} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 7 Septiembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

jueves, 7 de septiembre de 2017

7 Septiembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


2 Timoteo 3; 1-3

“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
   Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
   sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,”

          La alusión de Pablo a los "postreros días" revela su urgencia. Los postreros días empezaron después de la resurrección de Jesús, cuando el Espíritu Santo vino sobre los creyentes en Pentecostés y continuarán hasta su Segunda Venida. Esto significa que estamos en los últimos días. Por esto hagamos lo más que podamos en el tiempo que Dios nos dé (Efesios 5:16; Colosenses_4:5).
En muchas partes del mundo, hoy no parece difícil ser cristiano. La gente no es apresada por leer la Biblia o ejecutada por predicar a Cristo. Pero la descriptiva lista de conducta en los últimos días que da Pablo describe a nuestra sociedad, e incluso, desafortunadamente, la conducta de muchos cristianos.
"Porque habrá hombres" (anthropos); es decir, la humanidad en general, aman a sí mismos como a posesiones. Amadores del dinero, orgullosos con ostentación, blasfemos.  Blasfemar es usar de lenguaje abusivo e intemperante, o a Dios, o al hombre, denigrando, vituperando, maldiciendo.
"Desobedientes a los padres".  La frase significa no ser persuadidos por sus padres. Son rebeldes, ahora fuera de control, porque fueron consentidos. Ingratos". Esta actitud sigue a consecuencia de la rebeldía. La benignidad cae sobre todo el mundo, aun sobre los ingratos que no saben decir "gracias". El impío no adora a Dios; no es religioso. Es un malvado. Es irreverente. Aquí tenemos una de las descripciones más terribles que nos da el Nuevo Testamento de cómo sería un mundo impío, con las terribles cualidades de la impiedad desplegadas en una serie macabra.
Comparemos nuestra vida con la lista de Pablo. No cedamos a las presiones de la sociedad. No busquemos la comodidad sin compromiso. Enfrentemos la maldad viviendo como Dios quiere que su pueblo lo haga.
La "apariencia" de piedad incluye ir a la iglesia, conocer la doctrina cristiana, usar imágenes cristianas y seguir las tradiciones cristianas de la comunidad. Dichas prácticas pueden hacer aparecer bien a una persona pero si no hay actitudes internas de creer, amar y adorar, la apariencia externa no tendrá sentido. Pablo nos previene para que no seamos engañados por personas que sólo tienen la apariencia de cristianos. Al principio, puede ser difícil distinguirlos de los verdaderos cristianos, pero sus conductas diarias los denunciarán. 

1 Corintios 6; 11
Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”

              Los cristianos venimos de toda clase de trasfondos, incluidos algunos de los mencionados en versículos anteriores. Aún ppodemos estar luchando con los deseos malignos, pero no debemos continuar con estas prácticas. En el 6.11, Pablo establece con claridad que aun aquellos que pecan en las formas dichas pueden lograr que sus vidas sean cambiadas por Cristo. Sin embargo, aquellos que dicen ser cristianos y persisten en estas prácticas, sin remordimiento, no heredarán el reino de Dios. Tales personas necesitan examinarse para ver si realmente creyeron en Cristo.
Antes de su conversión a Cristo, algunos de los corintios habían practicado algunos de los pecados de la lista dada en los ver. 9,10, o cosas semejantes. Es interesante notar que algunos habían sido homosexuales, pero eso lo dejaron. No hay pecado que el hombre no pueda dejar. Hoy en día algunos psicólogos afirman que la homosexualidad es determinada por los genes con que la persona nace, y que por eso no puede cambiar su “orientación, o preferencia sexual”. No es cierto. Todo pecado es practicado porque la persona escoge hacerlo. Muchos corintios habían sido homosexuales, y por medio del evangelio lograron dejarlo por completo. Para esto tuvieron que arrepentirse. Se hace contraste entre lo que eran los corintios antes de su conversión, y lo que les pasó en su conversión a Cristo. En una sociedad permisiva es fácil que los cristianos pasen por alto o toleren algunas conductas inmorales (avaricia, borrachera, etc.), mientras no resisten otras (homosexualidad, hurto). No debemos participar en el pecado o condonarlo en ninguna manera, ni podemos ser selectivos acerca de qué condenar y qué perdonar. Permanecer al margen del pecado "aceptable" en forma general es dificultoso, pero no es más difícil para nosotros de lo que lo fue para los corintios. Dios espera que sus seguidores en cualquier edad mantengan normas elevadas.

Los corintios tomaron pasos para lograr, indica acción en que las personas mismas tomaron parte: “os lavasteis”. Se hace referencia al bautismo en agua para perdón de los pecados Hechos_2:38. Dios es quien lava (perdona), pero la persona bautizada de corazón participa en el acto (Romanos_6:17). En el llamado bautismo infantil, el infante no toma parte en el acto. Todo se le hace a él. Ni está consciente de lo que le está pasando. Pero no fue así con los corintios.
Cuando los corintios fueron bautizados, Dios también los santificó (apartó), haciéndoles así santos 1Pedro_2:9.
“Fuisteis justificados” Al mismo tiempo de perdonar (lavar) a los corintios bautizados en Cristo Jesús, y de santificarles, también los justificó, porque siendo personas perdonadas, ya no tenían pecados. El justo no tiene pecados Romanos_5:1.
Ahora, aunque el bautismo es un acto de una sola vez, la persona hecha cristiana puede volver a pecar y estar necesitada de perdón. La sangre de Jesucristo sigue limpiándole (1Juan_1:7-9), si se arrepiente, confiesa su pecado y pide a Dios perdón (Hechos_8:22). La santificación, alcanzada en el bautismo, es el apartamiento del pecado. Ahora, si el cristiano comienza a practicar algo malo, necesita “limpiarse de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2Corintios_7:1). Cada vez que Dios le perdona, le justifica.
Lo que pasó a los corintios en su conversión sucedió en conexión con quién es el Señor Jesús, el Salvador del mundo (Juan_1:29; Juan_14:6; Juan_8:24), y lo que ha hecho por el mundo (Lucas_24:47; Efesios_1:7).
Y en conexión con la obra del Espíritu Santo, quién vino a los apóstoles a enseñarles, recordarles, y guiarles a toda la verdad del evangelio (Juan_14:26; Juan_16:13)
Así vemos que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo tienen parte en la conversión del individuo.
            La implicación es de que los corintios deben estar viviendo en conformidad a lo que Dios ha hecho por ellos (Efesios_4:1). Conforme a las misericordias de Dios Romanos 12; 1.
Pablo enfatiza la acción de Dios en hacer de los creyentes un nuevo pueblo. Los tres aspectos del trabajo de Dios son parte de nuestra salvación: nuestros pecados fueron lavados, fuimos apartados para un uso especial ("santificados") y fuimos declarados no culpables ("justificados") por nuestros pecados.
El poder de Cristo sigue siendo el mismo. Una persona no puede cambiar; pero Cristo sí puede cambiarla.  


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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