} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 26 Septiembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

martes, 26 de septiembre de 2017

26 Septiembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


Mateo 11; 28
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”

Jesús hablaba a personas que estaban tratando desesperadamente de encontrar a Dios, y tratando desesperadamente de ser buenas, pero que estaban encontrándolo imposible, y que se hallaban sumidas en el agotamiento y la desesperación.
Venid a mí…¡Sabemos lo difícil de tener audiencia con algún rey, presidente o gobernador! Pero Jesús, el Rey de reyes, invita a todos, todos los que están trabajados y cargados, no sólo con cargados con pecados y preocupaciones, sino también con leyes y tradiciones humanas, Mateo_15:1-9; Mateo_23:3-4, y yo os haré descansar; nos perdona los pecados cuando obedecemos al evangelio y nos da limpia conciencia y paz en el alma.
Para un judío ortodoxo, la religión era cosa de cargas. Jesús dijo de los escribas y los fariseos: «Atan cargas pesadas e insoportables, y se las ponen a los demás sobre los hombros» (Mateo_23:4). Para un judío, la religión era cosa de reglas interminables. Se vivía en una selva de normas que regulaban todas las situaciones de la vida. Se tenía que estar escuchando constantemente: "No hagas eso.» Hasta los rabinos se daban cuenta de eso.
Nuestro Salvador ha invitado a todos los que trabajan fuerte y están muy cargados que vayan a Él. En algunos sentidos, todos los hombres están así. Los hombres mundanos se recargan con preocupaciones estériles por la riqueza y los honores; el alegre y sensual se esfuerza en pos de los placeres; el esclavo de Satanás y sus propias lujurias es el siervo más esclavizado de la tierra. Los que trabajan duro por establecer su propia justicia, también trabajan en vano. El pecador convicto está muy cargado de culpa y terror; y el creyente tentado y afligido tiene trabajos duros y cargas. Cristo los invita a todos a que vayan a Él en pos de reposo para sus almas. Él solo da esta invitación: los hombres van a Él cuando, sintiendo su culpa y miseria, y creyendo su amor y poder para socorrer, lo buscan con oración ferviente. Así, pues, es deber e interés de los pecadores trabajados y cargados, ir a Jesucristo. Este es el llamado del evangelio: quienquiera que quiera, venga. Todos los que así van recibirán reposo como regalo de Cristo, y obtendrán paz y consuelo en su corazón.

1 Pedro 5; 7
“echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”

Mientras uno está sufriendo pruebas de fe en esta vida, y espera la exaltación prometida debe echar sobre Dios toda la ansiedad. La gramática del texto griego da a entender que se debe echar "una vez por todas". El cristiano verdadero no necesita de tranquilizantes. La razón por qué‚ el cristiano verdadero de una vez por todas echa la ansiedad sobre Dios es dada en seguida.
              El afán y la ansiedad crónicos evidencian gran falta de fe. El orgullo humano no permite que la persona dependa de otro; se confía en sí misma. Pero el humilde confía totalmente en Dios. Dios promete tener cuidado de él. Podemos leer el ejemplo de Job en el tiempo de su aflicción (Job_1:21).
Al hacernos cargo de nuestros temores, presiones y problemas diarios,   muestra que no confiamos totalmente en Dios. Requiere humildad, sin embargo, reconocer el cuidado de Dios, admitir nuestra necesidad y permitir que otros en nuestra familia nos brinden ayuda. Algunas veces pensamos que los problemas por nuestro propio pecado y necedad no le interesan a Dios. Cuando nos volvemos a Él, arrepentidos, El llevará incluso el peso de dichos problemas. El dejar que Dios se haga cargo de nuestras preocupaciones nos llama a la acción, no a la pasividad. No nos sometamos a las circunstancias, sino al Señor, quien controla las circunstancias.
La humildad preserva la paz y el orden en todas las iglesias y sociedades cristianas; el orgullo la perturba. Cuando Dios da gracia para ser humilde, también da sabiduría, fe y santidad. Ser humilde y someterse a nuestro Dios reconciliado, trae más consuelo al alma que los deleites de la soberbia y la ambición. Pero es a su debido tiempo; no en el tiempo que tú imaginas, sino en el tiempo que Dios ha establecido sabiamente. Él espera, y ¿no esperarás tú?

¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!


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