1 Timoteo 6; 7
“porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos
sacar”.
La verdad enseñada en este versículo es el motivo que tenemos para que
estemos contentos al llevar una vida de piedad.
Prestemos atención a
la preposición griega que se emplea en esta frase: eis (en, a, para).
Indica moción hacia adelante. Literalmente dice el texto griego, "Pues
nada trajimos a este mundo"; es decir, al entrar en él. Lo contrario de
esto se expresa en la frase que sigue: "porque nada podemos sacar de
(él)". Al entrar en el mundo, y al salir de él, no llevamos nada.
¿Por qué no estar
contentos, si no trajimos nada de bienes materiales y temporales al entrar
nosotros en este mundo? Tenemos la respuesta en Job_1:21;
Eclesiastés_5:15, Salmo_49:17.
El texto griego
empieza la frase, usando la palabra hote, que
puede traducirse "porque". Por eso algunos entienden que la frase
dice esto: "porque tampoco podemos sacar nada". Si es así, se da la
razón por qué no trajimos nada a este mundo al entrar en él; es porque de él no
podemos sacar nada.
Si hubiéramos
necesitado traer bienes materiales con nosotros al entrar en este mundo, dichos
bienes no serían separados de nosotros al salir de él. Si nada sacamos de este
mundo, ¿para qué traer cosas al entrar en él?
Tales cosas
(exceptuando comida y ropa) no son esenciales, y no producen en sí
contentamiento. No son verdadera ganancia.
Entramos en este
mundo desnudos, porque así saldremos. Son pocas las cosas necesarias para una
estadía corta en él. Ocupándonos en la piedad con contentamiento, hallamos gran
ganancia. Por otra parte, convertir la
piedad en ganancia material es expresar vanidad e ignorancia.
Si en esta vida Dios
nos da poco o mucho, es para que seamos probados en cuanto a nuestra
administración de ello.
Sólo hay dos cosas
que uno pueda llevar a Dios. Puede, y debe, llevarse a sí mismo; y, por tanto,
su gran tarea es edificarse a sí mismo y llevarse sin vergüenza a Dios. Puede,
y debe, llevar esa relación con Dios en la que ha entrado en los días de su
vida. Ya hemos visto que el secreto de la felicidad está en las relaciones
personales, y la más importante de todas las relaciones personales es la que
tenemos con Dios. Y la cosa suprema que uno puede llevar consigo es la
convicción inquebrantable de que va a Uno que es el Amigo y el Amante de su
alma.
El contentamiento
viene cuando nos desmarcamos de la esclavitud de las cosas, cuando encontramos
nuestra riqueza en el amor y en la comunión con nuestros semejantes, y cuando
nos damos cuenta de que nuestra más preciosa posesión es nuestra amistad con
Dios, hecha posible por medio de Jesucristo.
Colosenses 1; 23
si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin
moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en
toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho
ministro
Pero ¿por qué hablar de "si en verdad permanecéis" y de
"sin moveros" si es imposible caer de la gracia? Pues había mucho
peligro de que algunos de ellos se dejaran llevar por "la filosofía y
huecas sutilezas" de los falsos maestros.
En Hechos capítulos 13-28; Romanos_10:18; Mateo_24:14 dice que el evangelio había
de ser predicado "a todas las naciones" antes del "fin. El
evangelio fue predicado en toda la creación en el primer siglo antes del año 63
d.C. sin las muchas ventajas que tenemos ahora: p. ej., medios de comunicación
excelentes, tales como el teléfono, el telégrafo, la radio, la televisión, internet,
redes sociales, como también medios excelentes de transporte, tales como el
automóvil (y autopistas), el avión, y hasta el vehículo espacial. ¿Cómo se
explica la evangelización del mundo en el primer siglo? La respuesta es fácil:
los cristianos tenían celo de Dios, eran fervientes en espíritu, y amaban las
almas perdidas. "Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes
anunciando el evangelio" (Hechos_8:4); hoy
en día los cristianos viajan mucho, van "por todas partes", pero
¿para anunciar el evangelio? o ¿solamente para visitar otros pueblos, estados y
países para pasearse y divertirse?
Colosenses_1:23 y Romanos_10:18
declaran que el evangelio fue predicado a todas las naciones en el
primer siglo y para cumplir esta tarea ni los apóstoles ni los otros
evangelistas establecieron "iglesias patrocinadoras" u otras
sociedades misioneras. La iglesia de Cristo es la única organización
establecida por la sabiduría divina para evangelizar al mundo. Todas las demás
han sido establecidas por la sabiduría humana.
Algunos hermanos
creen, y han afirmado, que no es posible que la Gran Comisión (Mateo_28:19; Marcos_16:15) se lleve a cabo en nuestro
tiempo sin la "cooperación" de las iglesias. Lo que practican no es
la cooperación, sino la centralización,
pues se establece una "iglesia patrocinadora" (una iglesia central) y
se invita a todas las iglesias de Cristo a enviarle fondos, para que sus
"ancianos" ("ancianos patrocinadores") se encarguen de la
obra de las iglesias que contribuyan con su esfuerzo.
Los "ancianos
patrocinadores" escogen predicadores y otro personal que serán sostenidos
por estos fondos centralizados bajo su dirección, organizan
"campañas" de evangelización, programas de radio y televisión, la
distribución de literatura, y muchos otros proyectos semejantes.
Pero Pablo dice (1Timoteo_3:15) que la iglesia misma es "columna y
baluarte de la verdad". Acerca de la iglesia de Tesalónica Pablo dice,
"Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor"
(1Tesalonicenses_1:8), y de la iglesia de Roma
dice, "vuestra fe se divulga por todo el mundo" (Romanos_1:8).
La iglesia local debe
ayudar a los evangelistas según su capacidad, pues Pablo dice a los filipenses,
"aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades"
(Filipenses_4:16). Dos o más iglesias cooperaban
para sostener a Pablo, pues recibió salario de iglesias para predicar en
Corinto (2Corintios_11:8). Entonces, ¿pueden las
iglesias cooperar ahora en la obra de evangelización? Claro que sí,
porque dos o más iglesias pueden enviar a cierto predicador para que él pueda
dedicarse a la obra, pero las iglesias no deben enviar dinero a una
"iglesia central" ("iglesia patrocinadora"), para que ésta
se encargue de supervisar la obra y administrar los fondos de muchas iglesias.
Esta práctica se basa en el plan de las iglesias sectarias.
Las iglesias de
Cristo del primer siglo no tenían "misioneros médicos". Los apóstoles
y otros evangelistas del primer siglo siguieron el patrón divino, simplemente
predicando el evangelio a la gente. No sanaban enfermos como medio de
evangelización, sino para confirmar el evangelio (Marcos_16:20;
Hechos_14:3; Hebreos_2:3-4). Los "misioneros médicos"
promueven otro "evangelio", un "evangelio" diferente; es
decir, promueven el "evangelio social", que ofrece alimentos, ropa,
atención médica y otros beneficios, diciendo que están sirviendo al
"hombre entero" (no sólo el alma, sino el cuerpo también). Cristo,
sin embargo, no ha autorizado el "evangelio social". Cada cristiano
ayuda al prójimo según pueda (Gálatas_6:10),
pero la obra de la iglesia local es la edificación, el evangelismo y la
benevolencia para santos necesitados.
En cuanto a la
evangelización del mundo en nuestra época, el principal problema es la
indiferencia de muchos en la iglesia (Apocalipsis_3:15-16).
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor
Jesús!
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