mismo sin el Espíritu de Dios que vivifica, todas las formas de religión son muertas y nulas. El que hizo esta provisión para nuestras almas es el único que puede enseñarnos estas cosas y atraernos a Cristo para que vivamos por fe en Él. Acudamos a Cristo, satisfechos que se haya declarado que todo aquel que quiera ir a Él será recibido. Cuando permitimos en nuestra mente pensamientos inmaduros acerca de las palabras y obras de Jesús, entramos en la tentación de modo que, si el Señor no lo evitara en su misericordia, terminaríamos retrocediendo, como el perro vuelve a su vomito o la puerca a su lodazal. El corazón corrupto, perverso y malo del hombre hace que lo que es materia del mayor consuelo sea una ocasión de ofensa. Nuestro Señor Jesucristo había prometido vida eterna a Sus seguidores en el sermón anterior, los discípulos se acogieron a esa palabra sencilla y decidieron aferrarse a Él, cuando el resto de ellos se sintieron dolidos por las palabras duras y lo abandonaron.

Mar 10:46  Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud...
En este versículo de Marcos, vemos como había dos grupos  de personas que seguían a Jesús. Sus discípulos y una multitud. Sus discípulos, excepto uno, le seguían porque creían en Sus palabras. Pero gran parte de la multitud lo buscaban para comer gratis, recibir milagros de sanidad, de bienes materiales.
Muchas personas, hoy en día, todavía siguen actuando como simpatizantes de Jesús. Si, les gusta recibir de las iglesias sus bolsas de alimentos, ropa de abrigo y ayuda económica pero su compromiso sólo llega hasta ahí; llegan con buenas palabras, con educación, alabando y dando gracias a Dios por lo que les da, pero se quedan sin dar el paso de aceptar a Jesús como su Señor y Salvador. Rehúyen cualquier compromiso que les una a Jesús. Van picoteando aquí y allá, mirando lo que puede sacar de beneficio material. Son los que cuando todo va bien y reciben para sus necesidades materiales, viven gozosos, pero cuando sus necesidades no son cubiertas o enferman, se vuelven irascibles, mal educados, groseros y en muchos sale su agresividad escondida tras su careta de piedad. 

Dentro de las propias congregaciones cristianas hay personas que aún no han nacido de nuevo y se comportan como imitadores, son los simpatizantes de Cristo. Que si, incluso llevan su Biblia, cantan como nadie, pero cuando la Palabra de Dios los confronta, les dice lo que son, por un oído les entra y por otro les sale, eso no va con ellos, piensan para sí. Si de verdad fueran unos cristianos genuinos sabrían, que Dios ve lo que hay en cada mente, en cada corazón, en cada palabra pronunciada y su intención. Estos simpatizantes, aguantan pocos asaltos en el ring ante la Palabra de Dios. Pueden soportar las primeras, pero llega un momento que su espíritu inmundo se rebela contra la Verdad del Evangelio y o se rinden y se humillan, o como la mayoría huyen de la sana doctrina. Esos simpatizantes prefieren escuchar otros evangelios fundamentados en doctrinas de hombres; donde hay un montón de caminos a las verdades del mundo; donde el evangelio de la prosperidad y la comida chatarra es el alimento que los devora; para ellos es rico y sabroso. Está bien. Cada quien rendirá cuentas ante la presencia de Dios.
Porque nadie se engañe, todos daremos cuentas antes Dios. La Biblia enseña que físicamente moriremos una sola vez y después el juicio de Dios que será o para vida eterna si has creído en Jesús o para el infierno si lo has rechazado. 

(En el momento de la concepción del ser humano en el útero de la madre, nuestro,  digamos, disco duro comienza a almacenar todo: sentimientos, sonidos, vivencias, pensamientos hasta que damos el último suspiro antes de morir. En ese disco se almacena TODO absolutamente todo de la vida de una persona. Cada disco lleva un  copyright; cuando por fe, aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, ese disco además recibe un sello que lo identifica como propiedad de Dios. Cuando rechazamos el Evangelio de Jesús y su Salvación por fe, confiando en nuestras buenas obras, en nuestros méritos, en nuestras peregrinaciones, confiando en la intercesión de multitud de vírgenes y santos para mediar por nosotros, ese disco duro queda sólo con el sello del autor o su copyright. Cuando seamos resucitados para el Juicio de Dios, estaremos frente al Juez Supremo; de un lado el fiscal, Satanás; de otro lado el abogado defensor, Jesucristo. En otro punto estarán todos los discos duros de la humanidad, que servirán de testigos como el cielo y la tierra. Al entrar a la presencia del Juez Supremo, se extraerán los discos para visualizarlos. Todos seremos culpables por haber pecado y el veredicto será de culpabilidad. ¡¡Ah!! Pero nuestro abogado defensor; Jesucristo, verá el sello de pertenencia a Dios Padre por haber creído en Él, entonces dirá a Dios Padre, que aunque somos culpables Él ha pagado por nosotros la culpa.
Cuan distinta será la situación de los propietarios del disco duro sólo con su copyright, Satanás estará frotándose las manos, viendo la efectividad de sus religiones que han engañado y desviado de la verdadera fe en Jesucristo.)

La doctrina de Cristo es la palabra de vida eterna, por tanto, debemos vivir y morir por ella. Si abandonamos a Cristo, abandonamos nuestras propias misericordias.
Ellos creyeron que este Jesús era el Mesías prometido a sus padres, el Hijo del Dios vivo. Cuando estamos tentados a descarriarnos, bueno es que recordemos los principios antiguos y nos mantengamos en ellos. Recordemos siempre la pregunta de nuestro Señor: ¿Nos alejaremos y abandonaremos a nuestro Redentor? ¿A quién podemos acudir? Él solo puede dar salvación por el perdón de pecados, da confianza, consuelo y gozo y hace que el temor y el abatimiento huyan. La Palabra  del Señor  produce la única dicha firme en este mundo y abre el camino a la dicha del próximo, la vida eterna.

 Al crecer en nuestra fe, es posible que nos sintamos tentados a apartarnos porque las lecciones de Jesús son difíciles. ¿Reaccionaremos  dándonos por vencidos, pasando por alto ciertas enseñanzas o rechazando a Cristo? En lugar de eso, pidamos a Dios que nos muestre el significado de sus enseñanzas y nos diga cómo aplicarlas en nuestra vida. Luego tengamos el valor de actuar en base a la verdad de Dios.



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