} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 1 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

domingo, 1 de octubre de 2017

1 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


Hebreos 1; 3
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

  El libro de Hebreos relaciona el poder salvador de Dios con su poder creador. En otras palabras, el poder que le dio existencia al universo e hizo que se mantuviera funcionando es el mismo poder que quita nuestros pecados. Como es la refulgencia del sol para el sol, así es el Hijo de Dios para Dios. Así es que vemos al Padre por el Hijo. El Hijo da a conocer al Padre. Esta referencia es al Hijo encarnado. Nadie encarnado ve al Padre. 
Esta palabra griega se refería tanto al instrumento para estampar, sellar o marcar como a lo estampado. La palabra jupostaseos significa "esencia, sustancia, naturaleza interior". El Hijo, aunque distinto en persona, es uno con Él (Juan_10:30), siendo el Hijo la perfecta representación de la esencia o sustancia del Padre. No puede haber atribución de la divinidad de Jesús más distinta que la de estas palabras. Declaran su poder infinito; declaran su omnipotencia. Con la palabra Jesús mandó al mundo físico (Mateo_8:26-27) y al mundo de demonios (Mateo_8:16). Sanó a enfermos con la palabra y levantó a muertos (Juan_11:43), cambiando así las leyes "naturales" de las cuales Él mismo es el Autor. Cristo por su sangre hizo posible nuestro perdón de los pecados. Cuán erróneo es pensar que Dios no pueda perdonarnos. No hay pecado demasiado grande que el Rey del universo no pueda quitar. Dios puede perdonar y nos perdonará cuando nos acercamos a Él por medio de su Hijo.
 Vemos tres participios (en el griego) en este versículo, que son: siendo, sustenta, habiendo efectuado. Ahora resta declarar que Él reina. ¡Cuán grandes estas verdades que aquí son declaradas acerca del Hijo de Dios! Habiendo llevado a cabo el gran plan de redención de Dios, Cristo ¡se sentó! La frase "a la diestra" significa el lugar más exaltado de honor y autoridad, significa que se terminó la obra. El sacrificio de Cristo fue terminante.
Isaías 53; 5
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

¿Cómo podía una persona del Antiguo Testamento entender la idea de Cristo muriendo por nuestras culpas, en realidad cargando con el castigo que merecíamos? Los sacrificios sugerían esta idea, pero una cosa es matar a un cordero y otra muy distinta es pensar en el Siervo escogido de Dios ocupando el lugar del cordero. Pero Dios descorría a un costado la cortina del tiempo para permitir que la gente de la época de Isaías mirara más adelante hacia el sufrimiento del futuro Mesías y el perdón resultante que quedaría al alcance de toda la humanidad.
En estos versículos hay un relato de los sufrimientos de Cristo; también del propósito de sus sufrimientos. Fue por nuestros pecados y en nuestro lugar que nuestro Señor Jesús sufrió. Todos hemos pecado y caído de la gloria de Dios. Los pecadores tienen su pecado favorito, su propio mal camino que aprecian. Nuestros pecados merecen todas los castigos y dolores, hasta los más severos.
Somos salvados de la ruina a la cual nos obligamos por el pecado, cuando echamos sobre Cristo nuestros pecados. Esta expiación iba a ser hecha por nuestros pecados. Este es el único camino de salvación. Nuestros pecados fueron las espinas en la cabeza de Cristo, los clavos en sus manos y pies, la lanza en su costado. Fue entregado a la muerte por nuestras ofensas. Por sus sufrimientos adquirió para nosotros el Espíritu y la gracia de Dios para mortificar nuestras corrupciones, que son las aberraciones de nuestra alma. Bien podemos soportar nuestros sufrimientos más leves, porque Él nos ha enseñado a estimar todas las cosas como pérdida por amor a Él y a amar al que nos amó primero.


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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