} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 25 Septiembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

lunes, 25 de septiembre de 2017

25 Septiembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


Lucas 12; 40
Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.”

No habrá señales que anuncien la segunda venida de Cristo. Las señales de Mateo_24:6-7 anunciaron la venida de la destrucción de Jerusalén. El contexto bíblico indica que la tribulación que sufrió Jerusalén en 70 E.C. prefiguró una tribulación mucho mayor. Unas tres décadas después de la destrucción de Jerusalén, se le dijo al apóstol Juan sobre una gran muchedumbre de personas de todas las naciones, tribus y pueblos: “Estos son los que salen de la gran tribulación”. (Apocalipsis 7:13, 14.) Anteriormente, el apóstol Juan había visto a “cuatro ángeles” que retenían vientos destructivos a fin de que pudiese terminar la obra de sellar a los 144.000 esclavos de Dios. Esta obra de sellar está relacionada con ‘reunir a los escogidos’, lo que, según Jesús predijo, acontecería después de la tribulación sobre la Jerusalén terrestre. (Mateo 24:31.) De acuerdo con esto, la “gran tribulación” debe venir después de reunir y sellar a los escogidos, cuando los cuatro ángeles sueltan los cuatro vientos para que soplen sobre la tierra, el mar y los árboles. (Apocalipsis 7:1-4.) El que una gran muchedumbre ‘salga de la gran tribulación’ muestra que sobreviven a ella. ¿No será que la Iglesia debe pasar la gran tribulación? El arrebatamiento de la Iglesia de Cristo muy bien pudiera producirse Mateo 24; 21-22 por causa de los escogidos acortando los días para ese rapto; inmediatamente después la Ira de Dios caería sobre el resto de la humanidad, a excepción de los 144 mil judíos que sobre ellos estaría la protección de Dios sellados. Me parece muy ligth que la iglesia no pase las dos tribulaciones. Sea como sea debemos alimentarnos espiritualmente para estar fortalecidos por el Espíritu Santo. Porque si llega la hora de pasar, como creo, por esas tribulaciones, muchos que creyeron en la enseñanza fácil y sin sufrimiento, van a recibir un fuerte desengaño y entonces muchos apostataran de la fe.
 La expresión similar de Hechos 7:9, 10 confirma esta idea: “Dios estaba con él [José], y lo libró de todas sus tribulaciones”. El decir que se libró a José de todas sus tribulaciones no solo significaba que se le ayudó a aguantarlas, sino también que sobrevivió a las aflicciones que experimentó.

            Jesús dice que “el Hijo del Hombre vendrá”. No creo podamos entender la confusión en la mente de los apóstoles al oír estas palabras. Ellos no podían creer que iba a salir. No podían comprender que Él iba a morir y volver al Padre. Sin embargo, cuando Jesús ascendió al cielo en presencia de los apóstoles, dos ángeles les dijeron, “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos_1:9-11).
Cristo es nuestro Maestro, y nosotros Sus siervos; no sólo siervos que trabajan, sino siervos que esperan. Debemos ser como hombres que esperan a su señor, que se sientan a esperar mientras él sigue afuera, preparados para recibirlo. En esto alude Cristo a su ascensión al cielo, su venida para reunir junto a Él su pueblo por la muerte, y segunda venida a juzgar al mundo. No tenemos certeza de la hora de su venida; por tanto, debemos estar siempre preparados. Si los hombres cuidan diligentes sus casas, seamos nosotros igualmente sabios con nuestras almas. Por tanto, estad vosotros preparados también; velando como lo haría el buen padre de familia si supiera a qué hora viene el ladrón.
La venida de Cristo en un tiempo inesperado no es una trampa ni un truco mediante el que Dios espera sorprendernos. Es más, Dios retarda su venida de manera que tengamos una mejor oportunidad para seguirle (2Pedro_3:9). Durante este tiempo, antes de su regreso, tenemos la oportunidad de vivir mostrando nuestras creencias y reflejando el amor de Jesús a medida que nos relacionamos con otros.
Las personas preparadas para la venida de su Señor:   no son hipócritas, sino sinceras no son temerosas, sino dispuestas a testificar;  no viven ansiosas, sino confían;  no son ambiciosas, sino generosas;  no son haraganas, sino diligentes. Hagamos que nuestra vida se parezca más a la de Cristo, de manera que cuando El venga estemos preparados para recibirle con gozo.

Este pasaje enseña que el conocimiento y el privilegio siempre conllevan responsabilidad. El pecado es doblemente pecaminoso en una persona que sabe lo que se hace; el fracaso es doblemente culpable en el que ha tenido la oportunidad de hacer las cosas bien.

Amos 4; 12
Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel.”

Amós pone delante de su pueblo la vida y la muerte: la elección es de ellos; han llegado al momento decisivo.
Sin importar la forma en la que Dios le advirtió al pueblo, por medio del hambre, la sequía, las plagas, las langostas y la guerra, todavía seguían ignorándolo. Como los israelitas se negaban a recibir el mensaje de Dios, tendrían que vérselas con El cara a cara en el juicio. Ya no pasarían más por alto a Dios; tendrían que enfrentarse al Único que rechazaron, al que no quisieron obedecer cuando les ordenó que cuidaran a los pobres. Como Israel no había retornado a Dios, éste se llegaría a ellos en juicio. Se trata de una advertencia solemne. Dios está casi por infligirte el último y peor juicio, la misma extinción de tu nacionalidad; considera, pues, qué preparación puedes tú hacer para encontrarte con él como enemigo tuyo (Jeremias_46:14; Lucas_14:31-32). Pero como seria locura pensar en tal cosa (Isaías_27:4; Ezequiel_22:14; Hebreos_10:31), mira qué se puede hacer por medio del arrepentimiento para mitigar la severidad del inminente juicio (Isaías_27:5; 1Corintios_11:31)
Algún día cada uno nos enfrentaremos a Dios cara a cara para rendir cuentas de lo que hemos hecho o de lo que nos hemos negado a hacer. ¿Estamos preparados para estar delante de Él?


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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