Cristo ha llorado por
nuestros pecados más veces de las que podemos imaginar. Cuando iba dirección Jerusalén
montado en un pollino, también lloró viendo los corazones de las multitudes que
no creían el Él, Su Palabra no era
recibida. Veía como se afanaban y preparaban para la celebración de la fiesta
de la Pascua, con palmas y ramas de olivo lo recibían, extendiendo sus mantos y
gritando ¡¡Hosanna!!
Lucas 19:41 Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre
ella, RV60
Jesús sabía que las aclamaciones del pueblo serían pasajeras. Ellos
estaban ciegos a la verdadera naturaleza de su reino y le rechazarían. En
consecuencia, Jerusalén sería destruida, una profecía que se consumaría en el
año 70 d.C.
Jesús lloró porque vio a través
del tiempo, el Juicio de Dios sobre la humanidad. Lloraba por ti, por mí, por
ellos, porque Jesús está interesado en salvarnos del infierno, de la muerte
eterna. Jesús vio el día, la hora y el momento de nuestro último suspiro, el
tuyo y el mío. Mientras llega ese momento Dios Padre, es Paciente con todos
nosotros, dándonos oportunidad para volvernos a Él. Nos llama de mil maneras,
pero Satanás tiene tan velada nuestra mente por el mundo, que no vemos esas
ocasiones.
¿Cómo vamos aprovechar el
tiempo? ¿Vamos acaso, burlar la muerte?
Creedme, no sabemos siquiera si
podremos seguir con la lectura de estas líneas, cuanto más si estaremos vivos el día de mañana. Un accidente, un infarto, un
ictus, una enfermedad mental degenerativa...qué sé yo, la muerte no para de
arrebatar vidas.
Aprovecha, porqué no,
esta oportunidad, tú que estás leyendo, para arrepentirte.
Metanoia (μετάνοια) , pensamiento posterior, cambio de parecer,
arrepentimiento. Se usa del arrepentimiento del pecado o del mal.
Metanoeo (μετανοέω) (meta,
después, implicando cambio; noeo, percibir; nous, mente, el asiento de la reflexión moral)
Cuando escuches,
leas la Palabra de Dios y reconozcas que has pecado contra Dios, que siendo
pecador estás alejado de Dios; cuando sientas el peso de todos los pecados como
si llevaras piedras en los bolsillos; cuando sientas el dolor de haber pecado
contra Dios, cuando humillado, postrado pidas perdón al Señor, entonces... Juan 3:3 Jesús le dijo: —Te
aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios. Juan 3:6 Todos nacen de padres
humanos; pero los hijos de Dios sólo nacen del Espíritu. (Versión: Traducción Lenguaje Actual)
Estás leyendo estas líneas y seguro
que algo o alguien va interrumpir. Sonará el teléfono, el timbre; se quemaran
las tostadas, algún ruido tratará distraerte para que no te entregues a Jesús.
Es lo habitual, y puedo decirte que es el diablo que está llamando tu atención,
distrayéndote, enviando a tu mente un montón de dudas, diciéndote que es
imposible que eso ocurra, que te tiene atrapado, esclavizado por los vicios que
han llegado de modo inocente y que ahora te tienen dominado.
Te recomiendo que en la soledad de tu cuarto,
pidas ayuda a Jesús como aquella mujer en Mateo 15:25 Pero la mujer fue a arrodillarse delante de él, diciendo: ¡Señor,
ayúdame!
Porque
Dios está atento para escuchar 2Co 6:2 Porque él dice en las
Escrituras:
"En el momento oportuno te escuché; en el día de la
salvación te ayudé." (Versión: Dios Habla
Hoy) así
verás como el diablo te dejará y huirá. Jesús te está llamando a la puerta de
tú corazón, quien tiene que abrirle eres tú. Él respeta tu albedrio, no te creó
como un robot, tu puedes decidir, te está esperando para darte la verdadera libertad
Juan 8:32 conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Romanos 6:18 Una vez libres de la esclavitud del pecado, ustedes han entrado al
servicio de la justicia. Gálatas 5:1 Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto,
manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de
la esclavitud. Hebreos 10:19 Hermanos, ahora podemos entrar con toda libertad en el santuario
gracias a la sangre de Jesús,
Todo lo que tienes que hacer es recibir a Jesús por fe, creyendo en su
persona, creyendo que es el Hijo de Dios que dio Su Vida, derramó Su Sangre
para perdonar los pecados de los que creen en Él. Murió por ti y por mí, miserables pecadores; cargó con nuestros pecados,
se hizo culpable para librarnos a nosotros del veredicto de culpabilidad; el
inocente se hizo culpable. ¿Eres capaz de entender el significado de su muerte?
Fuimos justificados debido a que todo lo
que era necesario de parte de Dios para nuestra justificación había sido
cumplido con la muerte de Cristo. Una sentencia de absolución, por la cual Dios
absuelve a los hombres de su culpa, bajo las condiciones: de su gracia
en Cristo, por medio de su sacrificio expiatorio, el recibir a Cristo
por la fe. Romanos 5:18 y así como el delito de Adán puso bajo
condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace
justos a todos los hombres para que tengan vida.
Por así decirlo nos fijó en un estado de justificación, así por la
justicia de uno prevaleció la gracia para justificación de todos los
relacionados con Cristo por la fe. Por medio de la gracia de Dios ha abundado
para muchos el don de gracia por medio de Cristo; sin embargo, las multitudes
optan por seguir bajo el dominio del pecado y la muerte en vez de pedir las
bendiciones del reino de la gracia. Pero Cristo no echará afuera a nadie que
esté dispuesto a ir a Él. Jamás merecimos que Jesús llorara un solo día por
nosotros, angustiado por los pecados de los hombres.
Por eso, querido lector ahora es tu momento, es tu día, el último día
de tu vieja vida. Que esta sea ahora, tu oportunidad de tener un encuentro personal
con Cristo.
¡¡No la desaproveches, puede ser la última!!
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