1Tesalonicenses 1;
9-10
“porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos
recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios
vivo y verdadero”
Para los que nunca
creyeron en los ídolos no es fácil apreciar este cambio del cual Pablo
habla. Cuando doy testimonio público de
mi conversión, de como Dios me quitó la venda para ver un tosco trozo de tronco
como soporte de una cabeza y manos bien logrados, en esos momentos expongo, lo
que produjo la idolatría en mi vida hasta los 20 años, y como las imágenes te absorben la mente con su poder satánico; te
vuelven como ellas, sordo, mudo, ciego e inmóvil espiritualmente. Hablo sobre
mi experiencia vivida dentro de una religión idólatra, la católica romana, que
utiliza las medias verdades como cebo para que “sus fieles” se traguen la gran
mentira, para perdición de sus almas. Tal vez sea intransigente con todo lo que
tiene que ver con esa religión, pero con ello no quiero atacar a sus seguidores;
les hablo directo, sin paños calientes, para que abran los ojos y despierten
del sopor. Si aquellos que me critican, hubieran pasado por el engaño que
viví…tal vez lo entenderían; o tal vez no. Aquellos que os nacieron los dientes
en el Evangelio, tenéis una gran ventaja, pero desconocéis el poder
sobrenatural que actuó en la vida de aquellos, que como a mí, nos liberó de la
idolatría. Por eso nosotros podemos hablar desde la experiencia, vosotros sólo opináis
y juzgáis de lo que desconocéis. Dejémoslo
ahí y que sea el Espíritu Santo quien ponga orden donde sea necesario.
Los tesalonicenses y otros
idólatras (antaño yo era uno de ellos), habían creído desde la niñez que el
ídolo sí es algo, que tiene poder, y el culto a los ídolos afectaba toda su
vida.
A mí sí me afectó, y mucho. Lo más angustioso era el tormento en mi
mente, cuando me arrepentí de mi pasado, y comenzaba a cambiar mi relación con
Dios a través de Su Hijo Jesucristo. Sé que en mis fuerzas no podría haber
superado aquella atracción hacia las imágenes. Dios obró y está obrando en mi
vida, para superar las trabas que me ponen en el camino, para cultivar la
paciencia.
Por eso, algunos dijeron,
“Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá” (Hechos_17:6), porque la conversión de esta gente
causó una revolución en su vida, como también en la de sus familiares y amigos.
(Mi familia romanista, fue la que más me reprochó el abandonar una
carrera segura y de futuro como sacerdote Paúl. Quizás por eso cerró su corazón
al Evangelio de Cristo, aunque usó todos los chantajes para que volviera según
ella al “buen camino”. Al final la situación fue insoportable y tuve que salir,
con lo puesto, las manos vacías y dolor en el corazón porque no entendía, entonces,
como eran tan incrédulos. Al mismo tiempo una paz y un gozo interior
indescriptible por seguir a Jesús, me llevó a componer una poesía, que en la
actualidad estoy poniendo música, para alabar y dar gracias a Dios)
La palabra convertirse viene de EPISTREPHO, volver: “De cierto
os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino
de los cielos” (Mateo_18:3); “Y le vieron todos
los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor” (Hechos_9:35); “Y la mano del Señor estaba con ellos, y
gran número creyó y se convirtió al Señor” (Hechos_11:21);
“Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a
vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo”
(Hechos_14:15);
“para que abras sus ojos, para que se
conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para
que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los
santificados” (Hechos_26:18).
¡Qué contraste tan significativo entre “los ídolos” muertos
abandonados por los tesalonicenses y el “Dios vivo y verdadero” a quien se
habían convertido! En esto se ve el gran poder del evangelio (Romanos_1:16). El Dios vivo es el Dios verdadero,
pero los ídolos muertos son una mentira. “Ya que cambiaron la verdad de
Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al
Creador, el cual es bendito por los siglos” (Romanos_1:25);
“un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios” (1Corintios_8:4).
¿Con qué propósito se
convirtieron los tesalonicenses? Se convirtieron de los ídolos para servir
al Dios vivo y verdadero. Algunos necesitaban concentrarse en la palabra servir
(2Tesalonicenses_3:6-10).
Hermano
en la fe de Cristo, no te importe lo que piensen los hombres de ti, preocúpate
de perseverar en la obediencia y fidelidad a la Palabra de Dios en la Biblia, y
deja todo lo demás en las manos de Dios. Él es Soberano, y está al control de
tu vida. El Señor hará Su obra en ti. Sírvele por amor.
¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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